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Se despide Franck Ribéry, el jugador que perdió el Balón de Oro por "motivos políticos"
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SE RETIRA EN LA SALERNITANA

Se despide Franck Ribéry, el jugador que perdió el Balón de Oro por "motivos políticos"

Estuvo cerca de hacerse con el galardón en 2013, pero fue Leo Messi el que finalmente lo ganó. Llegó como un semidesconocido al Bayern de Múnich y se fue como un ídolo

Foto: Ribéry se despide de los aficionados en su último partido. (EFE/Massimo Pica)
Ribéry se despide de los aficionados en su último partido. (EFE/Massimo Pica)

"En 2013, merecí el Balón de Oro. Fue una decisión política". La declaración podría ser perfectamente de Cristiano Ronaldo, acostumbrado a monopolizar el premio junto a Leo Messi durante la última década. Sin embargo, fue Franck Ribéry el que pronunció esas palabras. El francés no comprendió por qué el portugués fue el vencedor cuando él había ganado el triplete con el Bayern de Múnich. Ya se veía con el premio en las manos, pero el galardón viajó a Madrid.

Se retiró Ribéry; se despidió uno de los mejores extremos del presente siglo. Quizá uno de los primeros, y mejores, en entender el nuevo paradigma. El galo jugaba a las mil maravillas a pierna cambiada cuando parecía una ofensa hacia los hoy desaparecidos extremos puros. Junto a Arjen Robben, jugador de características similares, formaron un binomio temible en Europa.

Su carrera comenzó en Francia, pero fue en Alemania donde pasó sus mejores años, 12 concretamente. En Múnich reivindicó que, con representantes como él, el eje franco-alemán está más presente que nunca. Jamás se sintió Ribéry tan cómodo como en el Bayern, al que llegó como un semidesconocido y del que se fue como un ídolo.

placeholder Ribéry y Robben fueron dos buenos socios sobre el campo. (Reuters/Christian Hartmann)
Ribéry y Robben fueron dos buenos socios sobre el campo. (Reuters/Christian Hartmann)

La generosidad con Alaba

La carrera de Ribéry ha estado llena de éxitos: 9 Bundesliga, una Champions, una Supercopa de Europa, un Mundial de clubes… A veces, sin embargo, lo más importante es ser buena persona. "Él es como mi hermano mayor. Es muy importante cuando eres joven y un gran jugador como él se acerca a ti y te dice: 'Ven a mi lado en el vestuario'. Aprendí de él que había que tener hambre". Las palabras son de David Alaba.

El central del Madrid nunca olvidará la generosidad del francés cuando recién llegó al primer equipo. Además de jugar con los mayores, los lujos son otro de los deseos de los futbolistas cuando la popularidad llama a su puerta. Alaba no era ajeno a eso y se fijaba en el reloj de Ribéry. Y en su Ferrari.

Esas miradas derivaron en una nueva enseñanza. A esas edades, ese tipo de consejos son inolvidables. Los buenos maestros son más que necesarios en las etapas de formación. "Alaba tenía 16 años. Lo llevé a mi casa a almorzar y lo animé. Un día vio mi Ferrari y mi reloj en mi muñeca. Lo reté y le dije que no los mirara; que solo pensara en mejorar y esforzarse en el campo. Más tarde vendría el resto. David lo ha logrado y ahora me lo agradece".

placeholder Ribéry besa un trofeo ante la expectación de sus compañeros. (Reuters/Vincent West)
Ribéry besa un trofeo ante la expectación de sus compañeros. (Reuters/Vincent West)

Los fantasmas del Balón de Oro

Esa es la cara más alegre de un Ribéry que siempre buscó fantasmas en aquel Balón de Oro. "Ampliar la votación por el título fue una vergüenza", expresó el francés. El acto de sensatez hubiera sido reconocer que aquel fue uno de los mejores años de Cristiano. El portugués estuvo, por primera vez en casi un lustro, mejor que Leo Messi.

Tenía 36 años, pero aún le quedaba fútbol. Ya conocía bastante Alemania y Francia, así que tocaba cambiar el rumbo y elegir algún lugar desconocido. Florencia le pareció una opción atractiva y allí se fue. Llegaba el momento de dar las últimas carreras; los regates que quedarán para el recuerdo. Cuando uno dice que se va, ya se ha ido, pero eso no estaba entre los planes de Ribéry.

La rodilla lo respetó menos de lo que merecía y en la Salernitana ha puesto el punto y final a su carrera. Ahora integrará el cuerpo técnico del equipo italiano, porque el fútbol genera un vicio difícilmente modificable. Verá los toros desde la barrera, pero con la opinión de uno que ha toreado bien.

"En 2013, merecí el Balón de Oro. Fue una decisión política". La declaración podría ser perfectamente de Cristiano Ronaldo, acostumbrado a monopolizar el premio junto a Leo Messi durante la última década. Sin embargo, fue Franck Ribéry el que pronunció esas palabras. El francés no comprendió por qué el portugués fue el vencedor cuando él había ganado el triplete con el Bayern de Múnich. Ya se veía con el premio en las manos, pero el galardón viajó a Madrid.

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