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Iker Casillas zanja el debate y firma la reconciliación con el Bernabéu
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CON DOS PARADAS EN MOMENTOS CLAVE

Iker Casillas zanja el debate y firma la reconciliación con el Bernabéu

Iker Casillas notó cómo la aspereza del Bernabéu se transformaba en suavidad con un par de oportunas intervenciones que transformaron los silbidos en ovación

Foto: Iker Casillas celebra uno de los goles marcados al FC Barcelona (Efe).
Iker Casillas celebra uno de los goles marcados al FC Barcelona (Efe).

El Clásico es un desmesurado escenario que se llena de actores con el sonido del pitido inicial. Cuajado de jugadores, dentro del movimiento coral los errores pesan pero no tanto si un compañero te da el pie necesario para continuar interpretando el papel asignado por el técnico. Más compleja se antoja la tarea del que se enfrenta a las tablas en la más absoluta soledad. Todos los ojos se centran en la figura del jugador que es el primero que ataca y el último que defiende. Nada se escapa a la mirada inquisitoria del público que juzga la representación de los porteros. Y este sábado Iker Casillas notó cómo la aspereza del Santiago Bernabéu se transformaba en suavidad con dos intervenciones que evocaron tiempos pasados y desterrados al olvido. En un partido capaz de lo mejor y lo peor como es el Clásico, el capitán blanco se quedó con la primera parte.

De un tiempo a esta parte, los partidos se habían transformado en veredictos para Casillas. Por ello, en su caso la importancia del Clásico tenía especial peso: noventa minutos en los que podía dar razones a sus detractores para no cambiar de opinión o para reconciliarse con él. Y este segundo supuesto fue el que se hizo real. El Barcelona no puso en demasiados apuros al capitán del Real Madrid y cuando sucedió, el Bernabéu volvió a ver al Casillas de siempre. Dos intervenciones en un par de momentos clave, esos que marcan el devenir de un partido, los mismos que te noquean o te ponen una inyección de moral.

Lo lógico sería empezar por el principio. Cuatro minutos después de escuchar a Gil Manzano señalar el inicio del partido, Neymar puso al Real Madrid contra las cuerdas. El brasileño no encontró oposición alguna en la frontal del área y clavó el balón en la base del palo. Nada pudo hacer Iker Casillas ante un disparo tan ajustado como el del delantero azulgrana. El gol no sólo obligaba a su equipo a reaccionar para remontar sino que acababa con la posibilidad de firmar su mejor racha desde 2009 cuando mantuvo la portería a cero durante cuatro partidos consecutivos. A pesar de ello, conviene recordar que el madrileño sólo ha encajado un tanto ante Athletic, Levante, Liverpool y Barcelona.

La jugada del gol azulgrana unida a un fallo con los pies al comenzar una jugada provocó algunos silbidos que acabarían transformándose en una ovación. Y para recibirla dio dos razones salvadoras. La primera llegó cuando el Barcelona aún mandaba en el marcador. En una contra liderada por Luis Suárez, el uruguayo centró desde la derecha para servir el balón a Leo Messi. Entre el argentino y la portería surgió un Iker Casillas que sacó a relucir los reflejos que le han encumbrado; despejó a córner el disparo a bocajarro del ‘diez’ azulgrana de forma inexplicable. Inmediatamente después Cristiano dibujaría el empate en el luminoso del Santiago Bernabéu.

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El orden de los factores no alteró el producto en la segunda parte. En el minuto 50, Pepe cabeceó el que sería el segundo gol del Real Madrid. Los blancos rompían el empate, pero un tanto de distancia no era renta suficiente. Conscientes de ello, los hombres de Ancelotti hicieron de la defensa su arma más peligrosa. Mathieu quiso ponerla a prueba con un zurdazo cargado de dureza y potencia. La trayectoria del balón tenía como final de trayecto las redes blancas, pero se encontró con un Iker Casillas que volaba sin motor despejando el peligro y devolviendo la respiración a los aficionados que llenaban el Santiago Bernabéu. En el sonido ambiente no se escucharon más silbidos, sólo aplausos de reconocimiento al buen trabajo, de reconciliación.

No fueron las únicas muestras de gratitud que recibió el capitán del Real Madrid. Con el partido terminado, Emilio Butragueño alabó la actuación del internacional español: “Estuvo brillante y nos mantuvo en el partido, sin duda”. Una opinión que también compartía Sergio Ramos a pie de campo. Ante los micrófonos de Canal Plus reconoció que no le sorprende “las paradas que ha hecho Casillas, él tiene estas cosas y una vez más lo ha demostrado. Para nosotros es una garantía”.

El Clásico es un desmesurado escenario que se llena de actores con el sonido del pitido inicial. Cuajado de jugadores, dentro del movimiento coral los errores pesan pero no tanto si un compañero te da el pie necesario para continuar interpretando el papel asignado por el técnico. Más compleja se antoja la tarea del que se enfrenta a las tablas en la más absoluta soledad. Todos los ojos se centran en la figura del jugador que es el primero que ataca y el último que defiende. Nada se escapa a la mirada inquisitoria del público que juzga la representación de los porteros. Y este sábado Iker Casillas notó cómo la aspereza del Santiago Bernabéu se transformaba en suavidad con dos intervenciones que evocaron tiempos pasados y desterrados al olvido. En un partido capaz de lo mejor y lo peor como es el Clásico, el capitán blanco se quedó con la primera parte.

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