La resurrección de Hamilton: vence a sus 'demonios' en el GP de Abu Dabi

2011 no ha sido un año fácil para Lewis Hamilton. El piloto británico ha sufrido problemas personales que él mismo ha reconocido y ha cosechado malos resultados deportivos al mismo ritmo que ha ido acumulando sanciones. A 28 puntos de su compañero Jenson Button en la clasificación del Mundial de Fórmula 1, su mayor deseo es finiquitar la temporada para centrarse en 2012 lo antes posible.

Pero Hamilton, luchador nato donde los haya, quiere despedir el año con buen sabor de boca, y sin duda la victoria en el Gran Premio de Abu Dabi habrá supuesto una inyección de moral para un piloto que en las últimas carreras andaba cabizbajo y deprimido, e incluso había perdido ese halo de seguridad y suficiencia que tantos detractores le había acarreado. "¿Ha sido culpa mía?", llegó a preguntar el británico después de uno de sus numerosos enganchones con Felipe Massa, fiel reflejo del estado de confusión en que se encuentra.

Una de sus "mejores carreras"

Pero en Yas Marina, el piloto de McLaren pareció resurgir de sus cenizas y completó un fin de semana casi perfecto: sólo le faltó la 'pole', que perdió a manos de Sebastian Vettel por escasas 141 milésimas. Hamilton dominó los entrenamientos libres y las dos primeras tandas de la sesión de clasificación. Y ya en carrera, con la pista libre por delante tras el abandono de Vettel, el británico supo aprovechar sin concesiones la ventajosa situación.

Lejos de lo que pudiera parecer -la ventaja sobre Alonso nunca bajó de los 2 segundos-, la carrera no fue un camino de rosas para Hamilton, lo que revaloriza la victoria del británico. El piloto español fue al máximo durante toda la prueba, como si de una contrarreloj individual se tratara. "Cada vuelta de la carrera era como una vuelta de sesión de clasificación con la intención de acercarme lo máximo posible" (a Hamilton), explicó Alonso en la rueda de prensa posterior al Gran Premio.

Pero esta vez Hamilton supo templar los nervios y controlar la ansiedad que tantas malas pasadas le ha jugado. El piloto de McLaren no cometió ningún error y gestionó a la perfección la degradación de sus neumáticos -uno de sus puntos débiles esta temporada por su agresivo estilo de conducción- y el consumo de combustible, manteniendo a raya a Fernando Alonso.

¿Espejismo o realidad? El Gran Premio de Brasil, que echa el telón a la temporada el próximo 27 de noviembre, puede tener la respuesta. Pero, sin duda, la resurrección de Hamilton sería -pensando ya en la próxima campaña- una muy buena noticia para el 'Gran Circo' de la Fórmula 1, tan necesitado este año de unas dosis de emoción en muchas de las carreras.