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Cuando Hamilton pintó su mejor victoria en el lienzo mojado de Silverstone
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UNA DE LAS MEJORES VICTORIAS BAJO LA LLUVIA

Cuando Hamilton pintó su mejor victoria en el lienzo mojado de Silverstone

Dobló a todos los pilotos menos a los dos del podio, terminó con más de un minuto sobre el segundo clasificado, y mostró una maestría increíble en lluvia

Foto: Lewis Hamilton en el podio de hace seis temporada.
Lewis Hamilton en el podio de hace seis temporada.

“No podía ver nada a través de la visera, en la curva una y dos tenía que limpiarla, subirlay bajarla, tenía que hacerlo cada vuelta, especialmente cuando llovía, no podía ver nada, era tan extremo, tan duro… Un desafío mental enorme”.Lewis Hamiltonlideraba el Gran Premio de Gran Bretaña 2008, bajo el diluvio universal.“Imagina, un minuto de ventajay que me saliera, que no ganara, no habría forma de recuperarse de ello ni nadatan embarazoso, tendrías que retirarte”.

Era su segunda carrera enSilverstoneen Fórmula 1, yllegaba trasdos semanas sepultado por las críticas tras su rocambolesco incidente enMontreal,donde había embestido por detrás alFerrari de Raikkonen,estacionado delante del semáforo rojo, en boxes, a la espera de volver a la pista…Sin embargo, aquel 6 de julio de 2008,el británico iba a protagonizaruna de las actuaciones más majestuosas bajo la lluvia de la Fórmula 1.

El sábado también llovió, pero fueron palos

Dispersión mental, exhuberancia de juventud… El británico atravesabasu particular túnel mediático y personal. Pero aquella mañanaalgo iba a cambiar. “En la puerta del circuito estuve con algunos aficionados, y esto me dio mucha energía, fui a Paddock Club, al Mercedes Benz Club, y me dieron más energíatodavía, tanto apoyo…”.

Porque a Hamilton se le reclamaba que no defraudara su enorme talento.Todavía enlosbajos fondos anímicos desemanas anteriores,un error en los entrenamientos le dejaron cuarto, mientrassu compañero, Heiki Kovalainen le pusoen evidenciaante su público con el mejor tiempo de parrilla. El sábado por la tarde llovió también, pero fueronpalos por su actuación.

La carrera de Raikkonen, por el desagüe

El domingo, el cielo quiso jugar al azar con la carrera. Desde 1995, solamente David Coulthard había regaladountriunfo a los aficionados británicos. Portantas razones, por esa energía acumulada durante la mañana , Hamilton salió‘a degüello a por Kovalainen, pero el finlandés le devolvió el hachazo ycasi llegaron a tocarse entre los sudores del muro de McLaren.Sin embargo, elbritánico estaba ‘enchufado’ aquella tarde de domingo. Solo era cuestión de esperar.

En cinco vueltas dio cuenta de Kovalainen en Stowe. En la séptimaya tenía casi tres segundos de ventaja sobre su compañero. Ferrari había salido con intermedios usados, la mejor opción para un asfalto con humedades. Acierto de Ferrari.Raikkonen también olía sangre, y comenzó a recuperar terreno sobre Hamilton a medida que la pista se iba secando.

Pero el cielo empezóa jugar con equipos y pilotos a medida que llegaba la primera parada en boxes. Vuelta 21. El McLaren y el Ferrari entran a la vez. Pero el equipo británico huele mejor la lluvia y coloca intermedios nuevos, mientras que Raikkonen volvióa la pista con los usados, esperando que siguiera secándose. Error de Ferrari. En la vuelta 26 Raikkonen perdía 21 segundos y se le fue la carrera por el desagüe. Por entonces, FelipeMassa ya había hecho dos de sus cinco trompos de toda la prueba.

Con el codo en la ventanilla

“Cuanto más rápida es una pista, más exigente es bajo la lluvia”, sentenciaJackie Stewart, protagonista de una las carreras más memorables en mojado (Nurburgring 1968), y testigo aquel día de algo excepcional.Porque amitad de carrera se abrieron los cielos, peroHamilton rodaba majestuosamente, en otra dimensión frente a sus rivales.

Mientras algunos de sus rivales parecíanpeonzasy otrosandaban con aletas sobre el asfalto inundado, laventaja de Hamilton aumentaba vuelta a vuelta, apesar de que en algunos puntos de la pista iba a ciegas.”Ni veía la línea blanca de la pista”, confesaría después.Y, de repente, llegó la llamada del equipo por la radio.

“Lewis, tienes 48 segundos de ventaja, y estás rodando entre cinco y ocho segundos más rápido que el segundo, levanta el pie…” El británico se quedó sorprendido, “pero ni siquiera estoy tirando”, contestó. “ Rodaba a un ritmo cómodo, y no quería bajar el ritmo porque puedes perder la concentración”, explicaría después.Tuvo queobedecer al muro de boxes. “¿A qué ritmo debo ir?” preguntó por la radio.El equipo le indicó un 1.36 por vuelta, que cubría luego con el codo apoyado en la ventanilla.

El cuadro en la pared

El segundo clasificado, Nick Heidfeld, terminó a 1 minuto y ocho segundos. Todos fueron doblados, exceptolos dos pilotos que subieronal podio.Fue una de las mejores victorias que se recuerdan sobre la lluvia. “Para alguien tan joven e inexperto, haber pilotado en esas condiciones a aquel nivel, sin cometer casi ni un error, para mí le sitúa a un nivel muy elevado”, declararía Jackie Stewart tras la carrera, “lo que hizo Senna en Donington fue magnífico, mi victoria en Nurburgring con cuatro minutos de ventaja fue un gran triunfo, pero entonces yo era ya un piloto con mucha experiencia…”

Aquel 6 de junio, Lewis Hamilton pintó una majestuosa victoria en el lienzo de Silverstone. De hecho, en su casa, tiene colgadaen la pared una gran pinturacon su McLaren MP4/23cruzando la línea de meta en aquella carrera,porque “es una de esas carreras históricas que nunca olvidaré”. Ni él, ni cualquiera que se precie de disfrutar verdaderamente con la Fórmula 1.

“No podía ver nada a través de la visera, en la curva una y dos tenía que limpiarla, subirlay bajarla, tenía que hacerlo cada vuelta, especialmente cuando llovía, no podía ver nada, era tan extremo, tan duro… Un desafío mental enorme”.Lewis Hamiltonlideraba el Gran Premio de Gran Bretaña 2008, bajo el diluvio universal.“Imagina, un minuto de ventajay que me saliera, que no ganara, no habría forma de recuperarse de ello ni nadatan embarazoso, tendrías que retirarte”.

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