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"No puedo, estoy muerto". Vingegaard hunde a Pogačar y sentencia el Tour de Francia
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Etapa 17

"No puedo, estoy muerto". Vingegaard hunde a Pogačar y sentencia el Tour de Francia

El ciclista esloveno sufrió una pájara que le alejó por completo de la victoria y de Vingegaard. Gall ganó la etapa en Courchevel por delante de Simon Yates y Pello Bilbao

Foto: El danés impuso su ley en el bajón de Pogacar. (Reuters/Benoit Tessier)
El danés impuso su ley en el bajón de Pogacar. (Reuters/Benoit Tessier)

Hoy era 19 de junio, año 1815. Hoy fue 3 de agosto del 216 antes de nuestra era. Hoy estaba siendo 20 de mayo de 1643. Hoy, sí, vivimos el 22 de octubre de 1805, pero sin barcos (bueno, aquel día tampoco quedaban barcos). Todo eso. Al menos para Pogačar. (Y aún peor que termina el asunto) En la contrarreloj, Vingegaard se disfrazó de Freddy Krueger, se disfrazó de Jason Voorhees, fue Yautja, fue el xenomorfo. Ayer Vineggaard estuvo como para enterrarle en un ataúd de oro, dentro de un ataúd de plata, dentro de un ataúd de acero. Vingegaard entró en Combloux con un paisano, susurrándole al oído "recuerda que eres mortal", con las manos manchadas de sangre, gritando Hoka Hey, aullando for those about to rock, we salute you. Ayer Vingegaard pudo firmarte la mejor crono (en relación diferencias por kilómetro) de los últimos ¿setenta? años.

Eso hizo ayer Jonas. Eso y ganar el Tour. Aunque hubiese más mandanguilla hoy, ojo. Saisies, Roselend, Longefoy, esa monstruosidad (en todos los sentidos) que es el Col de la Loze. Sestriere 92 con cien kilómetros menos (no es poca cosa), etapa reina tras decapitar al rey. Todo decidido, parece. Pero territorio... sí. Piensen en Loze. Treinta y cuatro kilómetros para arriba (con sus descansos, con su final en bajada-rampagaraje), pendientes sostenidas a su buen dieciocho, picos que da vergüenza escribir a ustedes. Infierno. Pero...

A ver, entiendan. El equipo de Pogačar filtró gente en las escapadas, porque somos optimistas, porque rendición es palabra bien fea... Subiendo Saises, donde sufre Carlos Rodríguez y se va al suelo Tadej. Saises, ese col mierdecilla que siempre da espectáculo. Saises, con más olor a bombero que un calendario en el estudio de yoga... Sufre Carlos Rodríguez, digo, se hace escapada gordísima en vanguardia. Los de siempre (Ciccone, Poels, Pinot, Bilbao, Gall, Simon Yates... esa peña), más compis de Vingegaard y compis de Pogačar. ¿Pinta a zafarrancho? Pinta a "mira, a ver qué pasa".

El mensaje más doloroso

Porque ¿cómo afrontas el ataque a Vingegaard tras lo de ayer? Es derretir un tanque a besitos, es conquistar Invernalia tirando barro en catapultas, es atacar Bizancio con catorce nutrias y siete rámilas. ¿Hay terreno? Pues sí, hay terreno. ¿Fuerzas? El danés tiene más, y a su equipo le sobran. Y Pogačar... Pogačar... i am dead... Pero no adelantemos, que quedan kilómetros.

Así que el pelotón (que de pelotón no tiene nada) afronta trantraneando Cormet de Roselend, que es una cosa preciosa... Muy dura (aunque suban por Méraillet y no por Pré, que eso es criminal) y preciosísima, con sus pastos, sus lagos, sus cascadas, sus ríos, sus ojáncanos despistaos. Fuga que consolida, los buenos dejan para el final lo de cosquillitas y hostiones... Estará la cosa ahí-ahí en cuanto a si ganan unos u otros (escapada-favoritos), porque el status quo (Whatever you want) sigue parecido hasta el pie de la Loze. Tres minutos, ¿cuánto son tres minutos?, la eternidad, una ilusión, que tres minutos es la vida, y la vida sueños son.

placeholder El danés es el líder destacado. (Reuters/Benoit Tessier)
El danés es el líder destacado. (Reuters/Benoit Tessier)

(Ah, bajando Logefoy se cae Egan Bernal. No fue nada grave, rápido a la bici, apenas detalluco. Pero quería unas palabritas para Bernal. Que no camina ni de lejos como antes, que nunca volverá a competir el Tour, creo. Que, oigan, siempre será un "y si". Pero, dentro de los "y sis" el de Bernal es uno de los mejores. Porque ha vuelto de donde muchos no vuelven. Y porque es un ciclista más que aprovechable, un profesional más que competente. A día de hoy, digo. Aplauso para él, ganar no debe ser lo más importante).

Empiezan a subir La Loze y, mira tú, hay más gente en la escapada que dentro del pelotón. Pone ritmo el equipo de Carlos Rodríguez (aunque es un ritmo un poco así, es ese ritmo de cuando no quieres poner ritmo porque si alguien pone ritmo-ritmo te vas a tomar pol saco), después de que van Baarle se haya papao la etapa entera, siete Giros de Lombardía, un París-Dakar y cuatro novelas de Santiago Posteguillo (al peso, unos catorce kilucos). Sosaina entre los buenos, Pogačar con carita de alojarse en Père Lachaise, Vingegaard pensando si se dejó el horno encendido, si comprar tomates para el desayuno, si es normal lo de cambiar a la tía de Will Smith en plena serie. Bofetón que se ahorra, piensa Jonas, y sonríe (evidentemente esto es falso), porque Jonas no sonríe, como no sonríe C-3PO, como no sonríe Leonard Nimoy con orejas largas, como no sonríe Roy Batty, y cuando sonríe sabes que va a pasar algo chungo.

A todo esto... la etapa está siendo un mojonazo bien gordo, pero que bien gordo. Hace cuarenta y ocho horas esto apuntaba a Merano-Aprica, hoy terminó en final por La Pandera. Catorce a meta y... se queda Pogačar. Por la caída, por lo de ayer, por lo que sea. Se queda Pogačar, se acaba el Tour. Catorce kilómetros para La Loze y llegaron los ciclistas a París. Game Over. Cómo sería el tema que hasta Vingegaard parece benévolo, no quiere hacer sangre, no mete la quinta, manda aflojar a los suyos, entra Kuss como quien entra al carril bici de un parque con la novia. Lo que es peor, sí, que derrotar a Tadej.

La muerte del rey

A los campeones no se les tiene piedad, porque los campeones despiertan temor, nunca misericordias. Es humillante. (Deja que no haya dos plazas en el pódium además de Jonas, en lugar de una tras Vingegaard y Pogačar, porque Tadej parece entregado, porque Tadej no quiere entrar en la agonía, en el sufrimiento, en ese morirse poco a poco que es esto de la bici. Meter la mano por el quicio de la puerta y cerrar lo más fuerte que te deje tu psique... Eso es competir en ciclismo, y por eso al ciclismo no se juega... el ciclismo se practica, se sufre. Y ahí no podía, ahí no pudo, llegar hoy Tadej Pogačar. "I'm gone, i'm dead", dijo al coche. Fue su epitafio, eso describe el Tour).

placeholder Tadej Pogacar entregó las armas. (Reuters/Stephane Mahe)
Tadej Pogacar entregó las armas. (Reuters/Stephane Mahe)

Por delante ataca Gall, y lo persigue Yates. Por detrás acelera Benoot, y lo persigue Yates. Hay dos Yates, como en cualquier cala de Marbella. Hasta que quedan diez kilómetros a meta (cuatro hasta la cima) y... Vingegaard enciende la moto. Va a por la etapa, va a por la exhibición, va a firmarte diferencias de otro tiempo. Si Pogačar se queda yo ataco. No gano por su debilidad, paseo por mi fortaleza. Igual llega, eh, yo ya me lo creo.Hasta que sucede lo de la moto. Hay demasiadas motos en el Tour, hay muchas motos, mucho público, muchos coches, mucha vergüenza. Casi tenemos movida gorda en Joux Plane (tuvimos movida pequeña), hubo bochorno en La Loze. Herradura a izquierdas, motocicleta enganchada, coche rojo que se engancha, Kelderman (va devorando cadáveres) y Vingegaard que se enganchan. No llega el danés, no llega. Vaya usted a saber si fue cosa del piloto..

Así que etapa entre Felix Gall y Simon Yates. Simon con su pedaleo bailongo y sabrosón, porque Simon Yates siempre anda en bici por mitad del Caribe. Unos quince segundos en cima, pero es que Gall baja como para no apostarte ni un duro por él... Y, con todo... triunfa. Triunfa Felix Gall. Maravillosa victoria, maravilloso Tour. Tercero es Pello Bilbao (maravillosa victoria el otro día, maravilloso Tour), cuarto es Jonas Vingegaard (ya saben), quinto hace David Gaudu, que termina haciendo eses, que en París-Niza (lo lejos que queda París-Niza) chuleaba a Jonas.

Por detrás... Adam Yates mete más de un minuto a Carlos Rodríguez (a Carlos Rodríguez se le quedan cerquita Simon Yates y Pello, ojo), Thibaut Pinot casi no llega de clavao que va, Tadej Pogačar pierde seis (vuelvan a leerlo) seis minutos con Vingegaard. Tadej Pogačar que parece morirse, Tadej Pogačar que añora Kwaremont y Huy y Cauberg, Tadej Pogačar subiendo Larrau, subiendo Granon, Tadej Pogačar subiendo Pra-Loup.

Tadej Pogačar que ha sido derrotado como se derrota a los campeones. Como se hunden las leyendas. Pogačar que deja imágenes inéditas en su relato, que parece pequeño, pálido, débil. Tadej Pogačar que luchará durante años con esta foto de hoy. Son siete y medio en la general, es una paliza enorme, inmensa, de Jonas Vingegaard. La pájara de hoy llega tras la marcianada de ayer (no soy capaz de trenzar relación causa-efecto, solo constato), Vingegaard se ha mostrado superior como solo han sido superiores los más grandes.

El rey ha muerto, larga vida al rey.

Hoy era 19 de junio, año 1815. Hoy fue 3 de agosto del 216 antes de nuestra era. Hoy estaba siendo 20 de mayo de 1643. Hoy, sí, vivimos el 22 de octubre de 1805, pero sin barcos (bueno, aquel día tampoco quedaban barcos). Todo eso. Al menos para Pogačar. (Y aún peor que termina el asunto) En la contrarreloj, Vingegaard se disfrazó de Freddy Krueger, se disfrazó de Jason Voorhees, fue Yautja, fue el xenomorfo. Ayer Vineggaard estuvo como para enterrarle en un ataúd de oro, dentro de un ataúd de plata, dentro de un ataúd de acero. Vingegaard entró en Combloux con un paisano, susurrándole al oído "recuerda que eres mortal", con las manos manchadas de sangre, gritando Hoka Hey, aullando for those about to rock, we salute you. Ayer Vingegaard pudo firmarte la mejor crono (en relación diferencias por kilómetro) de los últimos ¿setenta? años.

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