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Del Bosque tiene ahora seis días para levantar un vestuario muy "dolido"
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el técnico tiene "clavada" una acción de aduriz

Del Bosque tiene ahora seis días para levantar un vestuario muy "dolido"

España renunció con su derrota a un camino sencillo hasta París y acelera su llegada a la capital de Francia, prevista para el lunes, con el ánimo de la plantilla venido muy abajo

Foto: Del Bosque cariacontecido junto a sus asistentes en el transcurso del Croacia-España (EFE)
Del Bosque cariacontecido junto a sus asistentes en el transcurso del Croacia-España (EFE)

El golpe en los morros que se ha llevado a España se entiende mejor si pensamos una cosa: han tirado la opción de enfrentarse a, por ejemplo, Islandia en octavos, Polonia en cuartos y Bélgica en semifinales. Es decir, tener un camino sencillísimo hacia París. España irá a París, sí, pero mucho antes de lo esperado. Y probablemente sea más duro aún el hecho de que sea Italia, que es el símbolo de las alegrías y las tristezas de la Selección, la materialización de partidos muy gordos, de días clave en el torneo que se tercie. Es más duro, incluso, lo que se pierde por el camino que lo que está por venir. Si nunca hubiéramos sabido que el camino era tan sencillo, esta caída habría tenido red. Ahora es un salto mortal.

Perder duele siempre. Y mucho más a jugadores que no están habituados a la derrota y que, por tanto, no han adaptado su cuerpo a digerirla como conviene para que no afecte al metabolismo general. Es por ello que el vestuario de la Selección está "muy jodido”. Tal cual. Así lo expresaron varios de los miembros de la expedición española que salieron a hablar con los medios. Hubo muchas caras serias. Salieron cabizbajos y los que ni siquiera se pararon, apenas hicieron caso a los periodistas que estaban esperándoles. Curioso es, sin duda, que los croatas, que habían ganado y tenían muchos motivos para celebrar su clasificación como primeros de grupo, salieron mucho antes que los españoles, que se quedaron reunidos en el vestuario durante largo tiempo. No aparecieron ni De Gea ni Sergio Ramos, y Pedro, protagonista de la previa, se escabulló por otra salida.

"No es un momento bueno por la derrota pero esto sigue. Podía pasar y ahora a seguir, a preparar el partido de Italia y con el objetivo de llegar lo más lejos posible. En teoría tenemos selecciones más fuertes en este lado del cuadro pero nunca se sabe. El fútbol tiene estas cosas", dijo uno de los capitanes, Andrés Iniesta, que dio la cara. Dijeron muchos de estos hombres en los días previos a este encuentro y a los anteriores que no había que confiarse ni dejarse influenciar negativamente por la lluvia torrencial de elogios que había caído, y no lo hicieron. No lo hicieron. Jugaron bien durante un buen tramo del partido, pero el físico les pudo. Tres partidos en ocho días en junio para once jugadores son una carga difícil de soportar.

Jugar contra Italia en París tiene, como todo en esta vida, una cara buena y un reverso tenebroso. Precisamente esos jugadores a los que no se les ha permitido el reposo real (porque los días entre partidos no son suficientes para recuperar) tendrán ahora seis días hasta que el compromiso contra la ‘Nazionale’ se tenga que disputar. Seis días para reactivar las piernas y recuperar esa chispa que ante Croacia apenas duró una media hora prodigiosa. Pero, por otra parte, toca esperar para jugar, y no hay peor espera que la del derrotado. Hay tiempo de sobra para darle tantas vueltas a la cabeza a una simple jugada como la mente de cada jugador sea capaz. ¿O creen que Aduriz no pensará en ese disparo en el minuto 87 que salió rebotado y originó el gol de Perisic? Y más después de que Del Bosque lo apuntillara en la rueda de prensa. “Tengo clavada esa acción”, dijo el técnico.

Con su elección del once, Del Bosque quiso transmitir a sus jugadores la importancia del partido, pero se dio de bruces con la realidad de un equipo cansado. Y lo hizo sin necesidad. Porque él mismo dijo que hiciera los cambios que hiciera, tenía “tanta confianza en todos” sus jugadores, que no creía que se fuera a notar la diferencia. A pesar de ello, en el momento de demostrar esa fe en la segunda línea, no apostó por ninguno. Ni por Koke, todo un subcampeón de Europa, ni por Lucas, ni Thiago, ni Aduriz… Al menos estos dos últimos salieron en el segundo tiempo, y tienen la carga de haber participado en la primera derrota en una Eurocopa desde 2004.

Es difícil a partir de ahora que el técnico pueda deshacer este entuerto. Queda claro que los once que jugaron los tres partidos de la primera fase son sus hombres, los más cercanos a lo que él quiere y de los que se fía más. Los otros, aparentemente, son sólo refuerzos de esos que vienen a “hacer grupo”. Como diría Pedro, si hay que estar en la Selección se está, pero estar para nada es tontería. Por cierto, Pedro no jugó de nuevo. No lo hubiera hecho tampoco si no hubiera dicho aquello. Pero claramente, su situación no ha variado…

El golpe en los morros que se ha llevado a España se entiende mejor si pensamos una cosa: han tirado la opción de enfrentarse a, por ejemplo, Islandia en octavos, Polonia en cuartos y Bélgica en semifinales. Es decir, tener un camino sencillísimo hacia París. España irá a París, sí, pero mucho antes de lo esperado. Y probablemente sea más duro aún el hecho de que sea Italia, que es el símbolo de las alegrías y las tristezas de la Selección, la materialización de partidos muy gordos, de días clave en el torneo que se tercie. Es más duro, incluso, lo que se pierde por el camino que lo que está por venir. Si nunca hubiéramos sabido que el camino era tan sencillo, esta caída habría tenido red. Ahora es un salto mortal.

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