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¿Por qué todo el mundo se ríe de Lucas Vázquez?
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SE HA CONVERTIDO EN UN MEME DEL MADRIDISMO

¿Por qué todo el mundo se ríe de Lucas Vázquez?

La afición ha tomado al gallego como chivo expiatorio, quizá por la falta de incorporaciones que generen ilusión para la próxima temporada

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El 28 de mayo de 2016 fue el día más feliz en la vida de Lucas Vázquez (Curtis, 1991). Aquella noche, cálida en el Giuseppe Meazza, Lucas exigió para sí mismo la máxima responsabilidad. Tomó el balón y atravesó el campo en dirección a la portería de Oblak. A sus 25 años, y sin mucha experiencia en el Real Madrid, el gallego iba a lanzar el primer penalti de una tanda que decidiría el vencedor de la Liga de Campeones.

Avanzó haciendo girar el balón sobre un dedo, con gesto adusto, lo plantó en el suelo y se la coló a Oblak por su izquierda. Disparó con tal seguridad que el portero no tuvo tiempo ni para moverse. Acto seguido, Vázquez corrió hacia su afición golpeándose el escudo. "Lucas los puso como motos con ese gesto. La afición se volvió loca; era el primer penalti y ya parecíamos haber ganado", escribía Manuel Jabois el día siguiente en la crónica del partido.

Aquella noche, dice el consenso madridista, fue el momento más importante de Lucas en el Madrid. Desde entonces su popularidad incluso ha crecido, aunque por motivos encontrados. El pasado miércoles, sin ir más lejos, Vázquez fue 'trending topic' en Twitter solo por ir convocado en un amistoso de su equipo. No es la primera vez: este verano, Vázquez ha sido en al menos cinco ocasiones uno de los más mencionados en la red social, siempre para hacer burla de su capacidad futbolística.

El menudo interior del Real Madrid se ha convertido, muy a su pesar, en el chivo expiatorio de los tiempos oscuros que atraviesa la entidad. Los aficionados le recriminan su falta de calidad, que esté tapando la llegada de nuevos talentos e incluso capturan sus regates fallidos para hacer escarnio público. No es la primera vez que los aficionados centran las críticas sobre un jugador, pero sí es un caso excepcional, en tanto que Lucas es un canterano español, prolijo en el esfuerzo, que se desempeña en perfil bajo y al que no se le recuerdan salidas de tono al micrófono.

Entonces, ¿por qué todo el mundo se ríe de Lucas Vázquez?

Antes de nada, conviene revisar el rendimiento del futbolista. Salva Carmona, fundador de Driblab, una de las empresas de métrica deportiva más importantes de Europa y que colabora con muchos clubes de fútbol y baloncesto, analiza para El Confidencial el rendimiento de Vázquez durante la última temporada. "Los datos muestran que Lucas es un jugador normal dentro de la élite. Sí llama la atención que, a pesar de ser un buen jugador, disputa más minutos y participa en más partidos que otros de sus compañeros, algunos entre los mejores del mundo en su puesto", explica Carmona. "Por ponerlo en contexto, Vázquez jugó el año pasado 31 partidos, 3 más que el capitán Ramos. Es verdad que en muchos salía del banco, pero a menudo salta al campo antes que compañeros que son objetivamente mejores".

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Continúa el experto valorándolo con una métrica propia, los goles esperados, que indican cuántos goles debería haber anotado con su volumen de ocasiones. "Lucas marcó el año pasado solo dos goles entre Liga y Champions, cuando nuestro modelo indica que debería de haber marcado el doble, casi cinco tantos entre ambas competiciones".

Carmona lo compara con José Callejón, un futbolista que salió del Madrid en 2013 y cuyo puesto fue cubierto por Vázquez. "El gráfico muestra que Lucas es mejor que Callejón en pases y en algunos parámetros defensivos, pero en líneas generales sale perdiendo contra el jugador del Nápoles", dice el experto. "Vázquez es completo en general, pero no destaca en ningún parámetro para un atacante de banda: tiene desborde pero no llega al top 10% de las cinco grandes ligas, al igual que le pasa en ocasiones, creadas, pases entre líneas o goles para su puesto".

Su veredicto: "Lucas juega más minutos de los que le corresponden. La combinación un buen jugador con máxima exposición minimiza sus virtudes. Esto ha hecho que Vázquez sea criticado hasta la saciedad y, en gran parte, se haya convertido en el chivo expiatorio de los problemas del Madrid, que van más allá de su mera presencia en estos últimos partidos".

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El contexto es clave para entender el abuso verbal hacia el futbolista. Los aficionados llevan meses molestos con el equipo y lo estarían pagando con él. El malestar viene de lejos. No es ya que el Madrid no ganara títulos la temporada pasada, es que ni siquiera tuvo opciones, lo que muchos interpretaron como un fin de ciclo: la plantilla que había ganado tres Champions seguidas —un hito en el que jugó un papel decisivo la puntería del añorado Cristiano Ronaldo— ya no daba más de sí de puro aburguesamiento.

Lucas funciona cuando el equipo va bien... pero cuando va mal es un jugador que no luce

El inesperado regreso de Zidane al banquillo en marzo —tras su fuga a la francesa después de ganar su última Champions— consiguió apagar el fuego y adormecer el malestar. Como si su carisma fuera suficiente para que el equipo se reconstruyera solo. Con Zidane llegó la paz social… hasta que el Atlético de Madrid metió siete goles al Madrid en un amistoso a finales de julio… y el aficionado recordó de pronto que los pesos pesados de la plantilla seguían siendo (casi) los mismos que el curso anterior. Entonces se desató la furia: contra los dirigentes, contra el entrenador, contra los jugadores... y sobre todo contra Lucas Vázquez, el pimpampúm de la grada.

"El aficionado de internet vive el verano intensamente: uno desde la playa, otro que tiene que estudiar y en su lugar está haciendo F5 a las páginas sobre fichajes… y en cierto modo es lógico: el curso futbolístico depende en buena medida de los fichajes, y el aficionado de internet está intranquilo con la política de fichajes del Madrid. Creen que la temporada pasada fue horrible, que el equipo tiene problemas y que Florentino Pérez tiene que fichar, porque si no lo hace, va a haber algo más que memes sobre Lucas Vázquez en internet", resume Paco Santas, más conocido como Hughes, escritor y columnista de 'ABC'.

"La afición terminó muy disgustada la temporada pasada y buscó culpables. Los grandes señalados fueron Gareth Bale y Lucas Vázquez. Con Bale no hay mucho que hacer, porque ni siquiera se sabe si está en el campo de fútbol o de golf, así que Lucas ha sido el centro de todas las críticas", dice Ángel del Riego, autor de la aclamada Biblia Blanca. "El madridismo tiene un componente absurdo, porque exige ganar siempre y eso no es posible. Entonces, cuando se pierden títulos, la afición busca motivos debajo de las piedras. Esto genera que el madridismo viva constantemente envuelto en la paranoia y en diversas teorías de la conspiración", sigue Del Riego.

Lo extraño es que la ira parece concentrarse sobre un jugador poco glamuroso, sin padrinos mediáticos y que ni siquiera es titular fijo. ¿Cabeza de turco arbitrario por la falta de renovación de la plantilla?

"Es un futbolista que no se caracteriza por su habilidad, no es un gran virtuoso, mete goles, reparte asistencias, pero lo que verdaderamente se valora de él es la casta. Caía bien cuando el equipo iba bien, porque es simpático y le echa ganas, pero en cuanto el equipo empezó a ir mal… El problema es que el jugador modesto que empezó como un revulsivo para revolucionar el partido se ha ido convirtiendo casi, casi en titular, lo que dice mucho sobre los problemas que tiene el Madrid para renovar la plantilla. Y cuando no es titular es el cambio por defecto de Zidane, que no se caracteriza por las grandes variables tácticas y ha empezado a ser muy rutinario: el primer cambio siempre es Lucas Vázquez, recurso tan previsible que ha derivado en chirigota. Lucas Vázquez vendría a representar el conservadurismo de Zidane. Quizá eso explique por qué la gente la ha tomado con él. Lucas como símbolo de la falta de futuro atractivo del equipo", resume Hughes.

Lucas es un auxiliar administrativo que no genera ilusión

Del Riego comparte esta visión, pero añade matices: "El problema es que Lucas no regatea, no centra y tampoco sirve para circular el balón. Abre el campo, pero realmente su juego no le aporta nada al Madrid. Su intensidad, cuando el equipo no juega bien, se convierte en una abnegación de bolsillo y, lo que es peor, es que el Bernabéu no espera nada de él. Cuando Isco o Asensio lo hacen mal, el estadio calla, porque tiene la esperanza de que la siguiente jugada será brillante. Pero esto no pasa con Lucas, que no tiene la clase de sus compañeros, es más bien un funcionario, un auxiliar administrativo que no genera ilusión. Al final es como un humorista de provincias: tiene tres trucos, pero a la cuarta función ya todos le han visto el cartón y se convierte en una parodia".

"El juego de Lucas quedó desnaturalizado con la marcha de Cristiano. Cuando estaba el portugués en punta, todos los centros eran buenos. A Cristiano le pasabas un frigorífico y te lo remata. Sin él, a los centros al área de Lucas se les ven las costuras", sigue Del Riego.

Culpable de los pecados de la directiva

En otras palabras: puede que sea absurdo echarle la culpa a Lucas Vázquez de los problemas de la entidad para desprenderse de sus estrellas crepusculares y renovar su plantilla, pero parece claro que se ha convertido en el símbolo de la rutina que atenaza al equipo.

Lucas Vázquez sería, según algunos aficionados, culpable simbólico de la falta de fichajes de relumbrón, pero también culpable de quitar el sitio a las jóvenes promesas que basculan entre el banquillo, el filial y la cesión a otros equipos. El gallego como tapón. "Zidane le ha alineado demasiado y no le ha hecho ningún favor, porque la afición interpreta esta protección, o confianza, como una puerta cerrada para otros jugadores que les gustan más. En este momento el ejemplo claro es Kubo, al que el Bernabéu ve como a Butragueño en el declive del Madrid de los García, un resplandor al final del túnel. Entienden que lo que hace Lucas ahora mismo es tapar a Kubo, un 'tapakubos'", dice Del Riego.

"Su capacidad para sobrevivir en el ecosistema del Madrid está empezando a irritar a algunos madridistas, que sospechan que podría deberse a su pertenencia al núcleo duro del vestuario, el de los jugadores españoles en torno a Sergio Ramos, que se resistiría al cambio", razona Hughes sobre la bilis de un sector de la afición.

Por el momento las críticas no han pasado de las redes sociales, pero podría materializarse en silbidos una vez empiece la temporada. "El Bernabéu aún no ha comenzado a pitar a Lucas Vázquez, aunque quizá no tardará, porque Twitter es una metáfora del estadio y lo que allí se habla acaba trasladándose a la grada. Los madridistas aún respetan a Lucas porque ven que no tiene un perfil demasiado alto, pero cuidado, que si el Bernabéu te engancha, ya no te suelta. Ahí está el caso reciente de Illarramendi, que yo creo que era mejor que Lucas: el campo le empezó a pitar y, al final, Illarra no quería ni tocar el balón, se ponía nerviosísimo", dice Del Riego.

"Quizá Lucas sea ahora mismo un jugador menos brillante pero más fiable (para Zidane) que Rodrigo o Kubo, pero el aficionado quiere ver novedades, a veces de un modo poco reflexivo, y la toma con Lucas porque no la va a tomar con Modric, que es Balón de Oro y ojito derecho de la afición, a la que le cuesta meterse con jugadores con los que se siente más vinculada sentimentalmente. Es más fácil burlarse de Lucas Vázquez que de Kroos, Modric, Benzema o Ramos, aunque existan tantos o más motivos para reírse de ellos. A algunos se les respeta más que a otros", zanja Hughes.

La clave es no prestar atención

A Lucas Vázquez, en resumen, no se le respeta en absoluto. Es el eslabón débil. El Actor Secundario Bob que se lleva todas las tortas. Y, por lo tanto, debe protegerse: "De alguna manera, la crítica está presente en la vida de todos, deportistas y no deportistas, pero es cierto que estos últimos se exponen a unos niveles superiores a los de la mayoría de las personas y tienen que aprender a manejarla", dice Lorena Cos, psicóloga deportiva y de alto rendimiento. "Si no se gestionan adecuadamente las críticas, estas pueden influir en nuestras emociones y, por tanto, también en el rendimiento deportivo".

"Hoy es Lucas pero mañana será otro, cuando se está expuesto mediáticamente por desgracia conlleva que todo el mundo pueda hablar con o sin justificación alguna. Sin pensar en el daño que puede hacerse", explica Cos. "La clave pasa por la atención que le prestamos a estas y a las redes sociales en general. Lo importante es poner el foco en lo que depende de nosotros y podamos gestionar, por más desgaste que llevemos con estos comentarios no podemos controlarlos pero si podemos controlar la actitud con la que nos enfrentamos a ellos y ésta decidirá el impacto que tenga en nosotros".

El 28 de mayo de 2016 fue el día más feliz en la vida de Lucas Vázquez (Curtis, 1991). Aquella noche, cálida en el Giuseppe Meazza, Lucas exigió para sí mismo la máxima responsabilidad. Tomó el balón y atravesó el campo en dirección a la portería de Oblak. A sus 25 años, y sin mucha experiencia en el Real Madrid, el gallego iba a lanzar el primer penalti de una tanda que decidiría el vencedor de la Liga de Campeones.

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