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El calvario de Carlos Sainz ante su público: "Una mala carrera de principio a fin"
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DECEPCIONANTE CUARTO PUESTO

El calvario de Carlos Sainz ante su público: "Una mala carrera de principio a fin"

El piloto español no se andaba con medias tintas a la hora de valorar su actuación en su carrera de casa. Admite que no está siendo fácil revertir la situación a bordo de su Ferrari

Foto: Una mala carrera para Carlos Sainz. (EFE/Alejandro García)
Una mala carrera para Carlos Sainz. (EFE/Alejandro García)
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La Fórmula 1 no admite excusas, pero Ferrari y su entorno, menos. Los aficionados sacan muy rápidamente la guadaña al dictar sentencia sobre quién es el 'crack' y quién el 'paquete'. Pero las cosas son diferentes y más complejas de lo que parecen. Charles Leclerc no es de repente la reencarnación de Tazio Nuvolari y Carlos Sainz un piloto mediocre. Pero la distancia actual entre ambos pilotos hoy en día ejemplifica hasta qué punto pueden influir los detalles técnicos en el rendimiento.

Igual que el año pasado el madrileño fue quien antes y mejor se adaptó a su nuevo coche de aquellos que cambiaron de equipo, esta temporada es uno de los pilotos a los que más se les está atragantando la nueva reglamentación. Sea por la peculiar aerodinámica de esta generación de coches o por las características particulares del Ferrari F1-75, el Gran Premio de España fue el punto más bajo del pilotaje de Sainz en lo que va de temporada. Si el Circuit de Catalunya desvela virtudes y defectos de los coches, para Carlos ha sido el mayor golpe de realidad sobre el duro camino que le queda aún para recuperar el nivel del extraordinario piloto que sin duda es.

La decepción era visible en su cara. De aspirar a lograr su primer triunfo en Fórmula 1 frente a sus seguidores, acabó en una cuarta plaza alejada de toda brillantez. En un circuito que presentaba un llenazo histórico con 121.000 personas, era el día perfecto para hacer historia, pero todo se torció desde la misma salida, cuando se le atragantó el embrague y le relegó a la quinta plaza. A partir de ahí, todo cuesta arriba con la estrategia planeada y con la gestión de los neumáticos.

En la vuelta seis y la curva cuatro, llegó el gran jarro de agua fría: una fuerte ráfaga de viento le sorprendió y lo mandó a la grava. Con el coche tocado, el objetivo era acabar lo mejor posible minimizando daños. Un cuarto puesto final, teniendo en cuenta las circunstancias, no era un mal resultado, pero quedaba muy por debajo de las expectativas del propio piloto, su equipo y la afición.

Fallos propios sin excusas

"Una mala carrera de principio a fin. Muchos problemas de equilibrio. Me salí de pista con una ráfaga de viento, fue impredecible y no lo pude rescatar. Luego tuve que correr el resto de la carrera con el coche dañado con muy poca carga aerodinámica, se notaba en las curvas rápidas, sobre todo. Una carrera, en suma, de mucho sufrimiento, pero es lo que hay", explicaba el madrileño. Apenas unas vueltas después de Carlos, Max Verstappen sufría exactamente la misma situación, pero con la pizca de fortuna de salir sin daños en su coche al entrar más lineal en la grava que el español, que lo hizo de una forma más frontal.

Mattia Binotto, el jefe de Ferrari, trataba de buscar elementos positivos para un fin de semana desastroso para la 'Scuderia'. El abandono de Leclerc por fallo mecánico apartaba a los italianos del liderato del Mundial en detrimento de Red Bull, que aprovechó la debacle ferrarista para lograr un histórico doblete. "Ha sido una mala carrera para nosotros, pero esto forma parte de un campeonato de 22 pruebas. Siempre hay una buena y una mala, pero hay que ver lo positivo. Carlos acabó cuarto, regresando de una situación difícil. Todavía no tiene las sensaciones que él quiere del F1-75 y depende de nosotros ayudarle a sentirse completamente cómodo con él. Es tenaz, estudia la situación y nunca se rinde, así que estoy seguro de que pronto se sentirá realmente a gusto en el coche".

A pesar de abandonar una carrera casi ganada, Leclerc al menos estaba contento por confirmar que la evolución del coche va en la buena dirección y que en apenas una semana tendrá oportunidad de resarcirse en Mónaco. Carlos Sainz, comprensiblemente, no pudo sacar nada en positivo de la carrera española: "Para mí, es difícil sacar algo en positivo, me está costando mucho conducir este coche, se puede apreciar claramente incluso desde el exterior. Las actualizaciones están funcionando bien, el coche es rápido, pero no me siento cómodo con su equilibrio. No es lo que me va bien para el estilo de conducción que tengo. Por eso, no puedo mostrar un nivel de rendimiento similar al del año pasado", admitió el piloto español.

A preguntas de El Confidencial sobre las razones de fondo de que su estilo de conducción no se adapte al monoplaza, Carlos asumió que le queda aún trabajo por delante: "Son muchos detalles los que hacen falta, cosas muy específicas en las que tampoco puedo entrar porque son confidenciales dentro del equipo, pero para solucionarlo lleva su tiempo, tienes que cometer fallos, hacer mucha prueba-error y, bueno, por otra parte, es que también Charles está conduciendo fantásticamente bien y tiene el coche muy cogido por la mano. Lo está haciendo genial".

placeholder Carlos no pudo lograr el resultado que deseaba. (Reuters/Nacho Doce)
Carlos no pudo lograr el resultado que deseaba. (Reuters/Nacho Doce)

Desafío mental y mucho trabajo

Mentalmente, van a ser días difíciles para Carlos, porque no es fácil aceptar en un piloto que el problema está en ti y no en el coche. Le honra reconocerlo y no cabe duda de que, tarde o temprano, será capaz de solucionar el problema. Y dentro de lo que cabe, recordar que con todo el calvario que está sufriendo actualmente, solo está a tres o cuatro décimas de Leclerc.

Un ejemplo de perspectiva a una situación similar lo daban en 1991 Nigel Mansell y Riccardo Patrese, de poder a poder en el equipo Williams, disputándose 'poles' y carrera a carrera con una igualdad absoluta. Cuando el equipo inglés introdujo la suspensión activa en 1992, de repente el británico rodaba regularmente cerca de un segundo más rápido que el italiano. A Patrese no se le había olvidado conducir, pero aquel tipo de tecnología se adaptaba como un guante al estilo agresivo de Mansell en detrimento de la conducción de tiralíneas de su compañero de equipo.

Sainz estará satisfecho de que las mejoras en el F1-75 parecen funcionar bien y el excesivo desgaste de los neumáticos, que afectaba al monoplaza italiano, también evoluciona positivamente. Cuando mentalmente recupere la confianza en sus posibilidades, una vez que se sienta a gusto con su coche, los resultados llegarán. Que nadie lo dude.

La Fórmula 1 no admite excusas, pero Ferrari y su entorno, menos. Los aficionados sacan muy rápidamente la guadaña al dictar sentencia sobre quién es el 'crack' y quién el 'paquete'. Pero las cosas son diferentes y más complejas de lo que parecen. Charles Leclerc no es de repente la reencarnación de Tazio Nuvolari y Carlos Sainz un piloto mediocre. Pero la distancia actual entre ambos pilotos hoy en día ejemplifica hasta qué punto pueden influir los detalles técnicos en el rendimiento.

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