El Sevilla apela a su historia y saca un empate valiosísimo de Old Trafford (2-2)

No hace mucho que aficionados sevillanos se desplazaron a Manchester para ver a un equipo de la ciudad. Hace tres semanas fue el Betis y hoy fue el Sevilla. Ambas ciudades son radicalmente opuestas por varios factores que no serán detallados, aunque el clima y la alegría sean los principales. Si aquella vez los verdiblancos salieron cabizbajos de Old Trafford, en esta ocasión parecía que serían los rojiblancos. Nada de eso. El Sevilla apeló a su historia para conseguir un empate muy valioso ante el United (2-2).

El fútbol es algo tan ilógico e inexplicable que es difícil argumentar cómo el Sevilla está en los cuartos de final de la segunda competición continental a la vez que pelea por evitar el descenso. La respuesta quizá sea que la plantilla tiene un nivel superior al que está mostrando en Liga, aunque ahora sean fáciles los reproches. Lo cierto es que es el Manchester United el que vive un estado de forma superlativo. Por eso pueden acabar con la ilusión de los españoles en la Europa League. Curiosamente, todo ha ido mejor desde que se marchó Cristiano Ronaldo.

Una de las sorpresas fue la ausencia de Weghorst, que fue un dolor de muelas para el Betis. Lo mismo pueden decir los argentinos, a los que les empató en el descuento con una jugada propia del potrero. La picardía, por tanto, no entiende de razas ni de religiones. En esta ocasión, el más listo de la clase fue Sabitzer, que con un doblete que noqueó al Sevilla, que había empezado bien el partido. La historia no se compra (que se lo digan al PSG); por algo los sevillistas son hexacampeones de la Europa League. Así llegó un empate que deja la eliminatoria muy abierta.

La gestión de Monchi

Si hay alguien que ha sido clave en la historia moderna del Sevilla, ese es Monchi. Es compatible dedicarle todos los halagos del mundo por convertir al club en una referencia en Europa y también achacarle la nefasta planificación que ha realizado esta temporada. Que sigan vivos en la Europa League es un milagro, más aún después de las eliminatorias ante el PSV y el Fenerbahçe. En esta ocasión, dieron la talla como han acostumbrado siempre en su competición fetiche.

Por mucho que el Sevilla tenga seis Europa League en sus vitrinas la diferencia en el campo fue abismal. El Manchester tuvo una marcha más porque la Premier también la tiene, tanto a nivel deportivo como económico. No es cuestión de ponerse a imaginar otros escenarios. LaLiga es una competición de segunda como demuestra el paupérrimo nivel de los equipos y del arbitraje. Es un disparo al pie constante. Hay poco que hacer frente a los clubes ingleses, salvo que seas el Real Madrid y el partido sea de Copa de Europa. Y salvo que seas el Sevilla y sea la Europa League. Así llegó un empate que no hizo justicia, pero el fútbol nunca entiende de eso.

Las diferencias con Sampaoli

El Sevilla de Mendilibar es diferente al de Sampaoli porque se remite al pragmatismo, y no a inventos más propios del Profesor Bacterio que de un entrenador de fútbol. En Manchester se vio una buena versión de los sevillistas, que casi vieron como se redujo la ventaja al final de la primera mitad. Pero emergió De Gea para evitar el gol de Nianzou. Es sorprendente ver qué nivel tiene el madrileño con su club y cuál es el que siempre ha tenido con la Selección.

La buena noticia es que los ingleses no aumentaron la diferencia y que el Sevilla esperó su oportunidad. Luego redujo la ventaja gracias al tanto en propia de Malacia y empató gracias al autogol de Maguire. Al sevillismo todavía les queda rezar para que haya milagro en la capital de Andalucía. Eso sí, más les vale pedir a cualquier divinidad que les ayude en la pelea por la permanencia que en la lucha por la Europa League. Es todo cuestión de mera supervivencia.