La ansiedad quedó atrás: Bojan Krkic por fin es feliz en el Montreal Impact

Disfruta del fútbol y de la vida. En poco más de un año que lleva en Montreal se encuentra en un estado de felicidad absoluta y ahora, además, tiene el reconocimiento de los profesionales y los aficionados. El éxito puede llegar tarde, pero de lo que no hay ninguna duda es que si haces lo que sientes y trabajas en lo que te gusta es más fácil superar los problemas. Por muy complejos que sean y todos los obstáculos que se presenten en el camino. La historia de Bojan Krkic es la de un futbolista marcado en sus inicios como profesional por un trastorno de ansiedad que ha ido superando diferentes etapas en la vida y en el fútbol, con graves lesiones, y en todas ha tenido un claro objetivo: ser feliz y sentirse realizado.

Bojan Krkic fichó por la franquicia canadiense del Montreal Impact en agosto de 2019 para reforzar un proyecto que quiere ser ambicioso en la Major League Soccer estadounidense. Tenía ofertas de equipos europeos, pero decidió vivir una nueva aventura en otro país. En poco tiempo consigue ganar su primer título (el campeonato canadiense) en una final en la que fue protagonista por marcar uno de los penaltis decisivos. Este lunes le han nombrado el mejor jugador de la semana en la MLS después de un brillante partido en el que marcó un gol y dio una asistencia contra el Inter Miami.

Todo va rodado para este ilerdense que irrumpió con fuerza en la cantera del Barcelona, llegó al primer equipo para jugar en el mejor Barça con su ídolo Ronaldinho, Messi, Xavi, Iniesta, Puyol… Pero quién no recuerda lo que sufrió para adaptarse al fútbol de alta competición, a la exigencia del Camp Nou, la presión de elegir entre la Selección de Serbia (la nacionalidad de su padre) o la de España (la de su madre) y todo esto con solo 17 años. Empezó a derivar en un problema de salud, en una bola que se hizo cada vez más grande hasta tener que parar por sufrir trastornos de ansiedad.

Le llamaron el 'nuevo Messi'

Se han cumplido 13 años desde que Frank Rijkaard, entonces entrenador del Barcelona en 2007, le diera la oportunidad de debutar con el primer equipo. Le llamaron el ‘nuevo Messi’. Como sucede en este tipo de situaciones se crearon muchas expectativas con un canterano que batía registros goleadores en las diferentes categorías del filial y llegó al primer equipo con un total de 960 goles. Con 17 años y 217 días se convirtió en el segundo jugador más joven en la historia del Barcelona en marcar un gol en la Champions. Fue en un partido contra el Schalke. Estaba señalado como la joya, la promesa y la nueva estrella. Lo que vive hoy Ansu Fati.

A este tipo de jóvenes talentos se les encumbra y no se piensa en cómo asimila su cabeza pasar del anonimato a la fama. Bojan explotó. Sobre él cayó la presión de elegir entre Serbia y España. La Federación de Fútbol de Serbia le enviaba a su casa libros, música y películas. A su padre le engatusaban para que eligiera jugar con su país. Pero Bojan se decantó por España y cuando iba a hacer su debut oficial, en febrero de 2008 en un amistoso contra Francia en el estadio malacitano de La Rosaleda, su cabeza se derrumbó.

Años más tarde confesó lo que sucedió y cómo se sintió en una entrevista en ‘The Guardian’: “No fui a la Eurocopa de 2008 problemas de ansiedad. Me llamaron con España para jugar contra Francia y se dijo que tenía gastroenteritis, cuando en realidad lo que tuve fue un ataque de ansiedad. Pero nadie quería hablar de esto. El fútbol no estaba interesado”. Desde ese momento se pusieron a su servicio para ayudarle personas y profesionales de experiencia como Fernando Hierro y Carles Puyol. Pero Bojan no podía con la gestión de la presión. En los cuatro años que estuvo en el primer equipo del Barcelona, los compañeros estaban pendientes de él. Cuentan una anécdota del primer día en el que entra al vestuario del primer equipo y de la impresión de ver a sus ídolos no se atrevió a levantarse ni para coger una botella de agua.

Bojan tuvo que salir de España. No sintió la confianza de Pep Guardiola. La terapía necesaria era coger distancia, ver los problemas o gestionar la presión de otra manera y en otro entorno. Fue valiente porque se fue a Italia. Una competición físicamente dura, pero allí, en la Roma encontró el apoyo y la confianza de Luis Enrique, entonces técnico del equipo. Empezó a recuperar las ganas, la autoestima, a madurar y a gestionar esos trastornos que provoca la ansiedad. De Roma pasó a Milán. Quiso probar, conocer y disfrutar de la escuela holandesa y fichó por el Ajax. Después se marchó al Mainz para jugar en Alemania. Pero donde verdaderamente voló solo, se sintió recuperado, fuerte física y mentalmente fue en Inglaterra y en el Stoke City. Bojan demostró que no se iba a rendir y que seguiría con su carrera de futbolista. Su pasión.

Cuando parecía que estaba hecho, recuperado, con experiencia y con ganas de regresar a España se le presentó la oportunidad de jugar en el Alavés y salió mal. Le afectó el cambio del entrenador y un presidente que le retiró la confianza. Otra vez se tuvo que ir fuera de España. El chico que apuntaba como una promesa del fútbol español, deseado por el barcelonismo no ha tenido suerte en nuestro país. Del Stoke se fue a Montreal y a sus 30 años se ve la versión de un jugador completo, especial, talentoso y una persona feliz. Su carrera ha dado muchas vueltas y su vida ha sido un continuo cambio para encontrar el lugar donde sentirse realizado. Los problemas de salud le convirtieron en un ciudadano del mundo.