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Alfredo di Stéfano, el hombre que puso al Real Madrid en el mundo
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LÍDER DE LAS CINCO COPAS DE EUROPA

Alfredo di Stéfano, el hombre que puso al Real Madrid en el mundo

Di Stéfano marcó un antes y un después en el Real Madrid. Aterrizó de la mano de Bernabéu para escribir las mejores páginas de la historia del club

Foto: Di Stéfano presume de una placa con todos sus títulos en el Real Madrid (Cordon Press).
Di Stéfano presume de una placa con todos sus títulos en el Real Madrid (Cordon Press).

Alfredo di Stéfano marcó un antes y un después en la historia del Real Madrid. Considerado por muchos como el mejor jugador de todos los tiempos, aterrizó de la mano de Santiago Bernabéu para escribir las mejores páginas de la historia del club blanco al mismo tiempo que agrandaba su leyenda personal. Hasta que apareció Raúl, fue, durante muchos años, el máximo goleador del Real Madrid; también se convirtió en el argentino con más títulos oficiales (22), pero Leo Messi acabó por superarle en 2010. Dos pinceladas que muestran la grandeza de ‘La Saeta Rubia’. Genio y figura, se convirtió en el referente para todos los jugadores que defendían el escudo de un Real Madrid que llora el adiós de su jugador más ilustre.

“Quiero a ese argentino”. Santiago Bernabéu fue claro cuando le vio por primera vez en el feudo blanco. Corría el año 1952 y el Real Madrid celebraba sus Bodas de Oro con el Millionarios como invitado a la gran fiesta blanca. El conjunto argentino llegó con Di Stéfano a la cabeza y el delantero conquistó a todos los presentes firmando los dos tantos de Millionarios (4-2) y con una carrera de sesenta metros en los últimos pases de la contienda. La Saeta exhibía la entrega y la brega que tanto gusta por Chamartín. Un año después debutaba con la camiseta del Real Madrid y la afición blanca ya entonaba aquello que se escuchaba en el Monumental: “¡Socorro! ¡Socorro! ¡Ahí viene la Saeta con su propulsión a chorro!”.

El 23 de septiembre de 1953, Di Stéfano saltó al campo con el escudo blanco en el pecho por primera vez. En frente, el Nancy-Lorraine que asestó cuatro tantos al Real Madrid. No empezaba Alfredo con buen pie a pesar de haber visto portería. El tropiezo fue invertido cuatro días después en su debut oficial contra el Santander: el conjunto blanco goleó (4-2) y uno de los tantos llevaba el sello del argentino. La Saeta empezaba a escribir su gloriosa historia con el Real Madrid. No en vano, los mayores éxitos y los mejores reconocimientos como jugador llegaron en su etapa como madridista: cinco trofeos ‘Pichichi’ (1954, 1956-1959), dos Balones de Oro (1957 y 1959), uno de Plata (1956), máximo goleador de la Liga de Campeones de la UEFA (1958), medalla de oro al Mérito Deportivo (1966), medalla al Mérito de la FIFA (1994), medalla al Mérito Deportivo del Ayuntamiento de Madrid (1996), formar parte del Salón de la Fama de la FIFA desde 1998 o la Gran Cruz del Orden del Mérito Deportivo (1999) entre otros tantos.

Lo que no se imaginaba tras aquel primer encuentro oficial era que su polémico aterrizaje en la capital de España iba a cambiar la historia de su nuevo club hasta el punto de convertirle en el Mejor Club del Siglo XX, reconocimiento otorgado por la FIFA. No sólo cambió el rumbo del Real Madrid, también de la Liga. Cuando Di Stéfano llegó, era el Barcelona el que llevaba el bastón de mando en el campeonato doméstico. Tanto que la afición llevaba veinte años sin festejar una Liga. La situación experimentó un giro de 180 grados en 1954 ya que de los siguientes diez campeonatos, ocho acabaron con el Real Madrid como campeón. Además, de la mano de Di Stéfano, se colocó una Copa del Generalísimo en las vitrinas del Santiago Bernabéu.

Recuperada la gloria en las fronteras nacionales, tocaba conquistar Europa. La oportunidad llegó de la mano del periodista galo Gabriel Hanot que planteó la posibilidad de crear una competición en la que participasen los equipos campeones de cada Liga europea. Junto a Jacques Ferrán redactaron una serie de normas que hicieron llegar a la UEFA y la Copa de Europa fue real en 1956. El 13 de junio de aquel mismo año, el Real Madrid se proclamó primer campeón europeo en el Parque de los Príncipes tras derrotar (4-3) al Stade de Reims. No fue un triunfo fácil pues los blancos comenzaron perdiendo (2-0) hasta que Di Stéfano se puso manos a la obra para recortar distancias. Liderados por el argentino, los madridistas igualaron dos veces el marcador (2-2 y 3-3) hasta lograr la victoria definitiva.

Acababa de empezar una década de oro en la que el Real Madrid era el rival a batir. Un año después tocaba defender el cetro europeo, tarea que el Rapid de Viena de Ernst Happel complicó más de lo previsto. El conjunto austriaco se propuso remontar el 4-2 de la ida y a punto estuvo de lograrlo porque acorraló al Real Madrid con un contundente 3-0- Los blancos jugaban con un menos por la lesión de Oliva y fue entonces cuando Santiago Bernabéu dio en una de sus famosas arengas en el descanso. Las palabras del presidente tuvieron el efecto deseado y los blancos forzaron el desempate con una diana de Di Stéfano. ¿De quién si no? El tercer encuentro y la posterior final contra la Fiorentina fueron un mero paseo. Segunda Copa de Europa consecutiva a la que seguirían la conquistada ante el Milan y frente al Stade de Reims.

El Real Madrid de las cuatro Copas de Europa dominaba Europa a su antojo. A Di Stéfano se fueron uniendo jugadores que grabaron su nombre en la historia blanca aunque sin llegar al nivel de La Saeta: junto a él, aumentaron la leyenda madridista futbolistas como Puskas o Santamaría. Es más, el argentino y el húngaro fueron los nombres propios de una final catalogada como la mejor de la historia. El escenario, el Hampden Park de Glasgow. El rival, el Eintracht de Francfurt. ¿El resultado? Un 7-3 forjado con cuatro tantos de Puskas y tres de Di Stéfano bajo la batuta de Miguel Muñoz que dijo sobre el argentino: “Con Di Stéfano tenemos dos jugadores en cada posición. Ni después de siete goles intentó reposar”. ‘La Saeta’ y los suyos no conocían los límites y convirtieron al Real Madrid en el primer equipo que levantó la Copa Intercontinental ese mismo año.

Cuatro años después de levantar la quinta Copa de Europa, Di Stéfano volvió a disputar una final de la máxima competición europea con sabor amargo. Igual que en la temporada 1961/1962 cuando cayeron frente al Benfica, esta vez hincaron la rodilla ante el Inter de Milán. No fue un partido más. Era el último de Alfredo di Stéfano con la camiseta del Real Madrid. El argentino puso el punto final de su historia como madridista en el mejor partido que un futbolista puede vivir a nivel de clubes. Aquel día no escribió un final feliz, pero poco importaba después de haber cambiado la historia del Real Madrid como el mejor jugador de la historia que ha defendido el escudo blanco.

Alfredo di Stéfano marcó un antes y un después en la historia del Real Madrid. Considerado por muchos como el mejor jugador de todos los tiempos, aterrizó de la mano de Santiago Bernabéu para escribir las mejores páginas de la historia del club blanco al mismo tiempo que agrandaba su leyenda personal. Hasta que apareció Raúl, fue, durante muchos años, el máximo goleador del Real Madrid; también se convirtió en el argentino con más títulos oficiales (22), pero Leo Messi acabó por superarle en 2010. Dos pinceladas que muestran la grandeza de ‘La Saeta Rubia’. Genio y figura, se convirtió en el referente para todos los jugadores que defendían el escudo de un Real Madrid que llora el adiós de su jugador más ilustre.

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