La versión más esforzada del Real Madrid: "No nos hemos 'rajado' en ningún momento"

Al Real Madrid de Pablo Laso se le suele asociar con el juego rápido y vistoso, una filosofía que ha enganchado a muchos aficionados casi tanto como sus títulos en los últimos años. Pero tras esa exuberancia ofensiva ha habido siempre un gran trabajo defensivo, oculto tras tanto talento con el balón en las manos y casi igual de necesario para ganar.

Esa capacidad defensiva es la que más está brillando ahora, la que ha sacado al equipo del bache en el que le metieron las bajas y la que le está impulsando a una racha de victorias que incluye triunfos en lugares donde ha sucumbido más de una vez. Solo hay que remontarse a hace mes y medio para verle caer por 105-75 en el Buesa Arena, el mismo escenario que este miércoles le vio ganar por 69-81.

Las lesiones han cercenado la cantidad de talento ofensivo del Madrid. Tres de los cuatro lesionados de larga duración (Llull, Randolph y Ayón) son también tres de los cuatro jugadores más importantes en ataque del equipo (el otro es Doncic). Con semejante panorama en la enfermería, cualquier equipo se resintiría. Y el Madrid no es una excepción. Los primeros partidos sin el mexicano y el estadounidense fueron duros, como se comprobó en la anterior visita a Vitoria, pero el equipo ha ido remontando el vuelo hasta alcanzar una enorme solidez.

"La solidez del equipo es grande"

Y la principal razón, Doncic aparte, es su mejoría en defensa. El equipo ha dado un par de pasos adelante en ese apartado del juego, lo que unido a la creciente aportación de casi todos los jugadores en ataque le ha permitido construir la racha en la que ahora está inmerso. Pero lo más importante es la defensa: sin ella no habría aguantado ante el Baskonia. "El trabajo defensivo ha sido muy bueno durante todo el partido", dijo Laso en rueda de prensa. "La solidez del equipo es grande y no nos hemos 'rajado' en ningún momento".

En el Buesa, solo Causeur encontró el camino al aro en la primera parte. Al Madrid le falló la circulación de balón, lo que se tradujo en muchas pérdidas y pocas asistencias. Tampoco pudo disfrutar mucho tiempo de su principal torre, Tavares, bastante desquiciado y desacertado. Su compañero en la pintura, Thompkins, no tuvo su día. Durante bastantes minutos el jugador más alto del Real Madrid fue Reyes, acompañado por Radoncic o Doncic en el cuatro debido a la baja de Maciulis. Con esas configuraciones tan extrañas y arriesgadas sobrevivió el Madrid bajos los aros ante dos cincos como Poirier y Diop y uno de los mejores ala-pívots de Europa, Shengelia.

Doncic sentencia en el último cuarto

Le costó evitar que el Baskonia se hinchara a coger rebotes ofensivos, tarea en la que Garino estuvo brillante, y tampoco pudo parar a Huertas, pero en líneas generales el equipo respondió (Campazzo, con cinco robos, demostró que pocos tienen una manos más rápidas que las suyas). Y conforme se acercaba el final del partido, más cómodo se encontró en ataque. El Baskonia se fue apagando y en el último cuarto apareció Doncic para sentenciar. En esos diez minutos, el esloveno anotó 8 puntos y repartió cuatro asistencias. De sus manos salieron 17 de los 24 puntos de Madrid en último cuarto.

Hasta entonces le había costado aparecer porque le tocó cumplir un rol que le apartaba del balón, pero cuando cogió el mando, el juego del equipo con el balón fue otro. De eso se benefició Rudy Fernández (12 puntos), cuyo regreso tras varias semanas lesionado es una muy buena noticia para el equipo. "En el segundo tiempo hemos controlado mejor el encuentro y creo que la ventaja con seguida al final es demasiado para lo que se ha visto", apunto Laso tras el partido.

Por resultados, este Real Madrid es el mejor de las últimas temporadas en la Liga Endesa: solo ha perdido un partido y aventaja en tres victorias al segundo y en cuatro al tercero. Pero existe una gran diferencia en cómo lograba sus victorias en cursos pasados y cómo lo está haciendo en este, al menos en el último mes. Antes arrasaba y ahora lo hace sufriendo hasta el último minuto, a veces compitiendo en inferioridad, sobre todo en la pintura. Pero siempre sin 'rajarse'.