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Valverde entra en la Historia con su retiro en Lombardía el día que Pogačar hizo historia
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SU ÚLTIMA CARRERA

Valverde entra en la Historia con su retiro en Lombardía el día que Pogačar hizo historia

El español dijo adiós en una jornada en la que disfrutó por última vez de la bicicleta a nivel profesional. Por su parte, el esloveno completó una tarde espectacular en Italia

Foto: Valverde, antes del Giro de Lombardía. (EFE/Michele Maraviglia)
Valverde, antes del Giro de Lombardía. (EFE/Michele Maraviglia)

Antes todo esto era de la Monarquía Española, dice la voz en off (que tiene cierto aire a Txente, con menos tacos). Antes, Bala, eso era antes, así que, mira tú, qué mejor sitio para el tema del retiro, para el último baile, para sellar la cartillita y, hop, pedir pensiones, que ya está bien, que has cotizao de sobra, Bala, que tú nunca estuviste por Andorra (toses de fondo, quizá es un equipier), que tú solo has asfalto siete u ocho puertos allá por la Sierra Bermeja. Aproximadamente. Así que eso, como en tu mismísimo hogar, pregunta a Ferrante Gonzaga, que sabe mucho de estos rollos, Ferrante Gonzaga.

A ver, es una dramatización, porque no se van a meter con asuntillos de un quítame allá esos Habsburgos en los documentales de bicis. Pero era por darle un poco de ambiente, por ligar temas, que esta Il Lombardía (para mí será toda la puta vida el Giro di Lombardía, que es lo que ganaron Bartali, Coppi, Girardengo y esa peña) venía con aires de despedir y saludar. Como sucede siempre, desde hace más de un siglo, oigan, que una no tiene estatus de Clásica señera en otoño sin pagar ciertos peajes...

(Ah, el Giro de Lombardía también lo ganó Alfredo Binda. Cuatro veces, nada menos. Andaría súper feliz con el panorama político italiano de ahora, oigan, que por algo prefería camisas negras, que estilizan y meten orden).

placeholder Pogacar, después de ganar el Giro de Lombardía. (EFE/Michele Maraviglia)
Pogacar, después de ganar el Giro de Lombardía. (EFE/Michele Maraviglia)

El adiós de Valverde

Lombardía de dos nombres. Uno que se va, otro que sigue llegando. El primero, Alejandro Valverde, se sube por última vez aquí a una bici de competición (aunque conociéndolo no me extrañaría verlo todo picado el año que viene por El Soplao, metiendo plato gordo en Carmona). Como no quiero panegíricos (y tendrá cumplida referencia la semana que viene, se lo prometo) vamos a dejar aquí el tema Valverde. Sin más. Gloria a un tío que debutó hace veinte años y que tiene tres pódiums acá.

(Y más que debería tener, ojo, que se le ajusta como un guante la prueba, que menuda lacra retirarse sin esta joya en su entrada de la wiki).

Gloria, además, a alguien que sigue contando entre los favoritos. Igual no primera línea, pero... outsider. Encontrar un outsider cuarentón es cosa más karaoke etílico que Monumento ciclista, así que démosle merecido mérito.

El otro nombre es Tadej Pogačar, y venía envuelto por todas las paradojas del mundo. Porque a mí la temporada de Pogačar me parece alucinante en variedad, competitividad y estilo. Que andaba cascándose con van Aert en il Poggio allá por marzo, colegas (luego estuvo cascándose con van Aert en Hautacam allá por julio, que no sé si resulta aun más llamativo), que luego van der Poel se las vio tiesas para batirlo en de Ronde (van der Poel no viene a Lombardía porque acude a una exhibición de canto tirolés... bueno, a eso o al Mundial de gravel, que tiene, aproximadamente, mismo prestigio). Y las vueltas, y Strade, y mil asuntillos así. Vamos, que cantidad, calidad y, sobre todo, variedad. Sucede que el año de Pogačar traía como punto en contra la falta de un gran triunfo, uno de esos que salen luego en negrita, los que llevan link si pinchas sobre ellos. Y pesa, pesa de cojones. Última oportunidad aquí. Última oportunidad, también, para que se lleve algo gordo a la boca y nadie pueda decirle que vale, que guay, pero que, quizá, sea mejor centrarse solo en julio, mira el danés, acuérdate de otros, centrarse solo en julio y trincar caza mayor. Sería una tragedia. Que no suceda.

placeholder Valverde, muy feliz después de la etapa. (EFE/Javier Lizón)
Valverde, muy feliz después de la etapa. (EFE/Javier Lizón)

La tranquilidad en Bérgamo

Era, además, vigente ganador. Un paseo por Bérgamo, una victoria. Pum. Los grandes es lo que tienen. Y el recorrido de este año... en fin, digamos que Lombardía cambia bastante de imagen, que para eso Milán es ciudad súper estilosa (y con bonito aire para la edicion, paseen ustedes el barrio de Brera) y allí tienen carreterucas para aburrir. Así que unos años empieza en un sitio, otros acaban más allá (este toca Como), a veces suben Sormano, Intelvi (el mítico Intelvi de los setenta, el de Ocaña y Merckx) lo tienen olvidaduco desde hace tiempo, la Madonna del Ghisallo siempre presente. Lo que quiero decir es que es una carrera siempre durísima, Clásica con aroma a montaña, sendas descolgándose sobre los lagos, casonas que te quitan pasta solo con mirarlas desde lejos. San Fermo della Battaglia, Civiglio y San Fermo della Battaglia seguidos al final. Espectáculo. Gana el más fuerte.

(Aquí, como fanses absolutos y declarados sobre la importancia de los nombres, aplaudimos fuertemente a quien metió algo llamado "San Fermo della Battaglia" en una carrera ciclista. Eres bueno, amigo, eres muy bueno).

Así que, sin más dilaciones... al lío, que tenemos ganas de bicis.

Vale, otro apunte adicional. Aquí terminaba carrera, también, Vincenzo Nibali. El único paisano en activo que ha ganado las tres Grandes Vueltas (¿cómo? ¿que Chris Froome no está retirado?, no jodas, macho, y a qué se dedica... ¿sí?, hostia, menudo sablazo, mis felicitaciones), el último grande del ciclismo transalpino. Dos Giros, una Vuelta, un Tour, Lombardía en doblete, San Remo... más italiano que los penne rigatte, más experiencia que Cipollini en La Isla de las Tentaciones... Gloria a Nibali, también, y queden en recuerdo esas cosas que hizo por Bassano del Grappa, por Risoul, por Tre Cime, por Arenberg Porte-du-Hainat. Uno de los grandes. De los mayores.

La parsimonia de Pogačar

Y, ahora sí... la carrera. Que siempre va parecido. Hasta Ghisallo todos juntines, que esto es octubre, tampoco vamos a meternos leña todo el tiempo, tú, déjame descansar, pregúntame por la familia. Luego, dirección a la Madonna... pues mira, tira el equipo de Vingegaard (mejor de lo que muchos pensamos después del Tour, la sombra de Ullrich alejándose), tira el equipo de Pogačar. Julio franco-lombardo, para entendernos. Selección, pero chica, tampoco vamos a volvernos locos. En San Fermo, primer paso, tensa Hirschi (no estaba muerto, estaba de parranda), el grupo que queda en treinta, empiezan Civiglio a tope, a todo lo que dan. Ahí, entre los buenos, siguen Valverde y Nibali (calvo el uno, pelazo el otro), sumando entre los dos unos doscientos cincuenta años y siete mil catorce victorias como profesional. Mira que es difícil el homenaje último, pero, oye, cosas más raras se han visto (hablamos antes de Froome, ¿no?).

Vale, lo de Nibali... jodido, porque se queda pronto. Lleva una bici preciosa (al menos se irá con estilazo), pero peta rápido... Subida a bloque, aunque sin ataques. Llevábamos un tiempo con subidas llenas de ataques, de esas donde no se baten registros históricos pero te lo pasas genial delante de la tele, pero aquí parecíamos volver al pasado.

Ay.

Bueno, hasta el acelerón de Formolo.

placeholder Los aficionados miran con atención a los ciclistas. (EFE/Javier Lizón)
Los aficionados miran con atención a los ciclistas. (EFE/Javier Lizón)

El favoritismo al sprint

El acelerón de Formolo, que parece ir muriéndose, que tiene venas en el cuello como Bruce Dickinson cantando Run to the Hills, que transmite más dolor que Sergio Ramos en Pasapalabra. Son doscientos metros, pero valen... porque luego acelera Pogačar, y cuando acelera Pogačar la cosa ya es muy seria, y Vingegaard se abre (aquí somos muy de Pogačar así que bien), y con Tadej ruedan Mikel Landa (cuidao) y Enric Mas (pinta de ir sobrado, aunque vaya usted a saber). Luce a resultado bien gordo, porque tiene patas. Tampoco nos vengamos arribísima, porque aquí fue pódium Dani Moreno, o Pablo Lastras, pero, acabe como acabe, sale Mas con una confirmación grande en fuerzas y, sobre todo, cabeza durante este último mes y medio...

Porque relevan. Digamos que Pogačar es (muy) favorito al sprint, y tira más rato, pero no está todo hecho. Si hasta viene cerca Landa... QUE VIENE CERCA LANDA, HOSTIA, QUE VIENE AGARRADO ABAJO. La afición desbordada, todos loquísimos, los bares al norte del Duero comprando barricas y barricas de vino peleón. Es el día. O puede serlo, oigan. Al final hay muchos más días que pueden ser “el día” respecto a los días que realmente son “el día”, así que mejor disfrutemos con lo que nos dejen. Porque los pilla bajando (si hasta los pilla bajando, tú, si hasta los pilla bajando), y tiene el asunto un aroma buenísimo (buenísimo para Pogačar, a qué engañarnos, pero ahí está la duda).

Ay.

Ah, Valverde rueda cerquita, porque Valverde pilla hoy la jubilación, y tiene a los colegas esperando en el centro de mayores para jugar al mus, que es buenísimo Valverde, jugando al mus, aunque algo amarrategui, de los de ratear amarraco tras amarraco, pero mientras, entre que llega y no, pues compite con la élite, porque ya estando aquí, en Bérgamo, pues haces el esfuerzo. Dignifica su bici con más años que yo (literalmente)...

placeholder Valverde saluda a la afición. (EFE/Javier Lizón)
Valverde saluda a la afición. (EFE/Javier Lizón)

Es acojonante.

Y eso, el trío bien formao (o el terceto, no vayan ustedes a pensar en cochinadas, que nos conocemos), y entre ellos se lo juegan. Pequeño inciso... lo de Pogačar también es increíble, porque todos los ojos van posados en su dorsal “uno” y, aun así... Por Lieja, lo mismo (año anterior, hace dos). En San Remo, en Flandes. Una locura de ciclista...

Subiendo San Fermo tira Tadej, pero sin darlo todo, aparentemente. Es la paradoja del más rápido... le valía llegar juntos, pero siempre es preferible entrar solo, pero si ataca y se va debe jugársela en el descenso, pero luego en un sprint siempre hay detalles que... Y en esas que ataca Enric Mas, luego otra vez, y una tercera. Pogačar sale sin demasiados problemillas, Mikel Landa sufre, pero Mikel Landa no es de este mundo, y una palabra suya bastará para sanarme. Quien dice una palabra, dice que me pague dos calimochos, ¿eh?, yo no pongo muchas condiciones... Y eso, que contraataca Pogačar, Enric sale a su rueda (también con suficiencia... en serio, qué importa el resultado, esto le vale más al mallorquín que cinco victorias chusqueras, creo), los dos coronan San Fermo della Battaglia (que vale, ha sido batalla chica, pero batalla), se tiran para Bérgamo, Landa va a diez segundines, después Higuita y Carlos Rodríguez.

Entre ellos dos se juega.

placeholder Pogacar celebra su victoria. (EFE/Javier Lizón)
Pogacar celebra su victoria. (EFE/Javier Lizón)

Y... bueno, que se cumple la lógica. Hasta en el sprint destacó Mas, ojo, porque se las puso tiesas a Pogačar, pero es que Tadej es mucho Tadej, y el tío se cepilla su segunda Lombardía en palanca. Lleva tres Monumentos y dos Tour de Fancia, cumplió 24 años hace 15 días. A su edad Hinault amasaba un Tour, una Vuelta y una Lieja... Merckx (es que Merckx abruma) había sumado un Giro, un Mundial, tres San Remo, Flandes, Roubaix, Lieja. Son sus números, son sus nombres. Trabaja en esta liga, que no les engañe este julio.

Trabaja en esta liga, y todos tenemos suerte por verlo.

Detrás... Landa es pódium (Landa es pódium en un Monumento, colega, solo podía pasar un sábado después del vermú), luego llegan Higuita y Carlos Rodríguez. Valverde gana el sprint a su grupito (un sprint competido un poco de aquella manera, pero, oigan, que se lo merece el paisano), entra con los brazos en alto, hace sexto en su última carrera como pro, toda una Lombardía, con cuarenta y dos tacos. Vuelvan a leerlo. Para no creer.

Como lo de Pogačar.

Enhorabuena a todos.

(Y cuidado con Valverde, máximo favorito para el Soplao, la Quebrantahuesos y todas las carreras del pavo de aquí en adelante...)

Antes todo esto era de la Monarquía Española, dice la voz en off (que tiene cierto aire a Txente, con menos tacos). Antes, Bala, eso era antes, así que, mira tú, qué mejor sitio para el tema del retiro, para el último baile, para sellar la cartillita y, hop, pedir pensiones, que ya está bien, que has cotizao de sobra, Bala, que tú nunca estuviste por Andorra (toses de fondo, quizá es un equipier), que tú solo has asfalto siete u ocho puertos allá por la Sierra Bermeja. Aproximadamente. Así que eso, como en tu mismísimo hogar, pregunta a Ferrante Gonzaga, que sabe mucho de estos rollos, Ferrante Gonzaga.

Alejandro Valverde
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