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Seny e imaginación: el plan de Alemany para aflojar la soga culé tras la ruina de Bartomeu
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Tiempo de cambio en el Camp Nou

Seny e imaginación: el plan de Alemany para aflojar la soga culé tras la ruina de Bartomeu

El director busca jugadores libres o que acaban contrato este verano para salvar la situación que dejó el expresidente, que en seis años gastó 1032 millones en fichajes desastrosos

Foto: Alemany, en un segundo plano, durante la renovación de Ansu Fati. (REUTERS/Albert Gea)
Alemany, en un segundo plano, durante la renovación de Ansu Fati. (REUTERS/Albert Gea)

Ousmane Dembelé está a un paso de convertirse en el fichaje más ruinoso de la historia del fútbol. El 24 de agosto de 2017 el Barcelona, que presidía por entonces Josep María Bartomeu, cerró un acuerdo con el Borussia Dortmund para hacerse con el extremo francés por un montante de 105 millones de euros fijos, más otros 40 en variables. De los que finalmente se pagaron 25, quedando el precio final en 130 millones. Cinco temporadas más tarde, en las que el francés solo ha vestido la camiseta del club en 102 partidos, el futbolista se va a marchar del Camp Nou libre y sin dejar un solo euro en las arcas azulgranas. Una ruina financiera y deportiva, solo comparable a la de Coutinho.

El extremo brasileño llegó al Barça como regalo de Reyes el 6 enero de 2018. Bartomeu, de nuevo, rompió la banca firmando un traspaso con el Liverpool por 120 millones fijos y 40 en variables, de los que se pagaron 145 al final. Jugó cuatro temporadas de azulgrana, con una cesión por medio al Bayern, en las que solo acumuló 76 partidos. Y ha sido traspasado hace unas semanas al Aston Villa por una cantidad ridícula, comparado con el coste de su traspaso, de 20 millones. Lo que maquilla la pérdida contable de su fichaje en 125 millones de déficit. Otro fracaso estrepitoso del expresidente.

Foto: Xavi, en el último partido de Liga. (EFE/Marta Pérez)

Bartomeu se sentó en el sillón presidencial del Fútbol Club Barcelona el 23 de enero de 2014. Y su mandato duró seis años, nueve meses y cuatro días. Concretamente hasta el 29 de octubre de 2020. Tiempo suficiente para gastar 1.082 millones de euros en 34 futbolistas, de los que solo Pedri se ha convertido en indiscutible en el club. Una lista en la que aparecen los siguientes jugadores (entre paréntesis sus precios): Coutinho (145), Dembélé (130), Griezmann (120), De Jong (75), Pjanic (60), Malcom (41), Paulinho (40), André Gomes (37), Lenglet (35,9), Semedo (35,7), Arda Turan (34), Trincao (31), Arthur (31), Paco Alcácer (30), Neto (26), Umtiti (25), Dest (21), Júnior (18), Braitwhate(18), Arturo Vidal (18), Aleix Vidal (17), Digne (16,5), Cillessen (13), Deulofeu (12), Emerson (12), Yerry Mina (11,8), Matheus Fernandes (7), Pedri (5), Marlon (5), Cucurella (4), Denis Suárez (3,25), Murillo (1,2), Todibo (1) y Kevin Prince Boateng (1).

De esos 34, diez futbolistas (en mayúsculas en la lista) tienen contrato en vigor con el club aún, aunque solo Pedri entre en los planes de Xavi, habiendo sido declarados transferibles todos los demás: Griezmann (que seguirá cedido otro año en el Atlético), Pjanic (que regresa de su cesión en Turquía), Trincao (que vuelve tras el préstamo al Wolverhampton), y los azulgranas De Jong, Lenglet, Neto, Umtiti, Dest y Braithwaite. Hay que hacer caja a toda costa y por eso más de media plantilla es transferible. Entre ellos un De Jong que se resiste a salir, pero al que el Barcelona quiere traspasarlo al United de Ten Hag y hacer caja para tener maniobrabilidad en el mercado de fichajes.

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Dembélé, en una imagen reciente. (EFE/EPA/ Dan Himbrechet)

Bartomeu no solo fichó caro y mal, vendió barato, en los casos en los que llegó a sacar algo por los jugadores. Su pésima gestión financiera provocó la necesidad de sacarse de encima de cualquier manera a jugadores de salarios altos, lo que generó depreciaciones alarmantes como las de Rakitic, que se fue al Sevilla por 1,5 millones, o la marcha gratis de Luis Suárez a un rival directo como el Atlético, con el que terminó ganando la Liga.

Y heredando esta ruinosa situación, Mateo Alemany, director de fútbol del Barça, se ha visto obligado a implantar una política de supervivencia en la planificación de los fichajes, y con la reducción de la masa salarial de la plantilla. Sin dinero ni margen de maniobra, el ex del Mallorca y Valencia tira de imaginación y soluciones creativas para fichar de futbolistas que llegan libres o negociando con quienes acaban contrato el próximo verano y aún no han renovado. Al desembarcar confirmó las llegadas de los fichajes negociados por Bartomeu (Eric García, Depay y Kun Agüero), a los que sumó las llegadas de Aubameyang, las cesiones de Adama y Luuk de Jong, el fichaje de Ferran Torres (abriendo la vía valenciana) y el regreso de Dani Alves. Todos con contratos con condiciones de pago beneficiosas para el club.

Para este verano Alemany ya ha cerrado dos fichajes a coste cero, Christensen y Kessié, procedentes del Chelsea y del Milan, y ahora trata de hacer caja con De Jong, Trincao, Pjanic, Neto, Umtiti, Dest, Riqui, Lenglet y Braithwaite. Con ese dinero pretende cerrar la llegada de Robert Lewandowski, con el que tiene un acuerdo en el que, a falta de dinero, le asegura tres temporadas de contrato, por lo que jugaría hasta los 37. El polaco acaba su vínculo con el Bayern en 2023, no ha renovado aún y se quiere ir. Algo parecido ocurre con el valencianista Carlos Soler, que al terminar el año que viene puede salir por un precio asequible y suplir la marcha de un De Jong que dejaría dinero en las arcas con su traspaso. Bordalás ya sabe que Lim debe ingresar 70 millones en ventas de jugadores y otro que gusta en el Camp Nou y quedará libre la temporada que viene es José Luis Gayá. Además, el director de fútbol culé está pendiente de la decisión de César Azpilicueta, que queda libre este verano con el Chelsea y tiene una oferta del Barça sobre la mesa. Y en caso de que no acepte, le ha tirado los tejos a Alessio Romagnoli, central italiano del Milan de 27 años, con contrato hasta 2023 que ha rechazado la renovación con su club.

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Azpilicueta, una de las aspiraciones blaugranas. (EFE/EPA/Tolga Akmen)

Todos son conscientes de la catastrófica situación financiera en la que dejó el expresidente al club y lo que eso le condiciona en el mercado. Pero el Barcelona sigue construyendo con seny e imaginación su plantilla. Alemany está dirigiendo con mano de hierro la planificación deportiva, trabajando codo con codo con Jordi Cruyff y Xavi, que advirtió en la sala de prensa tras despedir la temporada cayendo ante el Villarreal que “hay mucho trabajo, sobre todo en los despachos”. El de Terrasa pretende rearmar la plantilla y no dejar rastro del infausto legado de Bartomeu. Y la marcha de Coutinho y de Dembelé supondrán un punto de inflexión en esta gestión de Alemany que poco a poco permite al Barça aflojarse la corbata y respirar más aliviado.

Ousmane Dembelé está a un paso de convertirse en el fichaje más ruinoso de la historia del fútbol. El 24 de agosto de 2017 el Barcelona, que presidía por entonces Josep María Bartomeu, cerró un acuerdo con el Borussia Dortmund para hacerse con el extremo francés por un montante de 105 millones de euros fijos, más otros 40 en variables. De los que finalmente se pagaron 25, quedando el precio final en 130 millones. Cinco temporadas más tarde, en las que el francés solo ha vestido la camiseta del club en 102 partidos, el futbolista se va a marchar del Camp Nou libre y sin dejar un solo euro en las arcas azulgranas. Una ruina financiera y deportiva, solo comparable a la de Coutinho.

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