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La abogada y luchadora (MMA) Laura Muñoz: "Puedes ir a trabajar con un ojo morado"
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CHARLA CON EL CONFIDENCIAL

La abogada y luchadora (MMA) Laura Muñoz: "Puedes ir a trabajar con un ojo morado"

La luchadora madrileña habla con El Confidencial de su manera de ver las artes marciales mixtas y de lo que hay más allá de su agresividad

Foto: Laura Muñoz Cotter se gana la vida como abogada. (Foto: Víctor David López)
Laura Muñoz Cotter se gana la vida como abogada. (Foto: Víctor David López)

Sus guantes quieren gritar, pero a la hora de la verdad se ha encontrado con que hay tan pocas mujeres que practiquen MMA (artes marciales mixtas) en España que los campeonatos están desiertos, sin oponentes. Laura Muñoz Cotter proviene del kárate, es cinturón negro y segundo dam, y una charla tras uno de sus entrenamientos sirve para comprender –o al menos intentarlo– la dureza o agresividad controlada de las MMA. Eso que en cualquier momento parece que puede irse de las manos está, en teoría, perfectamente bajo control gracias a horas y horas de sudor, praxis y pericia.

“Me animé a probar, pensando que no me iba a gustar, pensando que era un deporte muy agresivo, muy duro y muy macarra. Pero no quise cerrarme puertas. Entré y me encantó. Vi que no era como uno se puede imaginar”. A Muñoz Cotter le engancharon las técnicas de suelo. Donde otros podrían ver violencia, ella veía maniobras plásticas y matemáticas.

Foto: Imagen de un combate de artes marciales mixtas. EFE)

"Las MMA son muy de pensar, de estrategia"

Lo siguiente fue comenzar a competir en 'grappling'. “Para quitarse el miedo, para ir cogiendo tablas. Son técnicas de agarre pero no van a más. Desde allí, si te ves capacitada, si tienes mucho aguante, mucho cardio, pasas a las MMA”, explica. Desde fuera, habrá quien con tan solo pensar en las MMA tiemble de miedo o se cambie de acera al cruzarse con una luchadora o un luchador. El prisma de Muñoz Cotter es diferente: “Las MMA son muy de pensar, muy de estrategia”. Hay quien tiene más facilidad que otros en hacerse con los principales movimientos. “Yo lo cogí muy rápido porque ya estaba acostumbrada a los movimientos del kárate”, dice.

Lo que es innegable y obvio es que en las MMA hay furia y ferocidad. ¿Duelen mucho todos esos puñetazos y todas esas patadas? En realidad, no todos los tiros van por ahí. “Para competir hay que estar muy preparado. Hay que estar un mínimo tres años entrenando para pelear. Yo llevo cinco. Además en el momento de la pelea, los nervios hacen que te agotes en el minuto uno”.

Recuerda su estreno, cuando a pesar de las horas y horas que había invertido para domar las pulsaciones y amurallar los pulmones se le iba la vida por la boca. “En el primer asalto yo ya estaba fundida, y eso que iba muy preparada de cardio. Estaba casi pidiendo una botella de oxígeno”, recuerda. El dolor, aunque esté allí, es un actor de reparto. “Con tanta adrenalina no sientes los golpes. Lo que sientes es el cansancio. Tienes que tener suerte, eso sí, porque te pueden romper la nariz o partir una ceja”.

placeholder Laura Muñoz Cotter, una de las pocas mujeres españolas que practican MMA. (Foto: Víctor David López)
Laura Muñoz Cotter, una de las pocas mujeres españolas que practican MMA. (Foto: Víctor David López)

Poco dinero en las veladas de los clubs

A la luchadora madrileña, una de los factores que más le preocupan es la infraestructura. “Lo malo de los campeonatos de España es que no son en jaula. Este deporte está pensado para la jaula, ni siquiera para un ring. Porque fue ideado para que si haces un derribo y pillas al rival contra la jaula, no se pare el combate. Eso en ring no lo tienes y en tatami tampoco, y siempre se acaban deteniendo los combates y cortando el ritmo", lamenta.

Ahora, con 32 años, siente cómo esa adrenalina que le hace no sentir los golpes va pasando de mano en mano. “Ya he metido a mi hermano pequeño en esto”. Y junto a ella y a sus compañeros de equipo, van creciendo los círculos sociales de la gente que se quiere dedicar a pelear en las MMA y ganar algo de dinero. Y que eso sea posible aún está por ver. “En España la verdad es que no hay dinero en las veladas que organizan los clubs”, explica a El Confidencial. “Te pagan unos 50 euros por participar y poco más. Donde hay más dinero es en las veladas profesionales. Por ejemplo, aquí en España están las que organiza la Ansgar Fighting League (AFL), que traen gente de fuera. Lo malo es que de momento es difícil llenar los polideportivos".

Foto: El combate de la UFC 207, en diciembre de 2016, entre Nunes y Rousey.

Luchadora y también abogada

Por eso, porque aún queda para que en España se pueda vivir de las MMA, cuando Laura Muñoz Cotter va sin guantes, es abogada: “Al día siguiente puedes ir a trabajar con un ojo morado y a enseñarle el combate a los compañeros”. Su gente ya está acostumbrada a su forma de vida, aunque no es algo que vaya contando por ahí, por si alguien se asusta. En el futuro le encantaría, por qué no, un periodo de excedencia para dedicarse en cuerpo y alma a pelear y a conocer mundo. El mundo profesional de las MMA, de las mujeres que pelean para vivir y viven para pelear. Sus ídolos, sus referentes, son Ronda Rousey y Joanna Jedrzejczyk. Tomen nota.

En el presente sigue machacándose a diario entre las cuatro paredes de un gimnasio de Alcorcón, con una hora de pesas de postre. Le da guerra una rodilla, pero ya sueña con noches intensas en las que las rivales, esas que ahora mismo no llegan ni a un ramillete, hagan cola para pelearse con ella en una jaula. No en un ring ni en tatami: en una jaula.

Sus guantes quieren gritar, pero a la hora de la verdad se ha encontrado con que hay tan pocas mujeres que practiquen MMA (artes marciales mixtas) en España que los campeonatos están desiertos, sin oponentes. Laura Muñoz Cotter proviene del kárate, es cinturón negro y segundo dam, y una charla tras uno de sus entrenamientos sirve para comprender –o al menos intentarlo– la dureza o agresividad controlada de las MMA. Eso que en cualquier momento parece que puede irse de las manos está, en teoría, perfectamente bajo control gracias a horas y horas de sudor, praxis y pericia.

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