Si Messi quiere y le apetece, el Barça puede

Leo Messi progresa adecuadamente. Al menos ante el Manchester City, donde el Barcelona se impuso por 2-1,recuperó su rol de jugador decisivo e incisivo y lo hizo, pero a su manera claro está. Sin derroche alguno, pero con las apariciones justas y necesarias como para asustar a los jugadores de un timorato Pellegrini, que llegó al Camp Nou derrotado y se marchó de la misma manera, fiándolo todo a la conquista de la Premier. No le queda otra.

Messi se encontró con una alineación más de su agrado, más de la vieja escuela de Guardiola. Solo faltaba Pedro, al que Martino sigue sin dar su sitio en el once. El delantero gozó de su habitual libertad, pero sus arrancadas, a diferencia de anteriores partidos, se iniciaban en territorio enemigo, donde hace daño y lleva peligro.

En el saludo inicial ya demostró que el partido era especial para el argentino. El abrazo que dio al deseado Kun Agüero. Le quiere a su lado desde hace tres años y no desiste en la idea. Quiere jugar junto al que fuera yerno de Maradona. Aquí o allí. Messi fue elegido el mejor jugador del partido, estadísticas en mano. Cinco disparos a puerta. Uno dentro, otro al palo y tres paradas de Hart, intentó 57 pases, completando 45.

Esa motivación especial, la música de la Champions pone a tono a todos los jugadores, se notó el poco de empezar el partido. A los trece minutos interpreta el primero de esos eslalon con los que ha asombrado a todo el mundo en la última época. Tras dejar atrás a Lescott y Kompany, Messi arrebató la pelota a Hart sobre la línea de fondo aunque sin ángulo para rematar. Antes, en el minuto ocho, Lescott pudo cometer penalti sobre el argentino. Sus siguientes apariciones llegaron en los minutos 39 y 45. Lanzamiento de cerca y asistencia a Neymar para asustar a Hart.

A los cinco minutos de la segunda parte, Messi ajusta el punto de mira, pero se encuentra con el palo. El solo se fabricó la ocasión, como hizo diez minutos más tarde, en esta ocasión lanzando desde el borde del área. En el minuto 67 llega su momento estelar, cazando un balón dentro del área, para cruzarla de manera sutil ante la mirada de Hart. Sentencia. Labor cumplida. A partir de ese momento, Messi administra esfuerzos y apenas aparece, pero antes, como en la última década, se había asomado para decidir. No sudó a la hora de correr y entregarse, pero ayer tenía ganas y su equipo lo agradeció.