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El fantasma de De Gea ya no asusta a Keylor
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se acabaron los rumores en la portería

El fantasma de De Gea ya no asusta a Keylor

La temporada pasada recuperó las dudas sobre el portero costarricense y el interés del Real Madrid por De Gea, pero su buen tramo final disipó cualquier posibilidad de desprenderse del número '1'

Foto: Keylor sigue ganando títulos como portero titular. (Reuters)
Keylor sigue ganando títulos como portero titular. (Reuters)

Dentro del mejor equipo del mundo, sea cual sea en el momento del que hablemos, hay un pilar maestro sobre el que se sostiene toda la estructura y sin el cual se vendría abajo y, por otra parte, hay una pieza prescindible, que está ahí tanto como podría estar otra cualquiera. Entre las posibilidades existentes para potenciar a los que ya son muy buenos siempre está la de cambiar a ese futbolista reemplazable por otro que, desde la teoría, es superior. El Real Madrid bicampeón de Europa tiene en Keylor Navas a su patito feo. Es extranjero, tímido y no es ninguna superestrella. Si hay que señalar a alguien despectivamente, el primero que viene a la cabeza del madridismo es el 'tico', el mismo que ha ganado dos Champions y una Liga en dos temporadas como titular.

A Keylor siempre le ha perjudicado en cuanto a relevancia y respeto internacional que llegase al Real Madrid desde el Levante, sin nombre y prácticamente sin repercusión. Hizo un fantástico Mundial en Brasil y se dio a conocer, pero no dejaba de ser un portero que llegaba a un grande desde un pequeño. En el mercado había opciones muy variadas, pero la dirección deportiva del Madrid decidió que el relevo de Iker Casillas en el futuro iba a ser Navas. No parecía a priori el sueño del aficionado madridista. Ni de Florentino, que buscó opciones y eligió a De Gea. Se pasó todo el verano de 2015 negociando con el Manchester United y, cuando lo tenía todo hecho, el traspaso llegó tarde a la sede de LaLiga. Keylor estaba en Barajas esperando un vuelo a Mánchester después de firmar su contrato en una camilla de Valdebebas.

Ese prejuicio, con el tiempo, se ha borrado de la mente. ¿O no? Nunca han cesado las dudas sobre si es el cancerbero idóneo para estar entre los palos de todo un Real Madrid y, lo más grave, el propio jugador tampoco las ha sabido o podido cerrar con sus actuaciones. Keylor se operó poco después de ganar la Undécima y se perdió el inicio de la pasada temporada, ocupando su puesto Kiko Casilla hasta finales de septiembre. En total, Navas participó en 41 partidos oficiales: 27 de Liga, 12 de Champions y 2 del Mundial de Clubes. En 34 de esos encuentros encajó uno o más goles. Solo fue capaz de dejar sin perforar su portería en siete choques. Un debe que no solo corresponde al portero, sino a toda la defensa, pero que es siempre el último responsable, el que ocupa el marco, al que se acusa como principal responsable.

No en todos los goles recibidos fue culpable, pero sí en lo fue en una cantidad considerable y, según la grada del Bernabéu, inaceptable. Erró nada más volver de su lesión en Dortmund, volvió a hacerlo ante el Sevilla en Liga y el Nápoles en octavos de Champions y tuvo dos groseros fallos sucesivamente contra Las Palmas y Betis que hicieron perder la paciencia al respetable y que recuperaron el fantasma de David de Gea, perdido en el último momento de un caluroso final de mercado de 2015. Su salida parecía lógica porque estaba estropeando todo el buen trabajo que realizaban sus compañeros, decididos a ganar la Liga por primera vez en cinco años.

Uno de los despejes al centro de Navas que no acabaron en gol.

La personalidad de Keylor engaña. Detrás de esa alma espiritual y reservada se esconde un hombre de firmes convicciones, más allá de las morales. Nadie puede llegar a ser un portero de primer nivel internacional con una mente débil que absorba, como una esponja el agua, todas las críticas que reciba, les dé validez y se crea peor de lo que es. Navas escuchó al Bernabéu y en vez de hundirse, se creció. No dejó de encajar goles, pero dejó de fallar. Sostuvo al Real Madrid en los últimos partidos de la Liga y, sobre todo, apareció como referente defensivo en la Champions League, en esas rondas decisivas donde cualquier detalle cuenta enormemente. Recuperó la versión que descartó a De Gea en 2016 y que volvió a hacerlo con Courtois y el madrileño en este verano.

La excelente intervención que evitó el gol de Rashford.

Los comentarios en los pasillos sobre la necesidad de alternativas a Keylor ocurrieron antes de abril. A partir de entonces, meros contactos, más por si acaso que otra cosa. Zidane confía ciegamente en su portero titular y ha convencido a Florentino Pérez de no acudir al mercado para reforzar el arco. Una pretemporada completa le hace empezar la campaña al frente del Madrid y su primer plato fue la Supercopa de Europa, donde volvió a ser el Keylor de todo el curso pasado. Lo que te quita, te lo acaba dando y con intereses. Dos veces despejó al centro antes de recibir el gol de Lukaku por ese preciso motivo. Al contrario que De Gea, que expulsó lejos de su marco los disparos que pudo evitar que acabasen en gol. Dio igual, al final, pues a De Gea le cayeron dos y Keylor salvó el empate en el minuto 80 en un mano a mano en el que lució su principal característica: los reflejos. El Keylor de siempre.

Dentro del mejor equipo del mundo, sea cual sea en el momento del que hablemos, hay un pilar maestro sobre el que se sostiene toda la estructura y sin el cual se vendría abajo y, por otra parte, hay una pieza prescindible, que está ahí tanto como podría estar otra cualquiera. Entre las posibilidades existentes para potenciar a los que ya son muy buenos siempre está la de cambiar a ese futbolista reemplazable por otro que, desde la teoría, es superior. El Real Madrid bicampeón de Europa tiene en Keylor Navas a su patito feo. Es extranjero, tímido y no es ninguna superestrella. Si hay que señalar a alguien despectivamente, el primero que viene a la cabeza del madridismo es el 'tico', el mismo que ha ganado dos Champions y una Liga en dos temporadas como titular.

David De Gea
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