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Marcelo firma una de sus peores noches como guinda a 15 años de éxitos en el Madrid
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Fue un boquete defensivo

Marcelo firma una de sus peores noches como guinda a 15 años de éxitos en el Madrid

El lateral izquierdo brasileño se ha convertido en un déficit competitivo para el club blanco. Ante el Chelsea, el conjunto inglés volcó sus ataques por su banda y sacó mucho jugo

Foto: Kanté le roba una pelota al futbolista sudamericano. (EFE)
Kanté le roba una pelota al futbolista sudamericano. (EFE)

Hubo un tiempo no tan lejano en que el lateral izquierdo del Real Madrid era el futbolista más creativo, desequilibrante y sorprendente del conjunto blanco. No importaba que su función, en teoría, le relegase a tareas más desagradecidas. No importaba, tampoco, que viviese de forma lúdica los ataques rivales ni que hubiese aterrizado en el Santiago Bernabéu para hacer olvidar, nada más y nada menos, que a Roberto Carlos. El reto era enorme y Marcelo había nacido para atacar. Y tan solo atacando podría llegar a alcanzar su grandeza como jugador de élite.

El brasileño huía de la banda, recibía el cuero con el talento de los mediapuntas, ejecutaba acciones con el descaro de los extremos y se movía en una baldosa con la gracia de quienes están acostumbrados a habitar posiciones poco tradicionales para los laterales. Ese Marcelo compensaba todos sus descuidos defensivos porque catapultaba el Real Madrid a un nivel de inventiva y desborde único. Ese Marcelo, sin embargo, ya no existe.

placeholder Marcelo resiste la embestida de Azpilicueta. (EFE)
Marcelo resiste la embestida de Azpilicueta. (EFE)

Sin Ferland Mendy, el Real Madrid carecía de un futbolista capaz de corregir corriendo hacia atrás a toda velocidad. Pura élite defensiva. Zidane, sin más alternativas que no se encontraran en la cantera, optó por una pieza esencial del club de los jerarcas que han llevado a estampar el nombre del club con letras de oro en la historia de la Copa de Europa. Ante el Chelsea, Marcelo viviría una prueba de fuego de la que saldría calcinado. El sudamericano terminaría sustituido en el minuto 77 por Marco Asensio, pero su actuación sería terrorífica. Un resumen cruel de su rendimiento en partidos de élite en los últimos tiempos.

El conjunto 'blue' localizó el eslabón más débil de la cadena defensiva blanca y se limitó a martillearlo una y otra vez. En el partido más exigente desde el prisma físico que ha tenido el cuadro capitalino esta temporada, Marcelo fue superado sistemáticamente. Chocaban con él y salía rebotado. Le robaban el balón y se quedaba parado. Trataba de recuperar su posición y nunca llegaba a tiempo. Disputaba un balón dividido y —casi— nunca lo ganaba. Quería jugar el balón de espaldas y ejecutaba la acción a cámara lenta. Sin dar soluciones ofensivas y restando en labores defensivas, Marcelo fue un déficit competitivo que estuvo a punto de dinamitar el encuentro ante el Chelsea.

placeholder Marcelo salta al penúltimo atacante siendo el último defensor. Parte 1. (Movistar Plus)
Marcelo salta al penúltimo atacante siendo el último defensor. Parte 1. (Movistar Plus)
placeholder Marcelo salta al penúltimo atacante siendo el último defensor. Parte 2. (Movistar Plus)
Marcelo salta al penúltimo atacante siendo el último defensor. Parte 2. (Movistar Plus)

Fue como televisar una agónica muerte de una estrella en directo. Porque ya sabíamos que la presencia de Marcelo desajustaba defensivamente al conjunto de Zidane, y que no aportaba la misma solidez que Mendy, pero fue una sangría constante de la que no paró de fluir tormento. Que su técnico lo mantuviese tantos minutos sobre el terreno de juego no ayudó. La banda del sudamericano se convirtió en una autopista en la que el rival nunca pagaba peaje si lanzaba el contragolpe por su zona. Y aunque Zidane lo moviese a situaciones interiores cuando su equipo tenía el balón, cada vez que lo perdía se convertía en un arma de doble filo.

A sus 32 años, Marcelo fue incapaz de pugnar con César Azpilicueta, N'Golo Kanté, Christian Pulisic o Mason Mount. Simple y llanamente, no podía igualar sus condiciones físicas ni técnicas en los duelos individuales (disputó ocho y solo venció en tres, según el portal de datos Sofascore). Se desconectaba del partido, se dormía en los laureles y se difuminaba en una primera parte donde fue el peor de su equipo. Hasta que el ritmo no se calmó en el segundo tiempo, el choque le pasó por encima. Como si de un púgil retirado que encajaba golpes se tratase. Una situación que generó una serie de fallos en el sistema que estuvieron cerca de colapsar a los blancos.

placeholder Marcelo rompe la línea del fuera de juego en el 0-1. (Movistar Plus)
Marcelo rompe la línea del fuera de juego en el 0-1. (Movistar Plus)
placeholder Marcelo correa hacia atrás y se le escapa su rival. (Movistar Plus)
Marcelo correa hacia atrás y se le escapa su rival. (Movistar Plus)

No estuvo mejor con pelota

Antes, a menudo, se afirmaba que lo que restaba en defensa, te lo daba en ataque. Pero esa versión del Marcelo inspirado y demoledor en el último tercio del campo capaz de tejer asociaciones con Karim Benzema ya no existe. Dio 23/29 pases con éxito (la mayoría hacia atrás), tuvo 12 pérdidas, realizó tres faltas y tan solo intentó un regate del que no salió airoso. Marcelo ha visto cómo la inspiración, la velocidad, la potencia y la resistencia que antes disfrutaba se han quedado para siempre por el camino.

El rival intuye por dónde va a salir, adivina sus trucos (antes inimaginables) y explota sus carencias. Zidane, que lo considera más un recurso ofensivo de emergencia que uno defensivo, lo proyectó a posiciones de interior para estimular sus virtudes. Y ni aun así. No se salió del guion ni alteró el acelerado ritmo del encuentro —cosa que sí hizo Benzema a sus 33 años—.

Marcelo acaba contrato en junio de 2022, pero ya hace tiempo que dejó de pertenecer a la élite. Para muestra, un botón: el brasileño ha disputado 14 partidos como titular este curso entre todas las competiciones. El Real Madrid únicamente ha vencido en cinco de ellos. Es obvio que Marcelo lleva en caída libre un par de años, pero su declive está siendo un desplome en toda regla. Aunque él no se haya despedido del fútbol, parece que la pelota ya hace tiempo que ha tomado una decisión severa sobre su futuro. El sudamericano, otrora dominador de la Copa de Europa, ya forma parte del pasado de la competición.

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Hubo un tiempo no tan lejano en que el lateral izquierdo del Real Madrid era el futbolista más creativo, desequilibrante y sorprendente del conjunto blanco. No importaba que su función, en teoría, le relegase a tareas más desagradecidas. No importaba, tampoco, que viviese de forma lúdica los ataques rivales ni que hubiese aterrizado en el Santiago Bernabéu para hacer olvidar, nada más y nada menos, que a Roberto Carlos. El reto era enorme y Marcelo había nacido para atacar. Y tan solo atacando podría llegar a alcanzar su grandeza como jugador de élite.

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