Florentino Pérez ha minado su propia imagen por el 'beneficio' del Real Madrid

Durante la rueda de prensa en la que comunicó el despido de Carlo Ancelotti, Florentino Pérez acudió a términos como “decisiones difíciles”, “nuevos retos” o “impulso”. Son explicaciones para tratar de expresar el porqué de una medida anti popular. Dejó ver que era la cultura, palmarés y necesidad del Real Madrid -por encima de cualquier otra cosa- la que había provocado tal decisión. Unas semanas después, el presidente blanco ha vuelto a dar la cara ante otra medida que ha crispado a parte del madridismo: el 'despido' de Iker Casillas porque, aunque este lunes el presidente quisiera aclarar que ha sido una decisión del jugador, las negociaciones llevadas a cabo y la imagen de este domingo era la de un despido, ya que el deseo del futbolista era el de haber continuado en la Castellana, fuera o no titular. Estas dos decisiones han caído directamente sobre los hombros de un Florentino al que ayer centenares de aficionados pidieron su “dimisión”. Con este panorama, Sergio Ramos se ha convertido en el futbolista más intransferible del mundo.

Lo ha hecho pensando en el Real Madrid, porque si lo hubiera hecho atendiendo a su figura, Carlo Ancelotti seguiría en el club, quién sabe si junto a Iker Casillas. Las encuestas realizadas en torno a a quién debía entrenar al Real Madrid desde este verano daban -a lo largo y ancho de diferentes medios de comunicación- a Carlo como el favorito de la afición. Fue el técnico del inédito 2014 y del récord de 22 victorias consecutivas. Y su carácter, además, gustaba en una amplia mayoría de la afición (atendiendo a los aplausos del último partido del Bernabéu, no sólo a las encuestas). Pero Florentino no hizo caso de ese termómetro para tomar su decisión sobre alguien al que consideraba que le faltaba mano dura y que dejaba demasiado tiempo libre a su plantilla. Fichó a Rafa Benítez, sobre quien cae la responsabilidad (presión) de iniciar bien el curso para ganarse la simpatía que reflejaba Ancelotti en las encuestas. Y Florentino, indirectamente, se echó un pulso.

¿Quería irse realmente Casillas?

Durante este verano, la posibilidad de que Casillas y Sergio Ramos abandonasen el Madrid ha protagonizado la actualidad blanca. Con el capitán, la imagen del presidente ha sufrido un fuerte desgaste que este lunes se ha intentado limitar mandando un mensaje: “Se va porque quiere”. Pero este acto ha tenido un efecto boomerang con los más de 1.600 aficionados que han ido a despedir a Iker y de los que una buena parte han cantado “¡Florentino, dimisión!”. Las lágrimas de Iker y su deseo de haberse querido retirar en la Castellana frente a la misiva del presidente. ¿Qué ha calado más en el aficionado? En este caso, más allá de que se esté de acuerdo o no en la marcha de esta leyenda, han sido las formas las que han jugado en contra del actual presidente.

En estas circunstancias, el otro frente abierto es el del nuevo capitán del Real Madrid, Sergio Ramos. El sevillano termina contrato dentro de dos veranos y la prioridad de ambas partes, club y jugador, es de renovar. El problema es la diferencia económica que existe. Mientras las pretensiones del central se aproximan a los 10 millones de euros netos, el club puso sobre la mesa 7,5… aunque están dispuestos a subir hasta unos 8. ¿Será suficiente o con el actual clima se intentará aprovechar René Ramos para 'rascar' algo más? Si antes las intenciones del Madrid ya eran de renovar al central -aunque si llegaba alguna oferta mareante se lo iban a pensar- ahora la intención parece haberse transformado en una obligación.

"¡Florentino, dimisión!" sin la pelota en juego

Por supuesto, no todas las opiniones están en contra de los movimientos que ha realizado últimamente Florentino Pérez y su Junta Directiva, pero sí que han 'agitado' a una gran parte de la masa que estaba tranquila y conforme con lo que tenía (antes de estos dos movimientos, y sin estar la pelota en juego, no se había escuchado a ninguna voz pedir la "dimisión" de Florentino). Desde este punto de vista da la impresión de haberse metido en dos jardines sin necesidad. Como siempre, las facturas se pagan en el campo: si la pelota entra no pasará nada, si no entra… habrá juicio.

Y será un juicio diferente al que se enfrenta el 25 de noviembre por la modificación de los estatutos, los cuales desde hace poco dictaminan que cada candidato a unas elecciones merengues debe tener un aval en “patrimonio personal” equivalente al 15% del presupuesto del club, ahora mismo en 540 millones, y disponer como mínimo de 20 años de antigüedad de socio. Esto es, que cada persona que desee acceder al cargo de presidente debe presentar 81 millones de aval, algo al alcance de poco más de 300 españoles… Otro jardín en el que se metió poniendo una cláusula 'anti jeques', que resultó ser también 'anti socios'.