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La venta de Odegaard, el mayor símbolo del fallido modelo deportivo de Florentino Pérez
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Militao es el único titular fijo

La venta de Odegaard, el mayor símbolo del fallido modelo deportivo de Florentino Pérez

La salida del noruego, corona de la apuesta del Madrid por los jóvenes talentos, demuestra el inabarcable trecho entre rendimiento inmediato y margen para el crecimiento en el club

Foto: Martin Odegaard protesta en uno de los pocos partidos que ha jugado con el club blanco desde su fichaje en 2016. (Reuters)
Martin Odegaard protesta en uno de los pocos partidos que ha jugado con el club blanco desde su fichaje en 2016. (Reuters)

La salida de Martin Odegaard al Arsenal marca un punto de inflexión en el modelo deportivo de Florentino Pérez y señala todos los ángulos muertos de una política de fichajes que busca detectar estrellas incipientes, pero no sabe cómo cuidarlas. Desde el fichaje del prometedor futbolista noruego en 2015, el mediapunta ha enlazado cuatro cesiones en cuatro equipos diferentes (Heereveen, Vitesse, Real Sociedad y Arsenal) y tan solo ha disputado 11 partidos y 489 minutos en el primer equipo del Real Madrid. Recoger 40 millones tras desembolsar 2,8 millones es un éxito económico que inyecta liquidez inmediata en las arcas del club, pero a su vez, refleja el fracaso estrepitoso deportivo de un modelo incapaz de compensar las horas de vuelo y las necesidades de los jóvenes valores con la realidad competitiva de una entidad que solo entiende un tiempo. El presente más inmediato.

placeholder Odegaard no convenció a Zidane. (Reuters)
Odegaard no convenció a Zidane. (Reuters)

Cuando Florentino Pérez decidió renunciar a la galopante inflación que sufría el mercado tras la aparición de clubes como PSG y Manchester City mientras estos sorteaban el Fair Play Financiero y su competidor directo, el FC Barcelona, acumulaba una masa salarial entre un 20 y 25% mayor, el máximo dirigente blanco cambió la manera de acercarse a las incorporaciones. Así lo explicaba el presidente en 2017: "Ahora el proyecto deportivo hay que abordarlo de otra manera. Siempre ha sido el de los grandes jugadores mundiales, los españoles y la cantera. Ahora lo hemos perfeccionado, estando atentos a los jóvenes jugadores de todo el mundo. Estamos haciendo un gran proyecto, que nos va a garantizar el futuro".

El plan no pasaba por hacer saltar la banca como en etapas anteriores, sino por detectar el talento precoz y hacerse con activos con un teórico potencial desmedido a la espera de que se convirtiesen en las estrellas del mañana. Anticiparse para no pagar cantidades desorbitadas más tarde. En esa carrera por captar talento imberbe y contratar a los 'cracks' del futuro, el club blanco se hizo con Brahim Díaz (19 años), Rodrygo Goes (19), Martin Odegaard (16), Andriy Lunin (19), Jesús Vallejo (19), Álvaro Odriozola (22), Dani Ceballos (20), Takefusa Kubo (18), Marco Asensio (18), Federico Valverde (16), Vinícius Júnior(16), Eder Militao (21), Luka Jovic (21) y los canteranos Achraf Hakimi y Sergio Reguilón.

En el caso de que el fichaje saliese bien, el coste riesgo-beneficio era minúsculo; ya que si la apuesta no daba sus frutos, la revalorización estaba prácticamente asegurada a consecuencia de su temprana edad, potencial y exposición internacional. Así, en mayo de 2019, Florentino Pérez reafirmaba su apuesta: “El Real Madrid va a ir a por los jóvenes. Hay que trabajar a la cantera, a los que están fuera y ves que van a ser grandes. Brahim, Rodrygo, Odegaard, Achraf; son algunos ejemplos”. Hasta ahí todo perfecto. Ahora viene la parte práctica. Aquella en la que, por el camino, la plantilla ha sufrido una devaluación continua mientras casi ninguno de aquellos jóvenes se han asomado a la barrera de los 1.000 minutos disputados con el primer equipo y la mayoría han acabado saliendo de la entidad.

placeholder Achraf Hakimi celebra un tanto junto a Kylian Mbappé. (Reuters)
Achraf Hakimi celebra un tanto junto a Kylian Mbappé. (Reuters)

Instalado en el cortoplacismo y el presente más exigente, el Madrid no ha encontrado el término medio entre el éxito deportivo y la obtención de una nueva vía de financiación. Con el paso de los años, el núcleo duro del Real Madrid se ha ido debilitando a consecuencia del envejecimiento del mismo, la salida de Cristiano Ronaldo y Sergio Ramos (entre otros) o el declive de futbolistas como Marcelo, Gareth Bale o Isco Alarcón. O dicho de otro modo, la plantilla del Real Madrid cada vez es más corta y de peor calidad, los que tiran del carro son los jerarcas de las cuatro Copas de Europa y únicamente Éder Militao se ha establecido en el XI titular de Carlo Ancelotti y Fede Valverde sí que suma como jugador número 15 o 16.

A menudo se dice que el Real Madrid no espera a nadie. Es un club para futbolistas elegidos que opten a ganar siempre todos los trofeos. Por ese mismo motivo, resulta incongruente atraer promesas si no se tiene el coraje ni la paciencia suficiente para generarles el contexto adecuado que les permita crecer porque el club no se puede permitir tropiezos. Esto significa jugar, que el entrenador apueste por los jóvenes y reparta los minutos que han disputado Isco Alarcón, Gareth Bale o Marco Asensio (por citar algunos nombres) entre los activos imberbes de la plantilla. Es normal que los técnicos miren el presente y prioricen el rendimiento inmediato, no así que las distintas ramas del club improvisen a base de bandazos.

placeholder Luka Jovic y Vinícius Júnior en acción. (Reuters)
Luka Jovic y Vinícius Júnior en acción. (Reuters)

Por eso reprochar a Martin Odegaard que quiera fichar por un conjunto de segunda fila europea como el Arsenal a cambio de convertirse en un puntal y jugar todos los minutos que aquí no iba a disputar "Yo le he dicho a Odegaard que hay ocho jugadores en su posición" es normal, pero no se ajusta a la visión de un futbolista que dejó de disfrutar en la Real Sociedad para volver al Madrid y salió por la puerta de atrás de nuevo. El noruego reclama el estatus que él considera que merece, tiempo para equivocarse y cometer fallos, espacio para crecer y no ser relegado al banquillo de entrada. Mientras, el Madrid jugó ayer sin Luka Modric (35 años) ni Toni Kroos (31 años). Es el precio a pagar al optar por esta fórmula.

La máxima exigencia, el valor residual y la conjugación entre minutos y potencial a desarrollar no está dando los frutos esperados en el terreno deportivo. Muestra de ello es que, tras gastarse más de 500 millones de euros en promesas, el equipo aún necesite fichar a Kylian Mbappé porque se considera que lo que hay no está a la altura del reto. En la posición del francés juegan Vinícius Júnior (61 millones), Rodrygo Goes (45 millones) y Eden Hazard (115 millones). Un total de 221 millones en traspasos a los que hay que sumar sus correspondientes fichas.

"Todo el mundo sabe cuál es mi política, que jueguen aquí los mejores. Y esa mezcla de los mejores y los jóvenes nos ha dado éxito. En eso estamos trabajando. Estamos este año en una etapa de renovación agravada por la pandemia", explicaba Florentino Pérez en junio. Tras las renovaciones de Daniel Carvajal y Lucas Vázquez, las ventas de Varane y Odegaard y las salidas de Sergio Ramos (libre) y Brahim Díaz (cesión) y Kubo (cesión), el Madrid observa cómo una generación privilegiada de futbolistas se consume mientras quienes deberían ocupar su sitio abandonan la disciplina blanca a causa de la incongruencia entre política de fichajes y desarrollo de los futbolistas. Solo el desembarco de Kylian Mbappé evitará que nadie se acuerde de esto cuando se cierre el mercado de traspasos.

La salida de Martin Odegaard al Arsenal marca un punto de inflexión en el modelo deportivo de Florentino Pérez y señala todos los ángulos muertos de una política de fichajes que busca detectar estrellas incipientes, pero no sabe cómo cuidarlas. Desde el fichaje del prometedor futbolista noruego en 2015, el mediapunta ha enlazado cuatro cesiones en cuatro equipos diferentes (Heereveen, Vitesse, Real Sociedad y Arsenal) y tan solo ha disputado 11 partidos y 489 minutos en el primer equipo del Real Madrid. Recoger 40 millones tras desembolsar 2,8 millones es un éxito económico que inyecta liquidez inmediata en las arcas del club, pero a su vez, refleja el fracaso estrepitoso deportivo de un modelo incapaz de compensar las horas de vuelo y las necesidades de los jóvenes valores con la realidad competitiva de una entidad que solo entiende un tiempo. El presente más inmediato.

Florentino Pérez