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Nunca perder un primer puesto dolió menos al Real Madrid
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dominó el partido, pero se dejó empatar al final

Nunca perder un primer puesto dolió menos al Real Madrid

Los blancos jugaron un encuentro excepcional en el primer tiempo y pudieron sentenciar con un gran Benzema, pero el Dortmund reaccionó y obliga al Madrid a pasar a octavos como segundo

Foto: Reus anotó el empate a dos definitivo. (JuanJo Martín/EFE)
Reus anotó el empate a dos definitivo. (JuanJo Martín/EFE)

El Madrid ya estaba en octavos y lo único que había que dirimir es en qué posición accedía a la siguiente ronda. Y visto lo visto, quizá quería que el partido acabase como lo hizo, es decir, con un reparto de puntos que beneficiaba al Borussia Dortmund en esa lucha por ser primero. El Madrid jugó de maravilla durante una hora, se descompuso momentáneamente, se reorganizó en torno a Kroos y acabó el partido con el mismo dominio del resto de minutos. Y empató cuando iba ganando 2-0. Raro, pero al final el resultado es el que es, pero tampoco se puede hablar de que sea malo. Y de hecho, hay quien en ese vestuario acabó especialmente contento.

Foto: Sergio Ramos, tras marcar el gol del empate en el último Clásico (EFE)

La situación del Madrid era complicada de encarar. Ser primero de grupo en la Champions es siempre una obligación natural del equipo, más aún siendo vigente campeón de Europa. Pero luego entran en juego otras variables a tener en cuenta, como los posibles rivales en la siguiente ronda. ¿Es mejor mantener el honor y ganar un partido cuando, quizá, no hacerlo es más beneficioso para el futuro? Es complicado analizarlo objetivamente, y más después de cómo se ha desarrollado el partido. ¿Se dejó empatar el Madrid? Puede ser, porque ser segundo de grupo es, hoy por hoy, beneficioso. Pero también es extraño que un equipo con la voluntad ganadora de los blancos permita que se le escape un triunfo que tenía en la mano.

Foto: Sorteo de tercera ronda, previo a la clasificación para la Champions de esta temporada.

Zidane dejó claro con el once que eligió que su intención no era la de empatar, al menos no de salida. Jugó con prácticamente todo lo que tenía, y con apenas dos variaciones con respecto a lo que mostró en el Camp Nou: Casemiro por Kovacic y James por Isco. El resto, lo mismo, por lo que la voluntad era indiscutible. Y el juego mantenía el mismo guion. El Madrid se asentó sobre Modric y realizó grandes combinaciones a una velocidad de vértigo que le permitieron acumular una cantidad de ocasiones que, de haber tenido un poco más de acierto, habrían significado una victoria amplia al descanso. No lo fue por Weidenfeller en primer lugar y por el desatino de los atacantes en segundo.

El primero que acabó el partido sonriendo fue Karim Benzema. Había jugado mal últimamente, eso es tal cual suena. No había aportado más que algún gol esporádico y su capacidad asociativa había decaído de forma alarmante. No era el Benzema de toda la vida, mucho menos el del curso pasado, puede que el mejor que ha completado desde que está en el Madrid. Pero el francés tiene mucho rédito, tanto del entrenador como del presidente, y, por tanto, puede permitirse fallar. Claro que tiene que aparecer, si no hay otros delanteros que aprietan por detrás. Lo hizo, volvió. Jugó como siempre, es decir, como un '9' que quiere ser un '10' y que disfruta participando en la creación. Su relación con Cristiano fue de nuevo vibrante y efectiva, y se marchó del partido con dos goles que bien pudieron ser cuatro.

El otro que sonríe es James. No marcó, pero asistió a Karim en el 2-0. James jugó la ida en Dortmund y actuó como mediapunta con un objetivo claro, secar a Weigl todo lo que le dejara el pivote alemán. Rozó el sobresaliente aquel día y Zidane se acordó de lo bien que funcionó y lo recuperó para realizar la misma función una vez más. Y la realidad es que Weigl apareció poquísimo en el primer tiempo y el Madrid se aprovechó de ello, y de que el Dortmund juntó un equipo de delanteros que colaboraban más bien poco en la creación. James, como Benzema, se mostró constantemente, apareciendo por todos los frentes del ataque para dar opciones de continuidad en el juego, siempre con toques rápidos y precisos. James sirve más de lo que parece y más de lo que se le utiliza.

La efervescencia de sus jugadores ofensivos es lo que tenía el Dortmund para hacerle daño al Madrid. Con Tuchel, el Borussia quiere jugar a un fútbol más asociativo y que le genere más presencia constante en la mitad de campo contraria, pero sus virtudes al contragolpe son envidiables quizás hasta por el Madrid, que tuvo varias transiciones ofensivas que no fructificaron. Primero dispuso Tuchel a Dembélé y Pulisic en las bandas para atacar a Marcelo y Carvajal, y salvo en alguna ocasión más bien secundaria, no lo hicieron, excepto en una situación, la del gol de Aubameyang, ya en el segundo tiempo. Un balón a la espalda de Carvajal sirvió a Schmelzer para asistir al gabonés. Estaba siendo en esa fase mejor el equipo visitante, pero sin un dominio que resultara en absoluto aplastante. El Madrid se replegaba rápido y siempre merodeaba el tanto con constantes ocasiones.

Foto: Zidane, en el Camp Nou (EFE)
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El cambio de Tuchel de introducir a Reus y Mor no fue más que hombres cansados por hombres frescos. Haber estado cerca de ser goleado y encontrarse a un gol de ser primero era un dulce que no se podía escapar. Zidane reaccionó con otro cambio similar, Kroos por Modric. Hasta que el alemán no recuperó las sensaciones de estar sobre el verde, el equipo blanco no se activó de nuevo. Cuando lo hizo, volvió a maniatar al Dortmund y a generar peligro. De hecho, el tanto de Reus ocurre cuando más cómodo estaba el Madrid, aunque de tan cómodo se confió. Ir ganando y recibir el empate en un contragolpe sería una falta grave en un equipo de alevines, imaginen en un grande de Europa.

Zidane no se reactivó después de ese gol. El partido ya estaba empatado, todos a gusto. El Madrid evita al Bayern, al PSG y al City, y el Dortmund se quita de encima a Barça, Atlético y Juventus. Medio millón de euros para cada uno y a esperar el sorteo del lunes.

Ficha técnica

2 - Real Madrid: Keylor Navas, Carvajal, Varane, Sergio Ramos, Marcelo, Casemiro, Modric (Kroos, m.63), James, Lucas Vázquez, Cristiano Ronaldo y Benzema (Morata, m.85).

2 - Borussia Dortmund: Weidenfeller, Piszcek, Sokratis, Bartra, Schmelzer; Weigl, Pulisic (Reus, m.62); Dembelé, Gonzalo Castro (Rode, m.80), Schürrle (Emre Mor, m.62); y Aubameyang.

Goles: 1-0, m.28: Benzema. 2-0, m.53: Benzema. 2-1, m.60: Aubameyang. 2-2, m.88: Reus.

Árbitro: Szymon Marciniak (POL). Amonestó a Modric (38) y Casemiro (69) por el Real Madrid; y a Sokratis (71) por el Dortmund.

Incidencias: encuentro correspondiente a la última jornada de la fase de grupos de Liga de Campeones, disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante 79.500 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por las víctimas en el accidente aéreo del Chapecoense brasileño.

El Madrid ya estaba en octavos y lo único que había que dirimir es en qué posición accedía a la siguiente ronda. Y visto lo visto, quizá quería que el partido acabase como lo hizo, es decir, con un reparto de puntos que beneficiaba al Borussia Dortmund en esa lucha por ser primero. El Madrid jugó de maravilla durante una hora, se descompuso momentáneamente, se reorganizó en torno a Kroos y acabó el partido con el mismo dominio del resto de minutos. Y empató cuando iba ganando 2-0. Raro, pero al final el resultado es el que es, pero tampoco se puede hablar de que sea malo. Y de hecho, hay quien en ese vestuario acabó especialmente contento.

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