La enésima avería de Alpine, como símbolo de un tiempo perdido para Fernando Alonso

Acabar una temporada abandonando en la última carrera por una fuga de agua es el más triste resumen de lo que ha tenido que sufrir Fernando Alonso en su tercer periodo en Alpine. En su primera etapa, con el equipo antes conocido como Renault, consiguió dos Mundiales. En la segunda parte, el rendimiento fue decepcionante, pero al menos se saldó con dos victorias. En la presente, sin embargo, el equipo no es ni una sombra de lo que fue. Y no es porque su personal sea incompetente. El 90% de la fuerza laboral del equipo francés es tan bueno como el mejor. Falla el liderazgo y la gestión. Y de qué manera, además.

Alonso estaba batallando en AbuDhabi por los puntos e ilusionando a sus seguidores porque se le veía fuerte frente a sus predecesores Sebastian Vettel y Esteban Ocon. Pero el espejismo en el oasis del circuito de Yas Marina duró poco. En la Vuelta 26, el asturiano entró en boxes pillando de sorpresa a sus mecánicos, que rápidamente se dieron cuenta de que no había nada que hacer. La carrera se acababa allí mismo.

"Estoy decepcionado, sí", expresó el bicampeón mundial. "Quiero decir, yo y millones de personas están decepcionadas ahora, los aficionados, etc. Es lo que hay. Ha sido una temporada muy desafortunada. Bueno, en realidad no se puede decir mala suerte. Creo que no estábamos bien preparados en cuanto a fiabilidad. Y no solo en abandonos en carrera, porque en Australia, [tuvimos] el problema en la clasificación; en Austria, el coche no comenzó en la carrera sprint. Y algunas otras carreras tampoco estábamos listos para competir. Es un poco triste terminar así, pero es así".

No puede ser casual

El que aún crea que en Fórmula 1 las casualidades existen hará bien en darse cuenta, lo antes posible, que el diferencial enorme de fiabilidad entre el coche de Fernando Alonso y Esteban Ocon (dos abandonos frente a ocho), no puede deberse a algo casual. No necesariamente tiene que existir una idea deliberada de perjudicar a un piloto sobre el otro, en este caso Fernando. Sin embargo, cuando andas justo de recursos; cuando los métodos fallan; cuando las prisas son malas consejeras, siempre hay un eslabón de la cadena que se rompe, por un lado antes por el otro. Y le ha tocado a Fernando Alonso por la simple incapacidad del equipo de poner en pista dos coches igual de bien preparados. Y el asturiano no era su apuesta de futuro. No hay más.

A los equipos ganadores, o al menos con potencial de serlo, se les reconoce, además de por los resultados deportivos, por los pequeños detalles. A veces por cosas tan tontas como unas redes sociales bien manejadas, unos eventos publicitarios bien preparados, unos comunicados de prensa a tiempo... Si en las cosas aparentemente sencillas, la atención al detalle brilla por su ausencia en Alpine, ¿qué puede esperarse del rendimiento de dos coches a lo largo de 23 carreras, en un entorno tan competitivo como la Fórmula 1? Es preciso insistir que no es culpa de los profesionales a cargo de cada negociado, sino de los líderes al mando de la nave por su falta de apoyo y directrices claras. Al final, es triste decirlo, pero, cuando quiere destacarse lo mejor de esta temporada en Alpine, lo más certero es replicar lo que dijo el propio Fernando: "Lo mejor es que ya se ha acabado”.

Un equipo que no es ni su sombra

A pesar del abandono de Alonso, Alpine aseguró el cuarto puesto en el mundial de constructores, dado que Esteban Ocon terminó en séptimo lugar y sus rivales de McLaren acabaron sexto (Norris) y noveno (Ricciardo). Puede parecer un juicio demasiado duro ante un resultado así, pero no hay que olvidar que la escudería es uno de los únicos cuatro equipos oficiales presentes hoy día en Fórmula 1 junto a Red Bull-Honda, Mercedes y Ferrari. McLaren no deja de ser a día de hoy un equipo cliente de Mercedes. En los últimos cuatro-cinco años, los tres tenores han tenido sus altibajos, pero Alpine, a diferencia de ellos, jamás ha sido en este periodo un serio candidato al triunfo. Está por ver que Aston Martin, el nuevo destino del asturiano, lo sea. Pero al menos hay espacio para ilusionarse.

"Quizá lo mejor de hoy es que ya es un día menos para vestir de verde. Mañana, comenzamos el nuevo proyecto, hacerme un asiento nuevo, conocer a nuevas personas y el martes salir a pista a probar el coche. Empezará un nuevo capítulo y toda la mala suerte de este año con suerte quizá se compense el próximo", agregó Fernando decepcionado a la vez que aliviado.

Efectivamente, en apenas un día, el asturiano estrenará nuevos colores y probará un coche que ha experimentado una progresión notable esta temporada. De ser de los peores de la parrilla, a estar en un nivel de competitividad similar al de Alpine como pudo verse en estas últimas carreras. Difícil será que siendo un equipo cliente de Mercedes, dado que la marca alemana les suministra el motor, sea un candidato al triunfo, pero que la apuesta de la marca inglesa va en serio es evidente.