Lando Norris y el consejo de Fangio: "Trata de ser el mejor, pero no te creas el mejor"

"Primera victoria, antes que la mía...". A Lando Norris le salió del alma ese ‘antes que la mía’ cuando vio que Oscar Piastri celebraba su primera victoria en una carrera de Fórmula 1. No es un Gran Premio, no consta en las estadísticas oficiales, pero ganar hoy día en una competición oficial a Max Verstappen y Red Bull no es poca cosa. Y lo logró el joven australiano en lugar de Norris, que como teórico líder de McLaren debería haber sido el que pasara primero el sábado bajo la bandera a cuadros. Una cura de humildad dura pero quizá necesaria para el británico.

Nadie esperaba semejante nivel de un debutante como Piastri y menos aún probablemente Lando Norris. El inglés es posible que imaginara, que al menos en la temporada como rookie del joven australiano, éste no iba a hacerle sombra. Y menos aún después de haber dominado sin contemplaciones a Daniel Ricciardo las anteriores dos temporadas. Pero en la Fórmula 1, es peligroso dar cosas por sentadas. Norris tenía razones para sentirse muy buen piloto, incluso tan bueno como el mejor, pero se le olvidó que nunca hay que perder la humildad no vaya a ser que un día alguien te dé un revolcón y te baje a la tierra.

Norris en absoluto está decepcionando esta temporada. Al contrario. Con su renacido McLaren están confirmando carrera tras carrera lo buen piloto que es. Su problema, es que a su lado en el equipo ha surgido un talento que en ocasiones, no sólo es tan bueno como él sino que a tenor de su potencial crecimiento podría ser incluso mejor que él. Quizá Lando dio por descontado, que si superaba de forma inapelable a alguien con un pedigrí tan alto como Daniel Ricciardo, eso quería decir que había alcanzado un nivel de superestrella. A fin de cuentas Ricciardo había ganado muchas carreras, peleado de tú a tú con Max Verstappen y rendido a alto nivel en su paso por Renault. Pero a lo mejor no valoró, que 'smiling Ric' a lo mejor no estaba en su mejor versión cuando coincidieron en McLaren.

Desde luego siempre quedará como un gran enigma el pobre rendimiento de Daniel Ricciardo en Mclaren. El piloto de las antípodas siempre argumentaba unas dificultades insalvables en las características del coche para su estilo de pilotaje. Otros, como su compatriota y campeón del mundo en 1980 Alan Jones, pensaba que Daniel había perdido su foco en la competición y ya no era el mismo. Por falta de compromiso o por un coche imposible de adaptar a su estilo de pilotar, o incluso un poco de las dos cosas, lo que está claro es que Norris pensaba que se enfrentaba al Prime de Ricciardo y en realidad lo hizo a una versión descafeinada.

La siempre necesaria humildad

Cuando McLaren enseño la puerta de salida a Ricciardo, con la cancelación anticipada de su contrato, Norris pecó de arrogante y no mostró empatía alguna con su compañero de equipo “Lamento decirlo, pero diría que no lo siento. Es difícil, porque no sé si eso podría pasarme a mí en el futuro con este coche o con un equipo diferente, pero no me voy a engañar pensando en lo que pueda pasar en el futuro, yo me tengo que centrar en mi pilotaje y no es mi trabajo centrarme en lo que le pase a cualquier otro. No soy un entrenador de pilotos, no estoy aquí para echar una mano y ese tipo de cosas, estoy aquí para dar lo mejor de mí mismo y esto es lo que hay”.

El duro discurso de Norris, en el momento de la despedida del que hasta ese ese momento había sido su compañero de equipo, es el típico ejemplo de que incluso pudiendo tener razón en alguno o todos los argumentos, hay que bajar un par de marchas a la hora de expresarse. Sobre todo, porque esa situación que decía desconocer si podría pasarle a él, no es que le haya ocurrido ya con Oscar Piastri, pero en cierto modo la cura de humildad sí que ha sido sonora. Es inevitable que el paddock se pregunte: “Si este chico (Piastri), como debutante, aprieta las clavijas de tal modo a alguien que considerábamos muy bueno como era Norris, ¿dónde estará su techo cuando adquiera experiencia en la categoría?.

El problema lo ha hecho crecer el propio Norris, porque cuando fue preguntado a principio de temporada sobre el tipo de ayuda que iba a brindar a su debutante compañero de equipo, el británico continuó con ese tono algo egoista y no exento de cierta arrogancia. "En la puesta a punto del coche trato de no complicar demasiado las cosas, para que sea claro y fácil de interpretar, entender y aprender, pero tampoco me voy a sentar con él para revisar los datos y decirle: 'Vamos, puedes hacer un mejor trabajo'. Ese no es mi trabajo, no estoy aquí para eso, aunque si me pregunta algo estoy feliz y abierto para hablar las cosas” -concluía Norris-. Le haya preguntado mucho o poco Piastri a Norris, lo cierto es que están muy próximos el uno al otro cronómetro en mano.. De nuevo, palabras razonables pero necesitadas de ser pasadas por un tamiz de humildad.

La presión en el campo de Norris

El rendimiento de Norris en 2024 como decíamos está siendo muy bueno, pero si se le puede poner un pero, es el de fallar en ciertos momentos clave. Este fin de semana fue un ejemplo claro de esta situación. De no haber excedido los límites de pista en la última curva, la pole position casi con seguridad habría sido suya. Son pequeños fallos de ese tipo los que han provocado que en Qatar y en otras ocasiones Piastri haya quedado por delante de él en clasificación o en carrera. Y eso tiene una lectura muy sencilla: Presión.

Norris sostiene un discurso similar al de Max Verstappen defendiendo que no hay coches diseñados alrededor de el estilo de pilotaje concreto, sino que los ingenieros simplemente hacen el mejor coche que con las herramientas que disponen son capaces de construir. Esto es una verdad a medias, porque siendo cierto que en ocasiones no se diseña pensando en un piloto, es igual de cierto que las reacciones de un monoplaza pueden encajar mejor con ciertos estilos de pilotaje. Y mas cierto aún que la línea de evolución del coche girará hacia los deseos del piloto que mejor partido saque de la materia prima. ¿Quién sabe si eso no es lo que esta pasando con este McLaren y Oscar Piastri?

Cuando alguien como el australiano llega sin experiencia a la Fórmula 1 y es inmediatamente rápido, además de acreditar una sobresaliente capacidad como piloto, es también un síntoma de que coche y forma de ser manejado se ajustan como un guante. En apenas seis meses Lando Norris, ha comprobado el error de no haber hecho caso a la famosa frase del gran campeón Juan Manuel Fangio, de que “hay que tratar de ser el mejor, pero nunca creerse el mejor".