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Carlos Sainz y Charles Leclerc, juntos en un Ferrari amarillo: "La F1 es muy extraña"
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LA CONVERSACIÓN ENTRE AMBOS TRAS LA CARRERA

Carlos Sainz y Charles Leclerc, juntos en un Ferrari amarillo: "La F1 es muy extraña"

Carlos Sainz y Charles Leclerc compartían de manera desenfadada sus impresiones del pasado Gran Premio, sobre la F1, y de la próxima carrera. A bordo de un flamante Ferrari de calle

Foto: Carlos Sainz y Charles Leclerc ofrecían en una fresca conversación sus impresiones tras la carrera a bordo de su Ferrari Roma
Carlos Sainz y Charles Leclerc ofrecían en una fresca conversación sus impresiones tras la carrera a bordo de su Ferrari Roma

Carlos Sainz y Charles Leclerc salían del Red Bull Ring pocas horas después el Gran Premio de Estiria. El monegasco llevaba un balón en las manos. “Vamos, ¿Cuál es el coche?” “¿Dónde está el bebé”? preguntaban los dos pilotos mientras dejaban atrás los tornos de entrada del circuito. Buscaban su coche de uso particular. Quienes representan a fabricantes suelen contar con monturas de sus marcas. Otros tienen que conformarse con coches de alquiler. Por supuesto, no es el caso para dos pilotos de Ferrari. “Ese aquel amarillo” señalaba Leclerc. “El bebe amarillo”, refrendaba el español. Un flamante Ferrari Roma les esperaba. “¡Vamos!” decía el español “¡A la playa!” contestaba el monegasco mientras entraban en su montura. Los privilegios y el estatus que otorga representar a la marca más carismática del mundo.

“Estoy muy orgulloso de los pilotos, tanto por su trabajo juntos y con el equipo, como en la pista” diría a la prensa un poco antes Mattia Binotto. Ciertamente, los dos pilotos de la Scudería son los más consistentes de la parrilla. Además mantienen una buena relación personal, palpable en sus apariciones públicas juntos. Tema aparte sea esa dinámica desconocida hacia el exterior, cuando ambos se vigilan mutuamente para batirse siempre que sea posible. Con alguna ‘putadita’ que otra entre ellos, como en aquellos entrenamientos clasificatorios donde ambos contaban con serias opciones. Pero Sainz y Leclerc están funcionando deportiva y personalmente en Ferrari. El objetivo número uno de Mattia Binotto cuando fichó al español. Nada de malos rollos del pasado entre sus pilotos.

Los dos se subían al Ferrari Roma y salían juntos del circuito. Ferrari recogía en un vídeo la conversación, en la que comentaban juntos su particular visión de la carrera y alguna otra reflexión adicional que no había surgido con los medios. “Así que esta noche tenemos barbacoa” le preguntaba Sainz a Leclerc. “Con todo el equipo”, respondía el monegasco… Sainz abría fuego: “Ha sido un día decente en la oficina…”.

"Ibamos volando"

“Para mí estuvo bien desde la primera vuelta adelante, y luego nuestro ritmo fue realmente fuerte”, continuaba Leclerc, en referencia a su incidente con Pierre Gasly y la magnífica remontada posterior que le llevó hasta la séptima posición. Era el turno de Sainz. “Para mí fue más en la vuelta 28, todo el mundo entró en boxes y de repente, colega, con aire limpio, volábamos”. “Ibamos volando” respondía Leclerc, confirmando que el SF21 se había transformado en el Red Bull Ring. “Acabo de echar un vistazo al ritmo (de carrera), y es taaan magnífico de ver…”. “Creo que no miré los retrovisores en toda la carrera, era solo atacar, adelantar, atacar, adelantar…” Sainz retomaba sus sensaciones. “Para mí fue una cuestión de gestionar el ritmo. Y cuando me quedé en aire límpio el coche podía respirar, el neumático podía respirar...Era magnífico tirar a fondo, el neumático aguantaba, el coche se mantenía…” Ambos compartían las mismas sensaciones desde estrategias y posiciones distintas.

En la rueda de prensa posterior a la carrera Sainz mostraba el gesto serio a pesar de su remontada. Luego se sabría, estaba molesto con la oportunidad perdida de alcanzar a Lando Norris, no por un doblado o un piloto con peor monoplaza, sino por un Mercedes y el mismísimo Lewis Hamilton. “Eramos los más rapidos de la mitad de parrilla hoy” decía Sainz. “Seguro, por un gran margen” contestaba Leclerc. El español le refería el tema de Hamilton que, pensaba, podía haberse resuelto más rápido, y que se hizo con una gestión sobre la marcha entre los responsables de ambos equipos. “En un momento determinado estábamos cerca de los líderes con el ritmo, incluso me pude desdoblar”. “¿Lo hiciste?”, le preguntaba un sorprendido monegasco, desconocedor de esa circunstancia “Sí, Leclerc: es bueno ver una carrera con un ritmo tan bueno”.

"La Fórmula 1 es muy extraña"

Sainz aprovechaba el tema para reflexionar sobre la singular naturaleza de la Fórmula 1, que sigue sorprendiendo hasta a sus protagonistas. “Los dos nos fuimos para atrás la semana pasada y en una semana hemos pasado de irnos para atrás y mirar siempre por los retrovisores a ir hacia delante, solo hacia delante”, explicaba comparando las carreras del Paul Ricard y la reciente del Red Bull Ring. “La Fórmula 1 es extraña, tienes un mal fin de semana, obviamente hicimos los deberes, pero una semana más tarde es completamente lo opuesto”. “Sí, lo es” repetía Leclerc. “Es lo que mola de este deporte, que todo cambia super rápidamente en muy poco tiempo”, remataba el español

A la salida del circuito esperaban los aficionados, y los dos pilotos saludaban a través de las ventanillas. “Vete a la derecha, por aquí, es más rápido”. “No estoy de acuerdo, porque ya no atacas….”, bromeaba el español en referencia a la actuación del monegasco unas horas antes. “Tienes que estar de acuerdo, porque yo respeto todos los límites de velocidad” le contestaba entre risas Leclerc. Entonces, toman conciencia del coche que tienen entre manos. Entre otras cosas, porque también lo promocionan con su uso. “Este coche esta muy bien. Con este coche no sientes la velocidad, todo está tan bien equilibrado, que en la autopista, es un Ferrari, pero tiene una sensación particularmente buena, no sé lo que es”. “Me encanta el interior” contesta Leclerc mientras mira alrededor. Sainz le señala hacia su puerta derecha. “Ahí tienes tu radio personal, el aire acondicionado… le señala Sainz a Leclerc. El español le indica una emisora que ya tiene localizada por la música. El monegasco se pone a cantar con la canción que aparece, pero decide rápidamente que no es una buena idea.

"Me sentía un poco héroe"

Tras las optimistas impresiones sobre la pasada carrera, las esperanzas para la siguiente, este domingo. “Esperemos que la semana que viene podamos tener unos mejores entrenamientos para los dos”, comenta Leclerc, a lo que Sainz le interrumpe con un tono más bajo: “Particularmente yo…”. “Bueno no, yo también”, le contesta Leclerc, "y ojala podamos mantener el ritmo de carrera que hemos tenido aquí y tengamos un buen resultado pero…creo que va a llover”, apunta el monegasco sobre uno de los temas recurrentes durante todo el fin de semana. ¿“Crees que va a llover”? le pregunta el español. “Hoy iba a llover, y no ha llovido en ni una de las sesiones. Mi pronóstico del tiempo me decía que iba a llover todos los días”. “Y no ha llovido, así que tendrá que llover el próximo fin de semana” contestaba Sainz.

“Así que intentaremos hacer un poco mejor la clasificación, tener el mismo ritmo de carrera, y seguir presionando a los McLaren. Son muy consistentes”, dice Carlos, “sí que lo son”, remata el monegasco. Poco antes Mattia Binotto reconocía que el trabajo a futuro que Ferrari está desarrollando en estos momentos es mayor objetivo que el tercer puesto en pugna con McLaren. Resultaba difícil creerle.

“Ahora deberíamos hablar en italiano” cambia el tercio Leclerc. De nuevo, un resumen de lo anterior en un italiano fluido. Carlos Sainz añadía un detalle nuevo de la carrera. “La máquina, en frenada, me sentía muy fuerte” explicaba Sainz con entusiasmo. “Te sentías un poco como un héroe…” le contestaba Charles Leclerc entre risas, a bordo de su Ferrari de calle, esperando en pocos días otra trepidante carrera con las máquinas más rápidas del planeta, admirados por todas partes, vestidos de rojo Ferrari…

Carlos Sainz y Charles Leclerc salían del Red Bull Ring pocas horas después el Gran Premio de Estiria. El monegasco llevaba un balón en las manos. “Vamos, ¿Cuál es el coche?” “¿Dónde está el bebé”? preguntaban los dos pilotos mientras dejaban atrás los tornos de entrada del circuito. Buscaban su coche de uso particular. Quienes representan a fabricantes suelen contar con monturas de sus marcas. Otros tienen que conformarse con coches de alquiler. Por supuesto, no es el caso para dos pilotos de Ferrari. “Ese aquel amarillo” señalaba Leclerc. “El bebe amarillo”, refrendaba el español. Un flamante Ferrari Roma les esperaba. “¡Vamos!” decía el español “¡A la playa!” contestaba el monegasco mientras entraban en su montura. Los privilegios y el estatus que otorga representar a la marca más carismática del mundo.

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