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El novato Zidane avista el récord de Beenhakker
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comunión total entre el técnico y la plantilla

El novato Zidane avista el récord de Beenhakker

El Real Madrid encadena 33 partidos consecutivos sin perder, a uno de la mítica marca de los años 80. El técnico destaca la capacidad de su equipo para nunca dejar de competir

Foto: Zidane, en el Camp Nou (EFE)
Zidane, en el Camp Nou (EFE)
Foto: Otra vez Ramos, otra vez el minuto 90 (Alberto Estévez/EFE).
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Jesús Garrido

En Barcelona se cumplieron 33 y Zidane, el novato, ya está a solo un partido más de igualar un récord histórico del Real Madrid. Leo Beenhakker encadenó 34 partidos seguidos sin conocer la derrota, y los blancos lo tienen al alcance de la mano, les basta con no perder en casa contra el Borussia Dortmund para presumir de una cifra que habla por sí misma. "No sé si es justo, pero es lo que hay. En la primera parte pudimos hacer más daño. Luego, cuando te meten un gol, ellos se animan y es más complicado. Pero el corazón de este equipo es...", contaba el técnico, visiblemente satisfecho, después del gran día.

Zidane tuvo partidos mejores, especialmente en los cambios, pero su saldo sigue siendo positivo. No deja esa sensación de tener todo bajo control siempre, él mismo suele reconocer que su carrera aún está en proceso de aprendizaje, pero tiene características que le llevan a ser un técnico idóneo para el Real Madrid. Quizá en otro contexto, un sitio en el que las exigencias fuesen diferentes, tendría problemas. Pero en el club de la Castellana lo primordial es entender a los futbolistas y en eso tiene un máster avanzado.

Foto: Iniesta ayuda a Jordi Alba a levantarse durante el partido contra el Real Madrid. (EFE)

Es una cuestión de carácter, aunque no son pocos los que confunden esa palabra con los modales un sargento chusquero. Zidane no es nada de eso, pero su sola presencia infunde respeto y anima a los jugadores a remar todos en la buena dirección. Para un equipo como el Real Madrid, donde se sobreentiende que todos los miembros de su plantilla no tienen casi nada que aprender, es fundamental involucrar a la gente en el proyecto. Y en eso, por lo que se ve, es un maestro.

Llegó a un equipo carente de paz, entrenado por Rafa Benítez, que no gustaba a nadie, ni en la grada ni en el campo. El club vivía en el desasosiego de tener un técnico, al que los jugadores no respetaban y al que consideraban que estaba intentando darles clases cuando no tenía nivel para decirles nada. Y así era imposible. Llegó a cambio una leyenda, pues aunque su carnet de conducir equipos aún estuviese a prueba, Zidane lo es. Con sus formas amables, sin elevar la voz, pero también con la ventaja de ser él. Los jugadores se respetan entre ellos, y saben perfectamente con quién estaban conviviendo.

Pasar el Tourmalet

Ahora, con una Champions en el zurrón y una racha histórica en marcha, Zidane sonríe. Antes del partido en el Calderón el equipo no estaba lo suficientemente testado, quedaban dudas de lo que podría hacer en los partidos grandes. El saldo de dos partidos en los dos estadios más complicados de la Liga, sin perder y con cuatro puntos, es muy bueno. Además, el Real Madrid del galo ha demostrado ser un equipo con el gen competitivo perfectamente calibrado. Porque en estos tres partidos de Liga llegaban los dos grandes y contra ellos el equipo nunca dejó de luchar. Ante el Sporting, que quedaba en medio, sacó su peor versión, pero es que esa noche se jugaban cosas mundanas, no la gloria. Y a pesar de todo, le dio para ganar.

placeholder Zidane y Casemiro.
Zidane y Casemiro.

Zidane ha ido dos veces al Camp Nou y en ambas ha salido contento. En esta ocasión llegaba con mejores perspectivas, pues en este momento el Madrid manda en la Liga, pero acudir a Barcelona siempre es un susto para los blancos. Tuvo decisiones controvertidas durante el encuentro, más en los cambios que en la alineación. Porque el once era lo más parecido que podía poner a lo que le salió bien en el Calderón. No estaba Bale, y eso es una enorme diferencia, pues el galés se ha establecido como uno de los referentes en el campeonato y disfruta aún más en estadios enormes como es el del Barcelona. Su lesión le impidió estar y a cambio tenía disponible a Benzema, que sigue sin estar fino del todo.

Los cambios, decíamos, tienen peor explicación. Llegaron todos cuando el Madrid estaba por detrás en el marcador y no parecieron surtir efecto. El gol final llega más consecuencia del empuje y la casta de une quipo que ha demostrado que la tiene que de una propuesta futbolística que desembocara en dominio. Primero quitó a Isco para meter a Casemiro, un cambio defensivo que propició los mejores minutos del Barcelona en el partido. El Madrid se descontroló, perdió poso en el medio del campo porque, además, el brasileño llegaba de una lesión y aún no se ha sacudido el despiste de la inactividad.

"Quería meter un poco más de frescura y adelantar a Mateo y Modric. Ser más ofensivos. Sé lo que nos puede dar. En la segunda parte estuvimos más atrás, pero al final cambiamos", intentaba explicar el técnico blanco tras el partido. De su frase no sorprende la importancia que le da a los dos balcánicos, salta a la vista que están a un nivel altísimo y que en su buen hacer se sustenta parte de la receta del éxito del técnico francés. Modric, además, se permitió el lujo de botar la falta que terminó en el gol de Ramos, una combinación que no es nueva en el madridismo, ya que fue la misma que propició el gol de la Décima en Lisboa. "No tenemos ni que mirarnos", confesaba el central tras el partido.

Asensio y Mariano

Minutos después entró Asensio para ocupar el huevo de Benzema y dejar a Cristiano solo en punta. Es cierto que el francés no pasa por su mejor momento, pero el cambio no deja de ser sorprendente, pues es el único delantero centro de la plantilla original que se mantiene lejos de la enfermería. Asensio, que empezó fulgurante la temporada, ha perdido un poco de la chispa que demostró en meses anteriores.

El cambio dejó en tablas al equipo, que no notó la mejora salvo cuando el paso de los minutos fue activando la desesperación de verse por detrás en el marcador. Ahí el Madrid reaccionó. La última sustitución, casi a la desesperada, le llevó a sacar a Mariano, que era el único delantero disponible. En la jugada final del partido demostró que la destreza con el balón no es lo suyo, aunque en todas las categorías ha ido demostrando que tiene gol. Quizá no es suficiente cuando de una constelación se trata.

Zidane, la leyenda, se pone el traje de entrenador. Y cuando tiene que hablar lo hace desde la posición histórica de los técnicos, esa que, como pedía en la previa del partido, evita el triunfalismo: "No creo que haya sido un golpe de moral al Barcelona. Son seis puntos de ventaja, pero no cambia nada. Sabemos que esto es muy largo. Aunque sí estamos contentos con el punto. De haber marcado en el primer tiempo podía haber cambiado algo, pero estamos satisfechos". Queda mucha Liga, pero el Madrid ya ha pasado las dos visitas más duras y la distancia es cómoda. Por eso la satisfacción.

Carvajal hizo una peineta y pidió perdón

Dani Carvajal, lateral derecho internacional del Real Madrid, protagonizó una de las imágenes del Clásico al hacer una 'peineta' a la grada tras el gol del empate de Sergio Ramos, si bien después del encuentro pidió "disculpas" por este gesto.

Carvajal fue fotografiado haciendo el gesto de la 'peineta' a una zona de la grada del Camp Nou cuando la mayoría de sus compañeros se abrazaban alborozados por el gol del empate, que llegó a los 90 minutos.

El internacional madrileño, no obstante, se arrepintió de su acción y después del encuentro aprovechó su cuenta oficial en twitter para pedir perdón por su acto, que, según dice, respondía a insultos que llegaban del público.

"Me gustaría pedir disculpas por el gesto a un sector de la grada respondiendo a lo insultos. Es algo que no se debería hacer", afirma Carvajal

Foto: Otra vez Ramos, otra vez el minuto 90 (Alberto Estévez/EFE).
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Zinédine Zidane Karim Benzema Casemiro
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