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Jumbo y Quick Step fuerzan la marcha para plantar cara al Tour con una nueva competición
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Hacia una Superliga ciclista

Jumbo y Quick Step fuerzan la marcha para plantar cara al Tour con una nueva competición

Algunos de los equipos más importantes del World Tour están en negociaciones para crear una Superliga de ciclismo que les otorgue un mayor peso en el reparto de ingresos

Foto: La creación de una Superliga puede cambiar el ciclismo. (EFE/Tim de Waele)
La creación de una Superliga puede cambiar el ciclismo. (EFE/Tim de Waele)

Los equipos ciclistas mueven ficha para reclamar un mayor peso en el reparto de ingresos del ciclismo profesional. La creación de una Superliga de ciclismo, que podría estar financiada con capital saudí, amenaza con cambiar para siempre la correlación de fuerzas de un deporte en el que los equipos siempre han sido el eslabón más débil, mientras las grandes carreras obtienen importantes beneficios con un mix de ingresos mucho más diversificado.

Se desconoce cuáles serán los próximos movimientos de una pugna por el control del ciclismo que se remonta a los orígenes de la misma disciplina y cuyo poder en estos momentos reside en muy pocas manos. Solo las gestoras de las grandes rondas ciclistas (ASO y RCS), las principales carreras de un día (Flanders Classics) y la federación internacional (UCI) facturan más de 540 millones de euros al año conjuntamente, según las cuentas analizadas por 2Playbook Intelligence, la unidad de datos e inteligencia de mercado de 2Playbook. Entre ASO, RCS y Flanders Classics controlan más de la mitad de las pruebas del World Tour. Una concentración que va a más a tenor de adquisiciones como la de la Amstel Gold Race por parte de la compañía belga especializada en clásicas.

La dueña del Tour de Francia cerró 2021 con una facturación de 227,1 millones y unas ganancias récord de 71,1 millones, en un año aún marcado por el covid-19. Sin embargo, la prueba reina del ciclismo mundial tan solo reparte 2,3 millones de euros en premios. La mayoría de estos ingresos procede de la venta de derechos audiovisuales y patrocinios de la competición, incluidos los derechos de sede.

Foto: Sobre fusiones, ciclismo y superescuadras. (EFE/Manu Bruque)

En contraposición, el presupuesto de los equipos que compiten en las principales carreras del World Tour oscila entre 10 y 50 millones de euros por temporada, sin que el porcentaje del negocio que obtienen de estos organizadores sea reseñable. Mientras el Movistar Team compite con un presupuesto ligeramente superior a 20 millones, otros como el hasta ahora llamado Jumbo Visma rondan los 35 millones, aún por debajo del mayor presupuesto del World Tour, el Ineos Grenadiers con 50 millones. Lo que demuestra una diferencia abismal entre la envergadura de los equipos y las gestoras de las carreras en las que compiten. El equipo telefónico, además, cerró el ejercicio de 2021 con unas pérdidas de 279.000 euros, mientras que el Ineos logró cerrar el año de la pandemia en equilibrio. Unas cifras que contrastan con los beneficios millonarios de ASO o RCS, o incluso de una carrera como La Vuelta que ganó 10 millones en 2022.

De este modo, los patrocinadores son el principal clavo ardiendo al que se aferran las estructuras ciclistas porque sostienen la mayoría de su presupuesto. De hecho, en la mayoría de casos, la aportación de las marcas se acerca hasta al 90% del total. Una dependencia comercial que dificulta sobremanera la estabilidad de los equipos e impide diseñar planes más a largo plazo del establecido en el contrato del patrocinador principal.

El ejemplo más claro de los riesgos que representa el modelo de negocio actual del ciclismo es el del equipo del dos veces vencedor del Tour de Francia, Jonas Vingegaard. El equipo neerlandés, con uno de los presupuestos más elevados del circuito, perderá a su patrocinador principal en 2024. El equipo, que viene de hacerse con el Giro de Italia, el Tour de Francia y la Vuelta a España, dejará de contar con la cadena de supermercados Jumbo como espónsor principal el próximo año, lo que ha obligado a la estructura a elevar el peso de algunos de sus socios para no ver comprometida su viabilidad en la élite. A partir de ahora, la escuadra pasará a denominarse Team Visma-Lease a Bike.

Foto: Vingegaard y Pogacar, frente a frente. (Reuters/Stephane Mahe)

El equipo neerlandés llegó a barajar una posible fusión con otro de los gigantes de la disciplina como el Quick Step. Precisamente, el Visma-Lease a Bike y el Quick Step son los que han liderado la puesta en marcha de un proyecto que aspira a crear una Superliga de ciclismo impulsada directamente por los equipos.

La propuesta de One Cycling, que también habría recibido el apoyo de otros equipos como Ineos Grenadiers o Education-First, recoge la posibilidad de crear en 2026 una liga de carreras que podría estar financiada por capital saudí a través del Fondo Soberano Saudí (PIF), según informó The Guardian. Es decir, intentar replicar lo que ya sucedió en el mundo del golf con la puesta en marcha de LIV Golf. Otros inversores como EY y CVC Capital Partners también estarían interesados en entrar en el capital de la competición, según Reuters.

"El mundo está cambiando a nuestro alrededor y nuestros competidores no son el resto de equipos; nuestros competidores son el fútbol, el rugby, la NFL, la Fórmula 1", explicó Richard Plugge, director general de Visma-Lease a Bike y presidente de la asociación de equipos (AIGCP), en el podcast RadioCycling. Asimismo, Plugge insistía en que "tenemos que asegurarnos de que dentro de cinco años este deporte sea más grande de lo que es hoy. Todo el mundo se beneficiará de ello" y aseguró que, "todo el sistema del ciclismo debe cambiar". El director del Visma-lease a Bike apuntaba a adaptar el deporte a los cambios del mercado y actualizar su oferta para competir por el público moderno.

*Artículo publicado originalmente en 2playbook.com.

Los equipos ciclistas mueven ficha para reclamar un mayor peso en el reparto de ingresos del ciclismo profesional. La creación de una Superliga de ciclismo, que podría estar financiada con capital saudí, amenaza con cambiar para siempre la correlación de fuerzas de un deporte en el que los equipos siempre han sido el eslabón más débil, mientras las grandes carreras obtienen importantes beneficios con un mix de ingresos mucho más diversificado.

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