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La fórmula del éxito del Real Madrid, de la histeria a la tranquilidad como sistema
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MOURINHO DESQUICIÓ Y ANCELOTTI DA NORMALIDAD

La fórmula del éxito del Real Madrid, de la histeria a la tranquilidad como sistema

Las batallas del pasado han dejado paso al diálogo, a una vida cotidiana sin sustos ni enfrentamientos. La metamorfosis hace que el equipo se vea invencible

Foto: Los jugadores del Real Madrid celebran la victoria conseguida en el Veltins Arena (Imago).
Los jugadores del Real Madrid celebran la victoria conseguida en el Veltins Arena (Imago).

Nervios e histerismo contra tranquilidad y normalidad. La tensión mal entendida que Mourinho quiso transmitir a sus jugadores en su último año como madridista, llevó al equipo blanco a pasar una temporada en blanco. Las batallas del pasado han dejado paso al diálogo, a una vida cotidiana sin sobresaltos, sin sustos ni enfrentamientos dialécticos en la sala de prensa. El resultado de la metamorfosis es evidente y coloca al Real Madrid soñando con romper con la historia que dice que nunca la entidad madridista ha sido capaz de tocar el triplete formado por Liga, Champions y Copa en una misma campaña.

Ancelotti se encontró, a su llegada, un vestuario cansado de soportar tanta tensión. "Mourinho nos metía una presión tremenda ante una posible derrota" comentó Antonio Adán está misma semana en Onda Cero. El problema llegó cuando el portugués llevó al extremo esa tensión cambiándola por enfrentamientos a cualquier precio. Mourinho se marchó con la mitad de la plantilla dándole la espalda y sin mantener relación alguna con él. Casillas, Ramos, Pepe, Cristiano... dejaron de hablarle, circunstancia que no ocultaron en público.

Ante esta situación, el italiano tiró de su libreto, de su manera de entender las relaciones con una plantilla de estrellas, algo con lo que lleva conviviendo en las dos últimas décadas. Abrió su puerta, tendió la mano al diálogo. Todo se volvió normal. Los entrenamientos dejaron de ser un suplicio para pasar a formar parte de un día a día sano y transparente.

En sus primeros días escuchó a todos, se empapó de club y vestuario, al que devolvió la voz y el voto quitado por Mourinho que se fue sin hablarse con cuatro de los seis jugadores más veteranos del club. Un par de semanas bastaron para recuperar el diálogo con los capitanes. Casillas y Ramos se entregaron al italiano aunque su inicio de temporada no fue sencillo. Uno y otro mantenían conflictos. El primero por su suplencia y el segundo por esa renovación que no terminaba de llegar. Con los capitanes de su lado, todo fue más sencillo a la hora de manejar el grupo.

Ancelotti arrancó reavivando el conflicto de Casillas siguiendo los consejos de su preparador de porteros. La suplencia del capitán no era la medida que esperaban por la zona noble. "Hubiera sido más sencillo sacarle y si fallaba sentarle de nuevo", comenta un directivo del club blanco. El ex del PSG consiguió aplacar la polémica con el inusual reparto de competiciones. Fórmula, por cierto, que no gusta a ninguno de los dos porteros, pero que han terminado por aceptar. El italiano habló con ellos y consiguió que la crisis de la portería fuera mejor llevada de puertas hacia dentro que hacia el exterior.

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El siguiente punto de conflicto que resolvió Ancelotti fue el de Di María. Lejos de elevar el evidente distanciamiento del argentino con el club, el italiano medió en la disputa dando confianza a Di María para que se redimiera ante la afición. Y lo hizo inventándose la posición de tercer centrocampista para el ex del Benfica, convirtiendo al 'fideo' en imprescindible.

A partir de ese momento y con la tecla pulsada del 4-3-3, el Real Madrid comenzó a perfilar un once que, salvo la rotación en el lateral derecho donde la balanza se está inclinando del lado de Carvajal y las apariciones de Jesé, todo el mundo recita sin duda alguna. Ha conseguido elevar la estima de una plantilla que terminó abrasada por la tensión competitiva que exigía Mourinho y que termina siendo asfixiante para los jugadores.

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Ancelotti ha sabido ganarse a los jugadores. Es su táctica y le suele funcionar. Lo ha hecho en todos los equipos y ha terminado conquistando títulos. Después se ha metido en el bolsillo a una afición dividida por diferentes frentes para, más tarde, iniciar esa conquista con Florentino Pérez y compañía. "Progresa adecuadamente", afirman los directivos al ser preguntados.

En un ambiente idóneo y eliminadas tensiones, el Real Madrid está asombrando a Europa gracias a los seis goles logrados ante el Schalke y los 26 partidos que lleva sin perder. Nadie discute un dominio que ejerce desde lo alto de la clasificación en Liga, en la final de Copa, con los dos pies en los cuartos de final de la Champions y demostrando que tiene capacidad de mejora, el dato que invita a pensar a los propios jugadores que a día de hoy son invencibles.

Nervios e histerismo contra tranquilidad y normalidad. La tensión mal entendida que Mourinho quiso transmitir a sus jugadores en su último año como madridista, llevó al equipo blanco a pasar una temporada en blanco. Las batallas del pasado han dejado paso al diálogo, a una vida cotidiana sin sobresaltos, sin sustos ni enfrentamientos dialécticos en la sala de prensa. El resultado de la metamorfosis es evidente y coloca al Real Madrid soñando con romper con la historia que dice que nunca la entidad madridista ha sido capaz de tocar el triplete formado por Liga, Champions y Copa en una misma campaña.

Florentino Pérez
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