Del Bosque busca recuperar los valores de una España desconocida

Vicente del Bosque tiene que fabricar una nueva España. Las lesiones y alguna baja de jugadores que en su día fueron clave han llevado a la Roja a vivir el peor momento desde 2007, momento en el que España selló su presencia en la fase final de la Eurocopa de Austria y Suiza ganando a Suecia en el Bernabéu. Los empates ante Francia y Finlandia colocan a los jugadores del Del Bosque ante la necesidad de lograr algo que hasta ahora no han sido capaces de hacer, que no es otra cosa que ganar en la capital francesa en partido oficial. Dos partidos, dos derrotas. Final de la Eurocopa del 84 y en la fase de calificación de la Euro 92.

Para romper la racha, el seleccionador apuesta por recuperar parte de la seña de identidad que no apareció por Gijón. Busca el consuelo en la aportación de Xavi y Xabi Alonso, pero en especial pretende volver al estilo que ha llevado a España a ejercer de tirano en el fútbol mundial en los últimos cinco años. En Saint-Denis no habrá revolución, pero sí que volverán los hombres claves en la construcción del juego del equipo en los últimos años. Jugadores como Arbeloa o Villa volvieron a quedar señalados, pero Del Bosque confiará en ambos jugadores. 

Las bajas de Jordi Alba, lesionado para tres semanas, y la del sancionado David Silva serán cubiertas por Monreal y por Xavi Hernández, que entrará en el once junto a Xabi Alonso. El otro candidato a dejar el once titular es Cazorla. El equipo que el seleccionador pondrá en liza no cambiará mucho del formado por Víctor Valdes; Arbeloa, Piqué, Ramos, Monreal; Busquets, Xabi, Xavi, Iniesta, Villa y Cesc.

La España desnaturalizada de la que hablábamos en la previa del partido ante Finlandia ha mostrado la imagen más pobre desde que Casillas mostrara al mundo el potencial futbolístico levantando la Eurocopa de 2008. Las ausencias de hombres claves como Xavi, Puyol, Xabi Hernández o el propio capitán, han restado identidad a la campeona del mundo. La falta de velocidad, algo habitual en una selección de toque, llegó asociada de una desaparición total de desborde, de capacidad de sorpresa. Sin ocasiones, sin profundidad, España se volvió vulgar y hasta, por momentos, dejada a su suerte.

Francia no será Finlandia, pero Deschamps ya avisó ayer que no piensa ir a por el partido desde el primer minuto. "Jugar como lo hizo Finlandia es la única manera de hacer daño a España", afirmó el seleccionador galo, que para la ocasión esperará a los hombres de Del Bosque cerca de su portero para sorprender a la contra. La iniciativa volverá a ser española, pero sin una diferencia tan abismal de posesión como la que se produjo en El Molinón. España volverá a ser dueña del balón, pero la obsesión es que ese control venga acompañado de la velocidad y la sorpresa perdidas en los dos últimos partidos oficiales.