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La 'verstappenmania' y la marea naranja que permite todo en Países Bajos
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FIEBRE 'NARANJA' POR el piloto holandés

La 'verstappenmania' y la marea naranja que permite todo en Países Bajos

La llegada de la Fórmula 1 a Holanda visualizará el fenómeno social en que Verstappen se ha convertido para Holanda, con muchas similitudes con la 'Alonsomanía' vivida en España

Foto: Max Verstappen junto a su ruidosa afición
Max Verstappen junto a su ruidosa afición

Salvo que la lluvia decida lo contrario, finalmente la Fórmula 1 regresará a Holanda. Han sido muchos años de espera para que los Paises bajos pudieran volver a albergar una carrera de Fórmula 1. Concretamente, desde 1985. La posibilidad de que Max Verstappen se convierta en el primer piloto de su país en alcanzar el título de campeón mundial ha desatado en el país de los tulipanes una euforia y un interés por la Fórmula 1 inusitado.

A diferencia de lo vivido un par de décadas atrás en España con Fernando Alonso, Holanda siempre fue un país con una buena tradición automovilística. Sin el poderío de sus gigantes vecinos ingleses y alemanes, pero de la cantera neerlandesa siempre surgían brillantes talentos, y su presencia en el campeonato del mundo era mucho más habitual que la de España.

La llegada de Bernie Ecclestone al mando de la Fórmula cambió la suerte de Holanda como escenario de Grandes Premios. En la visión del magnate británico, los países pequeños como Portugal, Holanda o Bélgica cada vez lo iban a tener más difícil para albergar carreras. A Bélgica le salvaba tener el mejor circuito del mundial, pero aun a menos que acometiera una reforma descomunal en sus instalaciones de Zandvoort y pagara el cada día más elevado ‘hosting fee’, Holanda enía negro su futuro como cita del mundial. Hasta que apareción Max Verstappen.

placeholder Durante años el antiguo Zandvoort fue sede permanente de Grandes Premios
Durante años el antiguo Zandvoort fue sede permanente de Grandes Premios

Hasta recuperar el circuito

La pista holandesa sufría de los mismos problemas que muchos circuitos tradicionales de la era pre-Ecclestone: Sin involucración de las autoridades locales y gubernamentales era absolutamente inviable económicamente la reforma de las instalaciones a los nuevos estándares exigidos, ademas de competir con todos los nuevos países deseosos de poner su nombre en el mapa mundial. Por si las limitaciones económicas fueran poco castigo, Zandvoort tenía otra terrible espada de damocles sobre su cabeza: las limitaciones de ruidos exigidos por el vecindario. El Ayuntamiento como propietario del circuito debía lidiar con el fastidioso dilema de contentar a los vecinos que exigían el cierre de las instalaciones y no matar la economía local de los comercios y hosteleros que vivían fundamentalmente del impacto económico que generaba el circuito. Paradojas de la vida, una película calcada de la suerte sufrida a través de los años por el circuito del Jarama, que para rematar las coincidencias, fue un autódromo diseñado también por John Hughenholtz, el mismo ingeniero artífice de Zandvoort o de la pista japonesa de Suzuka. Un verdadero mago creando trazados espectaculares del que ya podría haber aprendido Hermann Tilke.

Desde 1985, siempre había rumores sobre un posible regreso de la Fórmula 1 a Holanda, posibilidad que se desvanecía por las desavenencias políticas, falta de recursos públicos o limitaciones medioambientales, pues no olvidemos que se trata de una pista situada al mismísimo borde del mar y en una zona con muchas especies protegidas. Pero tal y como ocurrió en España con Fernando Alonso, el interés que despertaron sus proezas hicieron posible lo imposible. En Holanda, al comenzar la ´fiebre naranja’ con Max Verstappen fueron cayendo una tras otra todas las barreras que impedían a los Países Bajos formar parte del exclusivo club de países organizadores de Grandes Premios. El año pasado la presencia del COVID obligó a cancelar el ansiado retorno pero este año por fin los ruidosos aficionados holandeses podrán disfrutar de su héroe corriendo en su casa.

placeholder Zandvoort ha experimentado una total renovación incorporando una espectacular curva peraltada.
Zandvoort ha experimentado una total renovación incorporando una espectacular curva peraltada.

Lo mejor del pasado y el futuro

Pese a sus múltiples limitaciones, las autoridades holandesas entendieron que no había mejor opción que reformar el venerable circuito del Mar del Norte. Assen se quedaba muy estrecho y está demasiado orientado al motociclismo y la posibilidad de construir otro circuito desde cero en otra ubicación no era una opción. En un país que lucha para ganar terreno al mar, las miles de hectáreas necesarias para desarrollar una nueva instalación lo hacen algo implanteable.

A pesar de las múltiples modificaciones realizadas y lo poco que queda del trazado original, la pista mantiene el sabor de los circuitos de antaño gracias a no buscar un nueva ubicación, con una buena sucesión de curvas medias mezcladas con zonas de alta velocidad y fuertes frenadas para favorecer los adelantamientos. Algo tendría que ver que gran parte de los trabajos hayan sido realizados por la empresa de ingeniería de John Hughenholtz Jr., que ha sabido aplicar las enseñanzas de su padre de maridar la capa de asfalto con ondulaciones en el terreno, así como dotar de grandes peraltes a las curvas. Algunos de esos peraltes de nueva factura, como el de la curva de entrada a la recta principal, son realmente espectaculares y parece mentira que las curvas peraltadas en una pista de carreras no sean tan frecuentes, ya que permiten diferentes trazadas por la línea exterior o interior.

placeholder La afición holandesa es ahora mismo, la más reconocible y ruidosa de todo el mundial.
La afición holandesa es ahora mismo, la más reconocible y ruidosa de todo el mundial.

Una marea naranja espectacular

Volviendo a Max Verstappen, las coincidencias con Fernando Alonso y entre España y Holanda muestran cómo se aunan intereses mediáticos, políticos y empresariales por el bien del deporte. La presencia de esa marea naranja en muchos circuitos recuerda enormemente a esa otra marea en este caso azul de seguidores del piloto asturiano por los circuitos del campeonato.

Al igual que ocurrió en España, también las audiencias televisivas en Holanda se han disparado, y se percibe un fenómeno similar a lo ocurrido en nuestro país, donde una parte importante de los nuevos aficionados llegados al deporte entiendieron su seguimiento al estilo futbol: Pasión ciega al ídolo y odio eterno al rival. Quizá sea también el signo de los tiempos, donde con las redes sociales y el enrarecido ambiente político todo se polariza de forma extraordinaria. Pero resultaría especialmente bonito ver este fin de semana la pasión enfervorecida de la marea naranja apoyando a tope a su ídolo sin necesidad de abucheos e insultos a Lewis Hamilton.

La cita ofrece un atractivo adicional y único: llega en un punto culminante de la lucha entre Verstappen y Hamilton, más igualados que nunca, por lo que ojalá que la mayor parte de la ‘fiebre naranja’ actúe con Max Verstappen como en su día la mayor parte de la ‘fiebre azul’ en los circuitos con Fernando. Alonso. El domingo viviremos un duelo histórico en un escenario singular en un ambiente espectacular. Probablemente esta carrera lo será también.

Salvo que la lluvia decida lo contrario, finalmente la Fórmula 1 regresará a Holanda. Han sido muchos años de espera para que los Paises bajos pudieran volver a albergar una carrera de Fórmula 1. Concretamente, desde 1985. La posibilidad de que Max Verstappen se convierta en el primer piloto de su país en alcanzar el título de campeón mundial ha desatado en el país de los tulipanes una euforia y un interés por la Fórmula 1 inusitado.

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