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"Qué gusto ver a dos españoles trabajando en Ferrari"
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PRIMER DÍA DE DE LA ROSA COMO SEGUNDO DE ALONSO

"Qué gusto ver a dos españoles trabajando en Ferrari"

"Me comentan esto cuando empecé y grito "¿qué?"... Quién nos iba a decir esto a nosotros". Este pensamiento lo lanzó al aire un veterano periodista español

Foto: "Qué gusto ver a dos españoles trabajando en Ferrari"
"Qué gusto ver a dos españoles trabajando en Ferrari"

"Me comentan esto cuando empecé y grito "¿qué?"... Quién nos iba a decir esto a nosotros". Este pensamiento lo lanzó al aire un veterano periodista español cuando vio, a última hora de la tarde, cómo Fernando Alonso y Pedro de la Rosa acudieron juntos a una reunión con ingenieros dentro de un enorme camión rojo con un Cavallino Rampante gigante.

El de este martes se trató de un día muy especial para el automovilismo español, tanto que ni un bicampeón del mundo de rallyes quiso perder la ocasión de vivirlo en primera persona. "Qué gusto ver a dos españoles trabajando y colaborando en Ferrari". Carlos Sáinz plasmó en su twitter el gozo que sintió después de un día así... y eso que faltaba Marc Gené. Este martes fue la primera vez que coincidían Pedro y Fernando en un circuito a los mandos de la nave que hace más de seis décadas se inventó Enzo Ferrari.

Lo emotivo de este éxito nacional desde fuera se convierte en una gran responsabilidad para los protagonistas. La presión en Ferrari es especial, diferente, y De la Rosa está empezando a ser consciente de ello. Son apenas cuatro metros lo que separan el hospitality de un espacio previo al box -en el que está prohibida la entrada a todo aquel ajeno al equipo- y, sin embargo, atravesarlos se convierte en una miniaventura para cualquier piloto de la Scuderia... más si estás en España y te llamas Fernando Alonso. Este martes, Pedro lo comprobó.

A De la Rosa no le ha cambiado el rojo

"¡Pedro, Pedro!". El tercer piloto de Ferrari, poco antes de que finalizase la primera jornada de estos test en Montmeló, salía del hospitality para regresar al box. En el trayecto, de apenas unos segundos a trote ligero, su personalidad le impidió esconderse bajo sus enormes cascos como si no escuchase nada. Pedro, poco antes de cruzar la 'línea de meta', paró. "Es tan bueno que le es imposible no parar", espetó un periodista. Uno, dos, tres... los aficionados empezaban a surgir por generación espontánea y el trabajo se le acumulaba al barcelonés. Sus pasos lentos en dirección al box no impedían a los fans atravesar la cuerda que delimitaba la zona de paso para continuar pidiéndole fotos y autógrafos. Medio minuto después, De la Rosa alcanzó su objetivo y llegó a boxes. Vestido de rojo, más que nunca, su fama e icono 'heroico' se disparan.

¿Es así siempre? Sí y, en el caso de Alonso, el tiempo para completar el mismo recorrido podría multiplicarse... salvo que des el esquinazo y sorprendas a prensa y aficionados 'escapando' por una puerta lateral del hospitality. Esta fue la táctica escogida por el asturiano tras el almuerzo. Una decisión que tomó para evitar, por ejemplo, encontronazos como el del año pasado en Jerez cuando alguien del público le llamó "capullo" por no parar. En aquella ocasión, con una sonrisa en la boca, Alonso solventó la solución y explicó que no podía pararse porque llevaba "nueve horas trabajando" y los ingenieros le estaban esperando para continuar.

¿Se imaginan, en el descanso de un partido de fútbol y camino del vestuario, a prensa y afición esperando por los jugadores? Esto es lo que sucede en el paddock de Fórmula 1 y, en el caso de Ferrari, el foco de atención es más grande que en ningún otro equipo. Es legítima y respetable la decisión tanto de quien para, como del que prefiere no perder ni un segundo la concentración en mitad de la jornada laboral.

Se pare uno, otro, los dos o ninguno, "hay que saborear bien este momento porque no sabes cuánto durará", comentaba el mencionado periodista veterano. Uno con los galones de Capitán General y otro de Coronel, lideran el ejército -la marca- más potente del mundo en una época en la que a sus paisanos les ponen también la cara colorada... y no por el rojo Ferrari.

"Me comentan esto cuando empecé y grito "¿qué?"... Quién nos iba a decir esto a nosotros". Este pensamiento lo lanzó al aire un veterano periodista español cuando vio, a última hora de la tarde, cómo Fernando Alonso y Pedro de la Rosa acudieron juntos a una reunión con ingenieros dentro de un enorme camión rojo con un Cavallino Rampante gigante.