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Pep Guardiola pierde al inseparable hermano con el que caminó durante toda una vida
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juntos edificaron el mejor barça de la historia

Pep Guardiola pierde al inseparable hermano con el que caminó durante toda una vida

De la mano edificaron un Barcelona superior. Se distanciaron en su momento y hace unos meses firmaron la paz. Guardiola se queda sin un hermano

Foto: Guardiola y Tito Vilanova, durante un partido en el Vicente Calderón (EFE)
Guardiola y Tito Vilanova, durante un partido en el Vicente Calderón (EFE)

“El fúbol necesita que el mejor técnico del mundo esté entrenando". Lo dijo Vilanova cuando Guardiola desveló que tras un año sabático volvería a entrenar. La vida de Tito no se puede entender sin Pep y viceversa. Se conocieron en La Masía, cuando soñaban con triunfar en el Barcelona. Sólo se separaron cuando un desencuentro entre ambos enfrío una relación que durante años fue más que fraternal. Con el fallecimiento de Vilanova, Guardiola ha perdido algo más que un íntimo compañero de viaje.

Con apenas 15 años se conocieron y aseguran que a las dos semanas ya eran inseparables. El cerebro de ambos procesaba fútbol las 24 horas. Antes de que uno triunfara en el fútbol de elite y el otro se ganara la vida en un segundo plano, ya se veía que Pep y Tito acabarían algún día sentados en un banquillo. El destino hizo que lo hicieran en el mismo y en la etapa más gloriosa y exitosa del Barcelona.

Mediocampista dotado de un buen nivel técnico, Tito no pudo triunfar en el Barcelona. Tuvo prisa por subir al primer equipo y un buen día decidió dejar el club porque esa oportunidad soñada no le llegaba. Con el tiempo reconoció que se precipitó. Tras un año en 2ª B con el filial blaugrana, emigra al Figueres, completando su carrera como futbolista en Celta, Badajoz, Mallorca, Lleida, Elche y Gramanet, colgando las botas a finales de 2001.

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Fue en 2007 cuando las vidas de Tito y Pep se juntaron en el banquillo del filial del Barcelona. En ese momento comenzó una apasionante aventura que compartieron juntos. Unos años en los que el Barcelona maravilló al mundo entero. Guardiola era el líder, la imagen de ese equipo, pero a su lado la figura de Vilanova era fundamental para el técnico. Un asistente fiel, leal y preparado. Básico para el trabajo diario del equipo y crucial en el torrente de trofeos que llenaron las vitrinas del Camp Nou.

Thierry Henry definió como pocos a Tito Vilanova. "Es el hermano gemelo del míster", dijo el atacante francés, confirmando la sabiduría futbolística del técnico fallecido. Andrés Iniesta, para rubricar las palabras del francés, comentó en alguna oportunidad que "Tito es como un libro, enseña mucho y nunca se hace pesado".

Cuando Pep Guardiola fue declarado mejor entrenador de 2011, en su discurso fue Tito el protagonista a la hora de recoger el trofeo. “Desde mi corazón quiero dedicarle este galardón a Tito Vilanova, mi amigo, mi compañero y asistente. Aunque ahora no vengas tanto, siempre estás ahí. ¡Va por ti, chico!”. Ya había empezado su lucha contra el cáncer y el laureado entrenador fue justo porque era el primero en reconocer la enorme importancia de su amigo en su éxito.

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La enfermedad de Tito marcó mucho a Guardiola. Cuando se supo el mal que le aquejaba, la fortaleza del actual entrenador del Bayern se resintió. En el aspecto deportivo ya veía señales a su alrededor que le animaban a poner el punto y final a su periplo en el banquilo del Barcelona. Lo de Vilanova le marcó tanto que ya no tuvo dudas. Y fue su salida del club, más bien las formas, lo que supuso el principio del deterioro de las relaciones de Guardiola y Tito.

En abril de 2012 se escenificó la marcha de Guardiola. Aquel día, flanqueado por Sandro Rosell y Andoni Zubizarreta, el rostro de Pep se descompuso cuando se anunció que Tito sería su sustituto. No porque su amigo fuera el elegido, sino porque él hubiera separado su salida de la llegada de Vilanova. “La decisión de que Tito me sustituya no es mía, sino de Zubizarreta. Me he enterado hoy mismo de que mi sustituto era él”, dijo Guardiola aquel lejano día.

Acabó la temporada y sus caminos se separaron. Guardiola se marchó a Nueva York a desconectar un año, a volver a respirar con tranquilidad. Un año sabático alejado del mundanal ruido, acompañado por su familia y lejos de la primera línea futbolística. Poco a poco las relaciones comenzaron a enfriarse. Pep expulsaba la tensión acumulada durante años de exigente presión mientras Tito asumía por primera vez la responsabilidad de ser el primer espada, al mismo tiempo que luchaba contra el cáncer.

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Y fue la enfermedad la que volvió a unirles en la ciudad de los rascacielos. Tito estuvo un par de días en Nueva York y los amigos volvieron a encontrarse. Luego llegó el silencio. Se cortaron las comunicaciones. De un lado a otro y viceversa. No fue hasta mucho después cuando se supo que esa amistad indestructible se había resentido hasta límites insospechados. Ambos abrieron la boca para hablar del asunto y el personal se quedó con la boca abierta.

En julio de 2013, Pep Guardiola incendió el ambiente al decir que “me fui a 6.000 kilómetros de distancia y pedí a la directiva del Barça que me dejara tranquilo y no lo ha conseguido. No ha cumplido su palabra. Este año ha habido demasiadas cosas en las que se han pasado de la raya. Utilizar la enfermedad de Tito Vilanova para hacerme daño es algo que no olvidaré nunca". Y añadió que “a Tito Vilanova le he visto en Nueva York, y si no le he visto más es porque no ha sido posible, pero no por mi parte. ¿Tengo que justificar que yo quiero que le vayan mal las cosas a alguien que he tenido tanto tiempo de compañero? Esto es de muy mal gusto".

La respuesta de un molesto Tito no se hizo esperar. Y fue dura y concluyente. "Él era mi amigo y yo lo necesitaba, pero él creyó que no. No estuvo acertado con sus declaraciones y me sorprendió. No creo que nadie haya utilizado mi enfermedad en su contra. Yo estoy encantado con el trato de la junta directiva, nos ha ayudado a mí y a mi familia, se han preocupado por mí", afirmó. Y Vilanova fue más allá al recalcar que "cuando estuve más de dos meses en Nueva York, no nos vimos y no fue por mi culpa. Yo lo necesitaba y él actuó así, pero creo que tendría que haber sido de otra manera. Yo hubiera actuado de otra forma”.

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El cruce de declaraciones cayó como una bomba en el entorno barcelonista. Fue entonces cuando se desveló que las mujeres de ambos habían mantenido una dura y fuerte discusión, al encontrarse casualmente en Nueva York. Montse Chaure, esposa de Tito, reprochó a Cristina Serra, mujer de Pep, que éste se hubiera olvidado del enfermo amigo mientras luchaba por su vida en un hospital. Se habló de una bronca en toda regla en la que una y otra se reprocharon deslealtades de todo tipo.

Poco después, Pep Guardiola relajó la situación cuando ya ejercía como nuevo entrenador del Bayern de Múnich. “Me resulta muy difícil hablar de este tema en alemán. Tito es muy amigo mío y le quiero tantísimo... Esto es muy, muy duro para mí”, dijo el de Santpedor, afectado por la complicada situación de Tito, obligado a renunciar recientemente a entrenar al Barcelona durante la presente temporada. Aquella recaída ha terminado siendo fatal y definitiva.

Ambos tenían una charla pendiente. A solas, sin testigos. Como en los viejos tiempos, cuando soñaban juntos. En octubre pasado tuvo lugar ese encuentro. Pep Guardiola viajó a Barcelona desde Múnich y en su domicilio particular tuvo lugar el encuentro. Tito Vilanova llegó en su coche particular. Horas en la intimidad en la que pudieron decirse a la cara todo lo que tenían dentro. Una charla de viejos y buenos amigos. La de dos hermanos que ya no volverán a caminar juntos…

Minuto de silencio y crespones negros en el Allianz Arena

El Bayern de Múnich lamentó este sábado la muerte de Tito a través de un comunicado publicado en la página oficial del club. En el texto, escrito en castellano y catalán, el presidente del Bayern, Karl-Heinz Rummenigge, expresa su pesar en nombre de la institución alemana por la muerte del extécnico del Barcelona a causa del cáncer que padecía en la glándula parótida.

“Con consternación y profunda pena ha conocido el Bayern de Múnich la muerte de Tito Vilanova. El antiguo entrenador del Barcelona vino la temporada pasada con su equipo a nuestra casa y aprendimos a conocerlo y valorarlo como un gran entrenador y una maravillosa persona”, apunta Rummenigge. El presidente del Bayern también recuerda la relación “más allá de lo laboral” que unía a Vilanova con Guardiola y su equipo. “El dolor y las condolencias del Bayern de Múnich están hoy con la familia de Tito Vilanova y el Barcelona. Este sábado recordaremos, en el partido de Bundesliga, con un minuto de silencio y crespones a una magnífica persona y amigo” finaliza el comunicado.

“El fúbol necesita que el mejor técnico del mundo esté entrenando". Lo dijo Vilanova cuando Guardiola desveló que tras un año sabático volvería a entrenar. La vida de Tito no se puede entender sin Pep y viceversa. Se conocieron en La Masía, cuando soñaban con triunfar en el Barcelona. Sólo se separaron cuando un desencuentro entre ambos enfrío una relación que durante años fue más que fraternal. Con el fallecimiento de Vilanova, Guardiola ha perdido algo más que un íntimo compañero de viaje.

Pep Guardiola Sandro Rosell
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