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Qué majo el Etna: Kämna gana, el español López se viste de rosa y el otro López... a casa
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Giro de Italia 2022

Qué majo el Etna: Kämna gana, el español López se viste de rosa y el otro López... a casa

Kämna se impuso en la última curva al español, que no consiguió la victoria de etapa, pero sí se coloca como líder del Giro. Releva a Contador como último español vestido de rosa

Foto: Kanma gana, pero Juan Pedro se pone líder. (REUTERS/Jennifer Lorenzini)
Kanma gana, pero Juan Pedro se pone líder. (REUTERS/Jennifer Lorenzini)

Cuentan que aquella mañana Empédocles madrugó. No son los filósofos mucho de madrugar, porque la 'felosoíia' no se hace sola, hay que hacerla por las noches en bares, pero aquella mañana, mira, coincidencia. Madrugó, digo, se rascó un poquito la zona genital, miró por la ventana. Viento fuerte desde la costa, calor pero no mucho. O sea, perfecto. O sea, ideal. Se fue Empédocles hasta el garaje y pilló la bici ligera, la que no tiene frenos de disco, ni ponchera cortada con cámaras, ni casi cinta del manillar. Y, hop, para arriba. A tope, a tope, fua, fua. Onomatopeyas varias, ustedes saben. En cima Empédocles se derrumba, recupera el aliento, mira datos. Ha batido el KOM del Etna. Con media sonrisa de superioridad da unos pasitos hasta el cráter y se arroja dentro. Total, ya no puede mejorarle la vida, amigos, no hay nada más trascendente. Mic drop sobre ruedas, oh yeah.

(En realidad tiene pinta que Empédocles nunca lo hizo. Eso del Etna, ¿eh?, lo de la bici ya sé que no. Pero queda bien la historia, no me lo pueden negar).

Foto: En directo, la cuarta etapa del Giro de Italia. (EFE/EPA/Tamas Vasvari)

Vamos, que el Etna tiene lo suyo, no vayan a pensarse, aunque llevemos unos años de trenos, miraditas, es muy pronto, qué duro todo, Pedro, mejor guardar, a mí me vale con un top-5 y es que mira qué calor hace y qué bonitos los almendros en flor tardía... En fin. Hay excepciones, claro. Año 2011, por ejemplo, primero José Rujano (por aquello de la sanción a Contador, igual recuerdan), y José Rujano es tipo peculiar. Pero peculiar de narices. Vamos, que Empédocles desapareció en el Etna, pero Rujano tiene un abandono por San Marco muy parecido. Con trasfondo filosófico, espero, porque si no yo ya no sé. Y eso, que personajazo, el Cóndor. Qué grande, José, qué grande. Te queremos, José Rujano.

Excepciones. El resto... El Cuore Matto de Bitossi en 1967 (con segundines), Acacio da Silva en 1989 (que también era cuore matto... pero matto, matto... aún hay montones de niños que rondan la treintena y se llaman Vincenzo Francesco Acacio por toda la Bota italiana), Polanc, Chaves. Nunca decidiendo mucho, nunca dando todo lo que parece poder dar. Porque el Etna, fumarolas y leyendas aparte (qué sería del ciclismo sin leyendas, fumarolas y fumadas) tiene miga fuerte. Veintitantos kilómetros al seis por ciento (otros veinte desde que empezó a subir la cosa), tramos larguitoss cerca del diez, rampucas breves más altas. Puerto de los que pones ritmo, ritmo, y la gente se va quedando como pegadita al macadán, qué me ocurre, si esto no parecía tan duro, si yo iba bien a rueda de Franco Pellizotti, que vaya pelazo Franco Pellizotti, también les digo. Sumen la orografía siciliana, que no tiene un metro liso, que nos vamos a los 3500 de desnivel. Cosa seria. Salvo Montalbano no se pierde la etapa, cerca de Sapienza estará (lo ha traído Mimi Augello en el coche patrulla, pero a saber dónde está ese golfo). Y si el comisario mira atento... quién somos nosotros para llevarle la contraria...

Era día importante para varios favoritos. A ver, era día importante para todos, porque esto es Italia, y siempre existen posibilidades más o menos grandes de que te tire de la bici... no sé, un grifo medieval o el emperador Federico de Hohenstaufen. Pero con eso se cuenta cuando uno viene al Giro. Yo hablo de lo otro. El test. Para Dumoulin, por si puede retornar a lo que una vez alcanzó. O para Simon Yates, de quien teníamos dudas... ¿ganará la etapa con cinco minutos sobre el resto? ¿Subirá comiendo cannoli y bebiendo marsala a morro? Yo soy más de la segunda opción, huelga decirlo, porque los cannoli son el mejor invento del mundo, después de la bici y las excusas para bajarse de la bici. Pero, volviendo a Yates... no nos importa demasiado cómo acabe en el Etna, porque llevará la misma cara, la misma expresión, la misma sonrisilla de “si yo quisiera, ay, si yo quisiera”. Y eso mola. Siempre mola. Llegaba también jornada espesilla para Landa. Confirmar sensaciones y que todo va como debe de ir, pero es que los designios de Landa no son de este mundo, y cuando se agarra abajo por verdes praderas me hace descansar. En fin, que lo mismo aprovechaba estupores Pello para ponerse de rosa y sentenciar la carrera, que sería también algo muy del Landa lampedusianamente gatopardesco... Ah, a ver Almeida, que me interesa. Y el ídolo local, que poco me fiaría yo de Nibali (luego Nibali nanai desde muy pronto, pero he venido para asustarles).

López con que no acabe en una vendetta por Corleone ya me iba bien...

placeholder Otra mala suerte para Miguel Ángel López. (EFE/Javier Lizón)
Otra mala suerte para Miguel Ángel López. (EFE/Javier Lizón)

(Primera imagen. López retirado. Lesión de cadera, dicen desde el equipo. La vida es maravillosa. Me descojono. Ayer fueron vísperas sicilianas, y podíamos esperar algo así. Supongo. En fin, yo que sé, es todo tan extraño alrededor de este tío. Seguramente López corre en los ochenta, con Maertens, y van der Velde, y Visentini, solo que un vórtice espacio-temporal nos intenta convencer de que no, que salió en el Giro 2022. Sí, eso es... habitamos una simulación, amigos, y solo Miguel Ángel es consciente de todo aquello que hay a nuestro alrededor y se nos hurta. O algo).

Segunda imagen. Escapada. Diferencias gordas, y subiendo, porque nadie se fía de sí mismo ni de los rivales. Sobre todo de sí mismo, creo. Tíos con cierto nombre. Calmejane, Conti, Kamna, Vilella, Taaramäe recién llegado de la segunda Cruzada, no veas qué cisco, está Claraval de un humor... Podría ser bidonazo, pero los bidonazos ya no son lo que eran. Antes sí, antes se te metían Bauer, y Pensec, y el italiano ese morenillo, el tocahuevos, y aquello tiraba, y tiraba, pero ahora na, los tomates no saben como cuando yo era niño, los centrales reparten menos leña y las escapadas deciden lo justo. Pero diez minutitos y atrás paseando, así que igual llegan. No es poco premio...

Eso sí, hay que remar, porque el terrenito se las trae. Pinos, cuestas, mira un repecho, qué chulos los praos, qué de rejos, tiene una pinta maravillosa esto para andar en bici, ¿eh? Pero despacio, a tu ritmo, parando arriba del puerto pa tirar fotos. Esto a látigos debe ser un infierno.

La cosa sigue parecida. Diferencia que baja poco a poco, unos seis minutines al pie de puerto, pocos ataques. Pocos ataques por decir algo. Tampoco es que nadie viniese loco pensando en movimientos a cien de meta, pero... Si hasta Magnus Cort parece saludar al paso por los pueblos, quizá porque ha visto una discoteca chulísima y quiere quedarse con el sitiuco...

En fin, subida definitiva. Van der Poel se descuelga nada más empezar a subir, desvelando incógnitas sobre si pensaría en implicaciones o no. Pues eso, que no. Seguramente no se le había perdido nada en el Etna, pero tal y como iba el asunto y con lo que llega en días siguientes uno albergó ciertas esperanzas. No importa, lo disfrutaremos en predios más propicios...

placeholder  Juan Pedro López, en una imagen de archivo. (EFE/Manuel Bruque)
Juan Pedro López, en una imagen de archivo. (EFE/Manuel Bruque)

Trantrán, que es algo muy de moda. Trantrán, casi pactos de no agresión, ritmillo, paisajes, carretera preciosa, nada de ponernos valientes (tampoco calientes), que queda muchísimo. Por delante trepa solo Oldani (no Pantani, ni Landani... Oldani), que exhibe el maillot más feo de la historia (afortunadamente lo lleva abierto) mientras hace camino. Parece que la cosa está dos curvas más abajo, entre sus antiguos compañeros de fuga. Ataca Juanpe López, veinticuatro añitos y moviéndose mogollón sobre la bici, y en nada llega hasta donde está Oldani, que definitivamente no es Pantani (igual que Renaldo no era Ronaldo, y tampoco Rivaldo). Queda un huevo a meta, pero siempre es mejor ir primero que de los últimos en el grupo, como Tom Dumoulin (descolgado a falta de diez kilómetros y con poco aspecto de ser nunca más lo que una vez fue). El pelotón ya juega solo por la general, y a ver si se mueve alguien, en eso de la general. Entra Ineos con fuerza, que para algo es Carapaz máximo favorito (aparentemente). Esto de los equipos puede ser porque su líder va muy bien (y preparan ataque) o porque su líder va muy mal (y pillan aspecto de malotes a la salida del insti, para marcar terreno), así que incógnita.

Quedan ocho a meta, aproximadamente, y un niño gordito corretea durante varios metros junto al pelotón. Mala señal, por decirlo suavemente. Eh, aquí bancamos mucho a los niños gorditos, por cercanía física, pero... Landa lleva cara de pedirse café, copa y puro. La carreterita es bien chula, estrecha, con bosque, herraduras, olor a pinto, como en los baños de la infancia. Lennard Kämna acelera a por el primero, y la cosa queda en duelo a dos. Le pega al Etna, humeante, todo este asunto. Pasan los metros y ahí caminan... Kämna recorta lentamente, Juanpe parece que se va a desmontar en cualquier momento... Se juega etapa y liderato en lid. Premio gordísimo.

¿Y los buenos? ¿Qué pasa con los buenos, Marcos Pereda? Que no nos cuentas nada de los buenos, que te caen mal los buenos porque andan rápido en bici, que ya sabemos de tus fobias. Y, miren, pues no. Es que está la cosa tranquila. Muy tranquila. Salida con los colegas, parada en la pastelería cuqui para subir foto a redes, hastag #vidasana, #pedalearessalud, #loscuarentasonlosnuevosveinte, #contestotodoslosmp. Hay viento, pero es que parece que para esto de las bicis solo hay viento en los últimos años, que cuando corría Hinault nunca soplaba viento, tú. Kämna pilla a Juanpe, los dos se miran. Pam, tú etapa, yo liderato. Lo de toda la vida. Perfecto. Hasta meta. En la tele pasa el asunto de casposo a Dirigida por Mariano Ozores.

Y eso, que victoria para Kämna, Juanpe López se pone líder. Premio para los dos, cosas grandes. No parecía pactado, en última instancia, pero quedó bien. En cuanto a los grandes... pues pequeños. Si van a rueda de Richie Porte, compadre, como en el Giro 2010 camino a L´Aquila. Grosso modo. Veinte paisanucos. Combate nulo entre ellos, con solo desmayos de los potencialmente desmayados. En el Blockhaus nos vemos, ¿eh?, allí sí, allí va a ser la hostia. Ya verás, el Blockhaus. En fin.

Enhorabuena a aquellos que lo merezcan. Ellos saben quiénes son.

Cuentan que aquella mañana Empédocles madrugó. No son los filósofos mucho de madrugar, porque la 'felosoíia' no se hace sola, hay que hacerla por las noches en bares, pero aquella mañana, mira, coincidencia. Madrugó, digo, se rascó un poquito la zona genital, miró por la ventana. Viento fuerte desde la costa, calor pero no mucho. O sea, perfecto. O sea, ideal. Se fue Empédocles hasta el garaje y pilló la bici ligera, la que no tiene frenos de disco, ni ponchera cortada con cámaras, ni casi cinta del manillar. Y, hop, para arriba. A tope, a tope, fua, fua. Onomatopeyas varias, ustedes saben. En cima Empédocles se derrumba, recupera el aliento, mira datos. Ha batido el KOM del Etna. Con media sonrisa de superioridad da unos pasitos hasta el cráter y se arroja dentro. Total, ya no puede mejorarle la vida, amigos, no hay nada más trascendente. Mic drop sobre ruedas, oh yeah.

Alberto Contador
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