De las 100 victorias de Hamilton a la primera (frustrada) de Norris: "Estoy devastado"

Vuelta 49 de 53 en el circuito de Sochi. Lando Norris, piloto de 21 años, lidera el Gran Premio de Rusia con la victoria entre ceja y ceja. Empiezan a caer gotas de agua en el trazado, de manera leve, pero poco a poco la lluvia coge protagonismo. “La pista está muy resbaladiza”, le transmitieron desde la radio. La contestación del británico fue escueta, pero contundente: “¡Sí, callaos!”. La tensión de todo un fin de semana de trabajo, de toda una temporada, concentrada en las cuatro vueltas que separaban al piloto de McLaren de su primer triunfo en la Fórmula 1. No quería oír hablar de hacer una parada en boxes. Tenía a Lewis Hamilton detrás, todo un heptacampeón del mundo, mantenido a raya… O al menos eso creía. Vuelta 51 de 45. Norris hace un recto, incapaz de controlar el monoplaza por la lluvia, y dice adiós al triunfo.

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Los dos pilotos que se estaban jugando la victoria rodaban en ese momento con neumáticos slicks. En cuanto el trazado estuviera mojado, patinar era la única opción posible. El líder de Mercedes también recibió el mismo aviso por radio. Se avecinaba lluvia fuerte para el final de la carrera. Hamilton primero negó, “¡si tampoco es para tanto!”, pero desde la escudería estuvieron contundentes. A boxes, ya. Obedeció el británico para hacer la parada. A dos vueltas del final tuvo una vista perfecta para ver a su compatriota hacer un recto en plena curva. Lando Norris sufrió incluso para hacer la parada que le permitiese terminar la carrera, llegando a ganarse una reprimenda formal -sin sanción- al saltarse la salida del pitlane y luego cruzar la línea blanca que delimita el acceso debido a no poder manejar su monoplaza. Hamilton celebró así su victoria número 100 en la Fórmula 1, récord absoluto de la categoría, mientras su compatriota consiguió un amargo séptimo puesto.

La decepción era lógica. El trabajo de Lando Norris había sido excepcional durante todo el fin de semana. Logró la pole arrebatándosela a su amigo Carlos Sainz en el último instante y tuvo una mala salida en la que fue rebasado por el de Ferrari, pero lideró la carrera durante la gran mayoría de vueltas. Su victoria se antojaba tan claro como meritoria, con un Hamilton tratando de subir puestos después de una salida en falso. Parecía que Norris lo tenía todo controlado -afirmar que habría aguantado la embestida final del líder del Mundial de no haber caído el chaparrón final es un ejercicio de ficción-, pero su ambición fue demasiado grande. Largas horas se preguntarán en McLaren qué tenían que haber hecho para convencer a su piloto de que lo mejor entrar en boxes, aunque él sintiera que la pista no estaba tan mojada.

“No sé por dónde empezar, todavía estoy descontento y devastado. Habíamos decidido quedarnos fuera hasta que cambiaran las condiciones, el equipo me llamó para entrar a boxes... Decidí quedarme fuera de todos modos, pensando que era la mejor estrategia", expresó Norris ante los medios después de la carrera. El piloto se esforzó por no llorar, aunque sus ojos cristalinos dejaban ver su tristeza y decepción: “No pensé que la lluvia cambiaría tanto de intensidad y, de hecho, logré conservar el coche en pista al principio. Hice todo lo posible y, a pesar de algunos errores, logré mantenerme por delante de Lewis".

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Lando Norris pospone así su primera victoria en el Mundial, algo que llegará más pronto que tarde. A sus 21 años, el nacido en Bristol es una de las grandes promesas del circuito desde hace varias temporadas, pero este curso está suponiendo su consagración en la élite. De carácter afable fuera de la pista, Norris ha aprovechado las dudas que está dejando Daniel Ricciardo -gran apuesta de McLaren- para situarse como el gran candidato de la escudería. Es el primer piloto que asoma en la clasificación del Mundial por detrás de Mercedes y Red Bull (va cuarto con 139 puntos, detrás de Hamilton, Verstappen y Bottas). Y ya son varias las carreras de la temporada en la que se convirtió en gran aliciente para el espectador.

La victoria de Hamilton no esconde una nueva proeza de Verstappen

Max Verstappen vio como su máximo rival para el Mundial, Hamilton, se subía a lo más alto del podio y le arrebataba el liderato de la clasificación general. Y, sin embargo, una sonrisa se dibujaba en su rostro. Era normal. Pocas veces se adelantan 19 puestos en una carrera. El líder de Red Bull partió en Sochi desde el fondo de la pista, el último. El equipo y el piloto decidieron aprovechar cambiar el motor del monoplaza y asumir la sanción. Rusia era territorio de Mercedes y todo lo que no fuera una victoria de Hamilton era una sorpresa. El golpe podía ser duro, pero iba a ser controlado.

El holandés comenzó lanzado, como se esperaba, aprovechando las primeras vueltas para quitarse pilotos de en medio con una superioridad que un Red Bull puede tener en la zona baja. Su ascenso era espectacular. Solo un coche pudo pararlo. El Alpine de Fernando Alonso. Coincidiendo con el desgaste de sus neumáticos, Verstappen aflojó a mitad de carrera. Cuando todo parecía decidido a un puñado de puntos que iban a saber a gloria, la lluvia hizo su aparición y Red Bull jugó bien sus cartas. ¿El resultado? ‘Mad’ Max entró a meta como segundo clasificado. De hecho, entró más de 53 segundos después de Hamilton… Pero eso daba igual. Lo importante era conseguir los 18 puntos. Siete carreras por delante y solo dos puntos de diferencia entre ambos candidatos. Verstappen no pudo ser más sincero: “Definitivamente no lo esperaba cuando me desperté esta mañana”.