A esta España de Orenga le sobra talento aunque le falte físico

Se podrá decir lo que se quiera, pero en este país gozamos de una generación de jugadores en lo que al baloncesto se refiere que para sí lo quisieran muchos. La preparación con vistas al Eurobasket continúa y la Selección sigue no sólo cosechando triunfos, sino dando una imagen cada vez más solvente (con las habituales lagunas de estos encuentros) y que invita al optimismo de hacer algo importante en Eslovenia el próximo mes de septiembre. La última muesca en el revólver de los ÑBAfue Francia (85-76), y eso ya son palabras mayores.

Tenía ganas Madrid de ver a la nueva selección española de Juan Antonio Orenga, ésa que parece tener menos tirón mediático por bajas como las de Pau Gasol o Juan Carlos Navarro pero que a la hora de la verdad llena pabellones y levanta la misma ilusión que en campeonatos precedentes. Al final no deja de ser el equipo de todos, y se está demostrando en cada parada que está llevando a cabo la RutaÑ que lleva a cabo la Federación Española de Baloncesto, cuidando muy bien el tema del marketing, por cierto. Lo dicho, el Palacio de los Deportes vestía sus mejores galas (palco y primeras filas a rebosar de gente ‘guapa’) para ver uno de los grandes duelos de esta preparación, el enfrentamiento ante los galos. Una vez más, el seleccionador nacional apostó por dos bases, Calderón y Ricky, y Llull por el exterior, con Víctor Claver y Marc Gasol como hombres más cerca de la zona, sobre todo en el caso del pívot de Memphis. La idea, que salió bien en anteriores enfrentamientos, se vio esta vez cortada por la superioridad física de los franceses. Jugadores como Batum o Gelabale se hacían muy difíciles de defender para los nuestros.

La salida a pista de Francia fue espectacular de la mano de un fantástico Thomas Heurtel. Eso, unido a la empanada con la que salieron los de Orenga, provocó una brecha en el marcador de 2-10. Primeras grandes dificultades para el combinado nacional, que demuestra en determinadas ocasiones que echa de menos a esos grandes jugadores que verán el Eurobasket a través del televisor (como para no). Aún así, este equipo tiene mucho talento, y quizá con eso le sirva para colgarse una medalla y luchar por revalidar el oro conquistado hace dos años en Lituania. Ahora bien, requiere de una concentración absoluta y un esfuerzo titánico, algo que empezaron a dejar ver mediado el primer cuarto. Las fuerzas se igualaron y el partido ya no parecía de gigantes contra niños.

España, que alternaba defensas individuales con otras en zona para contrarrestar su inferioridad física, jugaba mejor cuando de ‘3’ metía en pista a San Emeterio o Mumbrú, con Pablo Aguilar ayudando a Gasol o Xavi Rey. El público en las gradas del Palacio empezaba a rumiar que este Campeonato de Europa nos va a presentar muchas más dificultades que los anteriores, obvio. Pero no por eso dejamos de tener un señor equipo. Cualquier selección de este campeonato soñaría con tener tres directores de orquesta como Calderón, Ricky y Sergio Rodríguez (el del Madrid está tocado por la varita mágica). Pero Francia no era cualquier cosa, se nota que es uno de los grandes candidatos al título, y eso que no estaba un Tony Parker tocado. Así las cosas, al término de los primeros veinte minutos, el marcador señalaba un 34-33 favorable a los de Orenga. Las espadas en todo lo alto en un partido que bien podría ser una final.

Recta final para soñar

Como si de un remake se tratara, así fue la reanudación del partido, un calco del inicio del duelo. Una Francia arrolladora y una España que no era capaz de parar a los Batum, Heurtel y compañía. Necesitaban nuestros internacionales alguien a quien agarrarse, y aparecieron Marc y Llull. El primero, que va a ser absolutamente vital en Eslovenia, para intimidar por dentro; el segundo, para sacar el rifle desde más allá del 6,75 y acribillar a los franceses a base de triples (hasta tres consecutivos). Un parcial de 11-0 ponía a los españoles seis puntos arriba (51-45), máxima diferencia hasta el momento. La grada estallaba de júbilo con su Selección. A rachas, pero el equipo de Orenga era capaz de ofrecer espectáculo y situarse por encima de un potentísimo enemigo. Mérito tremendo, sin duda.

Veremos lo que dentro de una semana y media empieza a dictaminar el campeonato, pero todo apunta a que españoles y galos deben llegar lejos. Los de Vicent Collet hacían la goma en el marcador, pero siempre amenazando a los nuestros. Y en estas se apuntó a la fiesta Ricky Rubio. El base de los Timberwolves empezó a liderar a la Selección, y hay veces que uno piensa que al del Masnou en ocasiones no le entienden. Piensa y actúa más rápido que los demás, por lo que sorprende hasta a sus propios compañeros en algunas acciones. Aún así, es una delicia verle jugar a este deporte de la canasta, algo que agradece el público, y si no que pregunten por Minnesota. Un buen tercer cuarto quedó rubricado con una canasta a lo ‘Globetrotter’ de un Rudy Fernández jaleado por el público de Madrid (61-59).

Todas las cartas estaban boca arriba. Era cuestión de detalles quién se llevara este duelo en la cumbre. El Palacio de los Deportes empujaba, algo que los jugadores notaban y agradecían con acciones espectaculares. El partido había ido de menos a más y España llegaba en el momento culmen a la recta final. El talento se estaba imponiendo al físico a ritmo de palmas. Y faltaba uno en la fiesta, el de la varita. El ‘Chacho’ no puede estar en mejor momento. De su mano corrieron las últimas acciones del partido para firmar un triunfo de postín, que reafirma que esta España, a pesar de los pesares, es candidata a todo. Ya queda menos para corroborarlo, el 4 de septiembre debut ante Croacia.