Agarrones, puñetazos y una llave: el bochorno del Wizink Center y sus consecuencias

El Real Madrid y el Partizán de Belgrado protagonizaron el espectáculo más bochornoso en toda la historia de la Euroliga. A falta de 1'40" para que terminara el encuentro, Sergio Llull cometió una falta personal que derivó en una batalla campal sin precedentes en la historia de la competición. Tal fue la repercusión de lo ocurrido que el árbitro dio por concluido el partido sin jugar el tiempo que todavía restaba. En España y en Serbia estaban expectantes a la espera de las sanciones, que ya se confirmaron. El más perjudicado fue Guerschon Yabusele, que estará cinco partidos sin jugar.

"Hay que bajar las pulsaciones. Después de lo ocurrido, los jugadores han sido capaces de hablar entre ellos y se ha calmado todo más de lo que se ha visto fuera", declaró Chus Mateo, entrenador del Madrid, ante los medios. Afortunadamente, la situación cambió cuando transcurrieron varios minutos tras el comienzo de las agresiones.

No todo fueron malas noticias. También hubo tiempo para que se vieran imágenes que merecen ser recordadas, como la conversación en un ambiente cordial entre Zeljko Obradovic y Rudy Fernández mientras se dirigían a los vestuarios. Luego el entrenador del Partizán dejó un discurso para recordar: "Esto no puede pasar nunca más. No es bueno para el baloncesto. Voy a intentar que la gente se calme. Tengo amigos aquí, el Real Madrid es un gran club y quiero que se hable de baloncesto".

Lo ocurrido fueron "violaciones serias"

Los blancos visitarán el Stark Arena la semana que viene, en un nuevo partido de la Euroliga. El pabellón de Belgrado es uno de los más ruidosos de Europa, y todo apunta a que el Madrid tendrá un recibimiento hostil. "Ruego que el Madrid entre en Serbia con la guardia nacional. Entrar al pabellón del Partizán para el tercer y cuarto partido con los aficionados después de lo ocurrido… Rezo por todos ustedes", escribió en redes sociales Dylan Ennis, exjugador del Estrella Roja.

El juez Disciplinario de la Euroliga tenía 24 horas, al tratarse de un partido de playoffs, para tomar las medidas que crea oportunas, según indica la normativa. Esta decisión, no obstante, puede ampliarse por medidas extraordinarias o de fuerza mayor, pero no fue necesaria una prórroga en este caso.

Las agresiones que se vieron en el Wizink Center son hechos recogidos como "violaciones serias" en la normativa de la Euroliga, concretamente en los artículos 28.1 y 28.2. Por tanto, las sanciones eran variables y dependían, en parte, de la interpretación que hiciera el juez de las acciones cometidas por los jugadores de ambos equipos.

Sanciones cuantiosas

Hay que diferenciar entre las sanciones deportivas y las económicas. El dinero podía oscilar entre los 30.001 euros, como mínimo, y un máximo de 280.000. Además, los jugadores también podían ser sancionados con una prohibición de acceso a pabellones y la participación en competiciones, partidos y eventos de la Euroliga de uno a cuatro años, pero el castigo no fue tan duro. En lo económico, la multa será de 50.000 euros tanto para el Madrid como para el Partizán.

Las descalificaciones para los jugadores pueden ser temporales y permanentes. En el primer caso, estarían fuera tres o más partidos en la competición por periodos de uno a cuatro años, mientras que también hay opciones de que se queden fuera de por vida de competiciones vinculadas a la Euroliga. La sanción será de dos partidos para Punter y uno para Deck y Lessort. Además, no hay recurso posible por parte de los clubes.

El más damnificado por las posibles sanciones es Guerschon Yabusele, pívot del Madrid, que hizo una llave a Dante Exum y lo tumbó en el suelo. El jugador del Partizán salió en muletas del pabellón y aún se desconoce el alcance de la lesión, que influiría a la hora de tomar una decisión con respecto al francés. Se especuló con que estaría fuera de la competición durante cuatro años, pero finalmente todo quedó en una sanción de cinco partidos.