Un gran torneo sin Sergio Ramos: esto es lo que pierde la Selección sin su capitán
La ausencia del jugador del Real Madrid en la lista definitiva de Luis Enrique supone un impacto directo para la débil defensa de la selección nacional
La ausencia de Sergio Ramos en la lista definitiva de Luis Enrique para la Eurocopa del próximo mes de junio ha alterado por completo la línea defensiva de la selección española. En un conjunto que padece una preocupante falta de calidad individual en todos sus sectores, la baja del andaluz supone un nuevo problema excepcional añadido: jugar un gran torneo donde la jerarquía pesa toneladas cuando aparecen las dudas sin tu capitán general.
El vacío de poder que traza su caída en un grupo necesitado de referentes es una llamada a la acción a futbolistas de la talla de Koke Resurección, Sergio Busquets, Thiago Alcántara y Jordi Alba y, de paso, abre de par en par la puerta para que otros citados den un paso al frente. Liderazgo en defensa, seguridad aérea, salida de balón pulcra, personalidad arrolladora y un recurso ofensivo tan imprevisible para los rivales como para sus propios compañeros. Todo eso, entre otras virtudes, pierde España para este verano.
El desplome de Sergio Ramos en 2021, donde solo ha jugado 305 minutos repartidos en cuatro partidos, es un contratiempo morrocotudo para Luis Enrique. El capitán preparó su mente y cuerpo a consciencia para llegar como un tiro al torneo más importante del año hasta el punto de dejar al Real Madrid en un segundo plano. Incluso forzó su delicado físico con el objetivo de jugar la Eurocopa. En pocos meses, su plan se ha derrumbado como un castillo de naipes. Y con una renovación de por medio donde pierde fuelle en la báscula negociadora. El panorama no resulta muy halagüeño para un futbolista de 35 años. Pero no se engañen: la situación de Ramos también significa un golpe certero al mentón del combinado nacional.
Un boquete en la escala jerárquica
Si la defensa blanca se organizaba a través de los silbidos del camero hasta la consolidación de la dupla Éder Militao-Nacho Fernández, el caso de España no muy es diferente. Es Ramos quien estructura la empalizada de 'La Roja' y manda en una línea que se coloca en el centro del campo. Es Ramos quien asume los mayores riesgos en salida de balón para generar ventajas en los primeros pases y que, más tarde, se transformarán en situaciones peligrosas en el último tercio. Son pases tensos y verticales. Desplazamientos de balón en largo. Cambios de orientación. Conducciones que atraen rivales y dividen la presión adversaria. La construcción es territorio del camero. Ahora es un páramo desierto a la espera de que otros puedan poblarlo.
Esto podría ser anecdótico en un equipo perfectamente engrasado con jugadores experimentados en todas sus líneas. Un problema serio que un grupo de futbolistas afianzados y conocedores de lo que conlleva representar a España en un torneo internacional convertiría en un escollo a superar. No obstante, ese no es el escenario que se va a encontrar el combinado nacional este verano. Más bien al contrario. Hay un boquete en el escalafón de rangos entre los centrales escogidos.
Eric García (20 años), Pau Torres (24 años), Diego Llorente (27 años) y Aymeric Laporte (26 años) nunca ninguno de ellos ha disputado un torneo internacional con la selección absoluta española. En este sentido, César Azpilicueta (31 años) es el único zaguero con sabiduría competitiva en dos Mundiales, dos Copas Confederaciones y una Eurocopa (323 minutos). Y ha entrado en la última convocatoria; sin tiempo para ganarse su sitio. Quién sabe si para probar una zaga de tres o apuntalar el lateral.
España pierde a su máximo goleador
Asimismo, la personalidad apabullante de Sergio Ramos no tiene un impacto directo solo en sus atribuciones puramente defensivas. Su influencia (excesiva) no termina en la consecución de los primeros pases. El camero es un recurso ofensivo de primer orden cuando la épica demanda protagonistas. Y cuando no, también. Saques de esquina, faltas colgadas al corazón del área, faltas directas, penas máximas, acciones a balón parado...el ramillete de momentos en los que el central del Real Madrid ha aparecido para brindarle la victoria a su equipo en momentos límite es ampliamente conocido por todos.
La aportación goleadora del central andaluz no es un recurso que se deba pasar por alto. Especialmente en una selección donde el gol brilla por su ausencia y en la que el baile de delanteros es una constante fuente de debates desde tiempos ancestrales. Con 23 tantos tras el último anotado ante Kosovo en La Cartuja de Sevilla, Sergio Ramos se aupó al puesto de noveno máximo goleador histórico de la selección española junto a Julio Salinas. O dicho de otro modo, acumula más goles con España que Álvaro Morata (19). Nadie de los citados por Luis Enrique suma más tantos que él.
¿Quién ascenderá a la cúspide defensiva de esta selección con tantas dudas? ¿Quién podrá ocupar el lugar que Luis Enrique tenía reservado para Ramos hasta hace pocos días? ¿Será un grupo inmaduro e inexperto capaz de subsanar la baja de su capitán? Los múltiples interrogantes que maneja el combinado nacional a tres semanas de empezar la Eurocopa solo hacen que aumentar. A la espera de que los amistosos del 4 de junio ante Portugal en el Wanda Metropolitano y del 8 de junio ante Lituania en Butarque arrojen más luz, la ausencia de Sergio Ramos es un torpedo a la línea de flotación de la selección.
La ausencia de Sergio Ramos en la lista definitiva de Luis Enrique para la Eurocopa del próximo mes de junio ha alterado por completo la línea defensiva de la selección española. En un conjunto que padece una preocupante falta de calidad individual en todos sus sectores, la baja del andaluz supone un nuevo problema excepcional añadido: jugar un gran torneo donde la jerarquía pesa toneladas cuando aparecen las dudas sin tu capitán general.