El combate más "jodido" de Jonfer: cuando miles de golpes a un saco se esfuman

“Estoy tocado, pero no hundido”. Este miércoles, Jon Fernández debía haber ganado o perdido su primer gran combate de boxeo en Nueva York. Varios meses de preparación intensa que, sin haberse ido por la cloaca, se han esfumado por culpa de un herpes contagioso en el rival -diagnosticado en el reconocimiento médico previo- y la consiguiente anulación de la velada 24 horas antes de la pelea. Un disparo a un sueño, un mal trago después, y una lección más en la mochila para el futuro: “Así es el boxeo”. Jonfer, con 22 años, es el púgil español con más proyección que aspira este 2018 a cerrar un combate por un campeonato del mundo. Esta es la primera sensación cercana a la derrota que ha saboreado tras un palmarés de 14-0 (12 KO).

Ha sido una carrera de obstáculos. “Quizás esta no era mi pelea, porque dos cambios de rival y que pase esto un día antes...”, comenta Jonfer desde Nueva York a El Confidencial. Psicológicamente, esta pelea había sido compleja de preparar puesto que en 14 días tuvo tres rivales diferentes… Primero José Luis Rodríguez (23-11, 13 KO), luego Jairo Ochoa (18-13, 9 KO) y recientemente se anunció a Fatiou Fassinou (28-8-3, 15 KO), el del herpes contagioso. “Todo esto ha sido duro. Es difícil de explicar, pero sirve para darte cuenta de cómo es el boxeo”, comenta quien haya logrado en su meteórica carrera los cinturones superpluma de campeón del mundo junior WBC en 2016 y el de campeón de España y de la WBC Silver en 2017.

¿Ha perdido tiempo Jonfer? Miles de burpees, abdominales, fondos, sentadillas y miles de golpes a las manoplas de Tinín y a un saco de boxeo, aparentemente, se han perdido. “Es complicado sacar algo positivo de aquí. Siempre preparo cada combate al 100%...”. No obstante, quizás esto le sirva para su próxima pelea, en abril y en su ciudad, Bilbao, donde saltará al ring “con más ganas si cabe”, como un toro antes de saltar al ruedo que acumula horas y horas encerrado.

Está pasando por un momento “jodido”

Jonfer ha tenido -y sigue teniendo- en su cabeza ser campeón del mundo. Ahora está pasando por un momento “jodido”, como explícitamente comenta tanto él como desde su entorno, pero tanto esta persona como el púgil son conscientes de que es efímero. “Al final se quedará como una anécdota en su carrera porque estas cosas pasan”. El tiempo curará el puñetazo que se ha llevado en la que debía ser su decimoquinta pelea como profesional.

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Su medicina será el “descanso. Mi cuerpo necesita descanso… Me iré con mi mujer tres días a Roma y luego a Bilbao para estar con la familia y no pensar en nada que tenga que ver con el boxeo”. Hace casi un año que Jonfer apostó por un cambio de residencia de Bilbao a Vallecas buscando estar cerca de su entrenador, Tinín Rodríguez, de cara a preparar de la mejor manera posible cada pelea y pensar 100% en boxeo.

No disputó el Mundial por esta 'no pelea'

Su próxima pelea en Bilbao se convertirá en un desahogo, una cita con el desenfreno y donde dará rienda suelta a una frustración que se une a la que lleva a pensar que por culpa de esta 'no pelea' se echó por tierra la posibilidad de haber peleado este 10 de febrero en Cancún por el Mundial superpluma del Consejo Mundial (WBC): “Nos llamaron hace unas semanas comentando que Miguel Berchelt iba a defender su título y querían contar con Jonfer, quién aceptó sin dudar el reto. Pero no pudo ser porque el promotor de esa pelea no llegó a un acuerdo con el promotor de la que se debía haber disputado en Nueva York. Así que al final nada, ni una cosa ni la otra”, indica su entorno.

Jonfer volverá a pelear, seguramente levantará los brazos en señal de victoria, y regresará a Estados Unidos para retomar el trabajo pendiente. No sabe qué se siente tras una derrota, pero estos días “jodidos” podrá utilizarlos como motivación en el futuro para no volverlos a experimentar.