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Arbeloa jugó con la 'careta' y el espíritu de Cristiano Ronaldo
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EL LATERAL DESTROZA A UN TRISTE GALATASARAY

Arbeloa jugó con la 'careta' y el espíritu de Cristiano Ronaldo

Arbeloa decidió hacer suyo el día del homenaje a Cristiano. Nadie contaba con él y fue el mejor delantero de un Madrid que goleó al Galatasaray

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Álvaro Arbeloa decidió hacer suyo el día del homenaje a Cristiano Ronaldo. Con el portugués en la grada, el campeón del mundo cogió su fusil para terminar con la resistencia del Galatasaray. Tras una primera parte triste, apática, incluido el lateral, el Real Madrid se transformó tras el descanso y lo hizo de la mano del campeón del mundo. Marcó, asistió y le hicieron un penalti que William Collum no pitó. Lo nunca visto. El defensa sentenció al equipo turco, que se marchó del Bernabéu derrotado con un jugador más y con cuatro goles en el saco. Patético el equipo de Mancini.

Sin tensión, con cierta dosis de desidia y algo de dejadez, el Real Madrid se dejó llevar de inicio. Ni la presencia en el once de jugadores como Jesé, Casemiro o Illarra, en edad y momento de merecer, alteraron el pulso de un equipo plano, sin ideas y que desde el pitido inicial dio por sentado que iba a ganar al Galatasaray hasta con facilidad. Los seis goles de la ida llevaron a pensar a más de uno que el partido lo iban a ganar con la camiseta.

La consecuencia llegó en forma de juego plano, sin profundidad alguna salvo cuando Bale se hacía con la pelota y con una tarjeta roja a Sergio Ramos por aquello de jugar sobrado, con teórica superioridad sobre el rival. Cierto es que Umut Bulut se dejó caer cual hoja otoñal, pero la falta existía y al árbitro no le quedó otra que expulsar al segundo capitán blanco.

Con uno menos, Ancelotti optó por lo fácil y lo lógico. El italiano sacrificó a Jesé para que entrara Nacho y así recomponer la defensa, coja tras la expulsión de Sergio Ramos en el minuto 25. El canario estaba jugando arriba, con libertad, mostrándose, pero la tarjeta roja impidió que el canterano pudiera mostrar algo de ese potencial que tiene.

placeholder Bale celebra el primer tanto de la noche (Reuters).

Lavado de cara tras el descanso

El Galatasaray, casi sin querer, se encontró con un panorama idílico. Superioridad numérica y transmitiendo más sensación de equipo gracias al poderío físico de jugadores como Felipe Melo y Drogba y la velocidad de Bruma y Amrabat, que desnudó a Arbeloa al filo del descanso. Lo que no esperaban los turcos es que iba a ser el Real Madrid el que se iba a adelantar en el marcador. Y lo hizo gracias a un misil de Gareth Bale, que monopolizó todas las ocasiones blancas de la primera mitad y que garantizó para el Real Madrid el partido número treinta consecutivo marcando.

Sin Cristiano Ronaldo en el campo, cutre homenaje el de la careta por cierto, el galés pudo ejecutar un lanzamiento de golpe franco y lo hizo llevando el balón a la red ante la escasa respuesta de Iscan. El problema llegó a la jugada siguiente, un minuto después, justo el tiempo que necesitó el Galatasaray para empatar Umar Bulut tras un gran pase de Drogba.

En la segunda mitad, al menos, el Real Madrid, por aquello de tirar de heroica, metió ritmo al juego. Illarramendi y Casemiro entendieron mejor lo que tenían que hacer, juntaron líneas e hicieron que su equipo diera más sentido al juego. Sin alardes, pero más efectivos, tanto que por momentos parecía que el Galatasaray era el que jugaba con uno menos. Ese dominio se reforzó aún más con Xabi Alonso sobre el campo.

placeholder Di María celebra su tanto junto a sus compañeros (Reuters).

Delantero inesperado

De repente, en medio de esta mejoría blanca, apareció un extraño, alguien con el que nadie contaba. Lo hizo luciendo el dorsal 17, el de Arbeloa. Y es que el lateral hizo lo que no se le recuerda en el Real Madrid, convirtiéndose en el mejor delantero de su equipo. Marcó, provocó un penalti no pitado y a punto estuvo de lograr el tercero de su equipo y el segundo de su cuenta personal. Insólito. Aparecía por todos lados, teniendo tiempo incluso de asistir a Di María en el minuto 63, que decidió reivindicarse en la celebración de un gol que llega en el peor momento de la temporada del argentino.

El Galatasaray estaba obligado a hacer algo, a buscar la portería de Casillas, que tenía guardada la parada de la noche. La hizo a un cabezazo de Drogba a veinte minutos del final, que luego acompañó con un par de actuaciones de mérito más. El Real Madrid estaba crecido. Era otro equipo. No se parecía en nada al de los primeros cuarenta y cinco minutos. Presionaba, la tocaba con rapidez y hasta disfrutaba con el fútbol que era capaz de hacer. Del silencio de la primera mitad, a la fiesta de la grada, culminada con el cuarto gol, el de Isco, otro que necesitaba eso de ver puerta y dar la espalda a los fantasmas que le rodean últimamente. Buen gol, como bueno terminó siendo el partido del Real Madrid. Y de Arbeloa.

Ficha técnica

Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Pepe, Sergio Ramos, Marcelo (Carvajal, m.74); Casemiro (Xabi Alonso, m.59), Illarramendi; Bale, Isco, Di María; y Jesé (Nacho, m.27).

Galatasaray: Eray Iscan; Eboué, Gökhan Zan, Chedjou, Nounkeu; Felipe Melo (Gülselam, m.88), Inan; Bruma (Sneijder, m.64), Umut Bulut, Amrabat (Riera, m.67); y Drogba.

Goles: 1-0, m.37: Bale. 1-1, m.38: Bulut. 2-1, m.51: Arbeloa. 3-1, m.64: Di María. 4-1, m.81: Isco.

Árbitro: William Collum (ESC). Amonestó a Arbeloa (55) por el Real Madrid; y a Felipe Melo (36) por el Galatasaray. Expulsó por roja directa a Sergio Ramos a los 26 minutos.

Incidencias: encuentro correspondiente a la quinta jornada del Grupo B de Liga de Campeones, disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante la presencia de unos 65.000 espectadores. La afición madridista pidió el 'Balón de Oro' para Cristiano Ronaldo, mostrando un mosaico y 45.000 caretas con la cara del portugués.

Álvaro Arbeloa decidió hacer suyo el día del homenaje a Cristiano Ronaldo. Con el portugués en la grada, el campeón del mundo cogió su fusil para terminar con la resistencia del Galatasaray. Tras una primera parte triste, apática, incluido el lateral, el Real Madrid se transformó tras el descanso y lo hizo de la mano del campeón del mundo. Marcó, asistió y le hicieron un penalti que William Collum no pitó. Lo nunca visto. El defensa sentenció al equipo turco, que se marchó del Bernabéu derrotado con un jugador más y con cuatro goles en el saco. Patético el equipo de Mancini.

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