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La roca de Suiza desmonta el mito del músculo francés (y a Mbappé)
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Euforia en el próximo rival de España

La roca de Suiza desmonta el mito del músculo francés (y a Mbappé)

España tendrá un rival agotador el viernes en San Petersburgo. La ejemplar Suiza de Petkovic se dio el lujo de contener a la delantera más cotizada del continente y fue superior físicamente a la selección que tanto miedo despertaba en el torneo

Foto: Mbappé, tras fallar su penalti, con Suiza en segundo plano. (REUTERS)
Mbappé, tras fallar su penalti, con Suiza en segundo plano. (REUTERS)

A finales del año pasado, tras enfrentarse España a Suiza dos veces por la UEFA Nations League (1-0 en casa, 1-1 en Suiza), Luis Enrique afirmó que la selección helvética era "uno de los equipos más completos del mundo". La frase podía parecer una de tantas afirmaciones huecas o almibaradas, recursos imprescindibles para las constantes ruedas de prensa que ensombrecen el trabajo de un seleccionador durante una competición. Pero el fabuloso partido de Bucarest contra la campeona del mundo demuestra ahora que el entrenador asturiano tenía razón, hasta el punto de poner en paréntesis la habitual definición de Francia como, entre otras cosas, la selección más fuerte de Europa.

Debilitada por varias lesiones previas en su zaga (Digne, Lucas, Koundé), Francia acabó el partido con más percances (Coman) y se dejó remontar un 3-1 en los diez minutos finales, a los que llegó muy fatigada y con un punto de soberbia que hoy la prensa nación explota sin compasión: esa celebración extática y 'tiktokera' de Pogba tras su gol pareció algo exagerada en el momento, totalmente excesiva a la conclusión del tiempo reglamentario (cuando una pérdida suya de balón preludió el 3-3) y ridícula una hora después, mientras los jugadores suizos hacían 'pogo' sobre el césped y Mbappé buscaba una cueva para esconderse durante el verano.

"Es difícil tener lucidez para analizar, pero creo que nos ha faltado de todo", explicó Raphael Varane a la conclusión del partido, desolado. Asentada en la zona noble del fútbol europeo y mundial desde hace lustros (recordemos que España perdió su primer partido en el Mundial 2010 contra ella), la selección helvética llegaba por quinta vez a la fase final de una Eurocopa con el desafío de romper el muro de los octavos de final, una ronda nunca superada y que franqueó por fin con una exhibición que tardará años en olvidarse.

placeholder Xhaka, tras el partido. (REUTERS)
Xhaka, tras el partido. (REUTERS)

Organizada y solidaria, sensata y rocosa, Suiza juega con un 3-4-1-2 que depende de la extraordinaria fuerza física de su centro del campo, dirigido por Granit Xhaka (Arsenal); su capitán realizó un partido sencillamente majestuoso, a la altura del mejor Xabi Alonso, y España puede estar muy contenta con su ausencia en el partido de cuartos por acumulación de tarjetas. A su lado juega Remo Freuler, del Atalanta: entre ambos superaron a Kanté y Pogba, el doble '5' de moda, apoyados por Widmer y Zuber (Mbabu después), cuya concentración táctica ralla en el fanatismo. Los suizos, que no encontraban un delantero de referencia desde la retirada de Chapuisat, se les atragantaron a los franceses a pesar de los cambios de esquema de Deschamps, y hallaron en Seferovic (Benfica) por fin un '9' decisivo. El segundo punta, Embolo, que deslumbró en el debut contra Gales, es el futbolista indescifrable que puede ganar solo un partido cuando tiene un buen día.

"Naufragio"

'LÉquipe' hablaba este martes del "naufragio táctico" de Francia, dominada en la primera parte y también en la segunda, cuando el seleccionador había retirado a un Lenglet superado pero su equipo dependía del portero Lloris para evitar el 0-2 en el minuto 55, en el penalti fallado de Ricardo Rodríguez que encendió el orgullo galo. Según el medio especializado francés 'Sofoot', Deschamps "dejó espacios abismales a los centrocampistas suizos" y cometió el inexplicable error de no utilizar a más futbolistas: "¿Se olvidó de que tenía 26 jugadores"?, se pregunta la publicación digital, que acusa a Deschamps de haber estado "completamente perdido" en la primera parte, cuando sus hombres "deambulaban como almas muertas".

El desgaste físico de los titulares tuvo un impacto sorprendente en una selección con reputación de fuerte y vigorosa, que también llegó asfixiada a la prórroga y se abocó a la tanda de penaltis entre tirones y. cojeras: un rendimiento poco acorde con la expectativa de potencia que acompaña al campeón del mundo desde su ejercicio de suficiencia en Rusia 2018.

placeholder Francia, durante la tanda de penaltis. (REUTERS)
Francia, durante la tanda de penaltis. (REUTERS)

La prensa suiza, como era de esperar, reaccionó con entusiasmo y alborozo a una victoria que daba mucho dinero en las casas de apuestas diez minutos antes del comienzo; muy probablemente el mayor logro del fútbol nacional en su larga historia. "Una victoria para la eternidad", titula el Neue Zürcher Zeitung; "la gran noche del fútbol suizo", rezaba la web oficial de la televisión suiza RTS.

La onda expansiva de la derrota francesa es imprevisible, dado el fracaso de sus dos primeras líneas (en especial la defensa) y la decepción personal de Kylian Mbappé, el chico de oro, que se vuelve a París sin haber marcado un gol y con la foto indeleble del penalti que envió a su país a la cuneta de un torneo en el que partieron como grandes favoritos. En una segunda lectura, representa una enmienda total al grupo y a sus preparadores en una selección que llegó a octavos exhausta después de dos empates y un triunfo, pero con un punto de soberbia que tardará en regresar. ¿Salta a calentar en la banda Zinedine Zidane?

A finales del año pasado, tras enfrentarse España a Suiza dos veces por la UEFA Nations League (1-0 en casa, 1-1 en Suiza), Luis Enrique afirmó que la selección helvética era "uno de los equipos más completos del mundo". La frase podía parecer una de tantas afirmaciones huecas o almibaradas, recursos imprescindibles para las constantes ruedas de prensa que ensombrecen el trabajo de un seleccionador durante una competición. Pero el fabuloso partido de Bucarest contra la campeona del mundo demuestra ahora que el entrenador asturiano tenía razón, hasta el punto de poner en paréntesis la habitual definición de Francia como, entre otras cosas, la selección más fuerte de Europa.

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