La lenta agonía de la liga ACB: ha perdido el 88% de su audiencia en veinte años
Una suma de factores, todos ellos catastróficos, han hundido el interés por la liga de baloncesto nacional, que apenas moviliza a 100.000 espectadores
El 20 de mayo de 1997 la liga ACB tocó techo. Sucedió en el Palacio de los Deportes, en Madrid, durante el quinto partido de la final, el que decidiría el título. Fue martes laborable, pero más de 12.000 espectadores llenaron el pabellón -con ilustres como Suker, Mijatovic y Capello en las primeras filas-, conjurados una vez más contra su bestia negra recurrente: el Barcelona de Aito García Reneses.
El partido lo emitió La 1, en 'prime time', con un Ramón Trecet embriagado por el ambientazo del Palacio: “Les ofrecemos dos palpitantes horas con 24 jugadores y dos entrenadores enfrentados, que han decidido que, hoy y aquí, el destino les llama por su nombre”, rugía al micro el presentador al comienzo de la retransmisión. Era un Clásico lleno de pequeños alicientes: Bodiroga contra Djordevic, Arlauckas contra Mustaf, Karnisovas contra Herreros, Obradovic contra Aito… y a la fiesta se sumó el inesperado Dueñas, un madrileño de 22 años que, con 13 puntos, 12 rebotes y 2 tapones, decantó el partido y la liga hacia Cataluña. Fue la primera vez que un equipo lograba ganar una final de ACB con el factor cancha en contra (jugando los partidos decisivos fuera).
Sin embargo, el dato más importante de la final lo conocimos al día siguiente, al revisar los audímetros: aquel partido lo siguieron por televisión 4,8 millones de españoles, que no solo es el máximo registrado jamás por la liga, sino que en aquel momento estaba por encima de la media de los partidos de fútbol, eterna primera opción de los españoles. Esos 4,8 millones significaban, además, que la liga se había repuesto de la ‘sabonisdependencia’ y gozaba de tan buena salud que podía evolucionar a emitirse en cerrado.
La ACB creía que donde fuesen, el público les seguiría. Y finalmente no fue así
"La ACB creía que tenía un producto súper 'premium', que podía llevárselo a cualquier cadena y los aficionados les seguirían", explica veinte años después Ramón Trecet. "Y no, no podían. Dos años después de esta final la liga se marchó a Canal+, en codificado, y nunca volvió a ser lo mismo", dice el periodista, voz de la ACB y la NBA durante dos décadas, que abandonó Televisión Española al poco de conocer la noticia: "Lo hice a la francesa, no volviendo a Torrespaña ni cogiéndoles el teléfono por si me convencían para quedarme hasta los JJOO. TVE ya no tenía los derechos del baloncesto, que es el deporte que amo, ¿qué sentido tenía que me quedase allí? Como nadie me había informado, cuando me enteré, me fui sin más".
Trecet desvela que el clima estaba enrarecido entre ACB y TVE, porque la cadena primaba otros eventos deportivos, como los Juegos Olímpicos o la Eurocopa de fútbol, a la hora de emplear el presupuesto disponible. "Fueron unas negociaciones larguísimas, de casi un año, que se rompieron en enero de 1999. Fue un error estratégico inmenso para TVE, que perdió un deporte que era suyo, genuinamente suyo, y para Canal+ también, porque terminó destituyendo a todos los directivos que destinó a ACB+".
En la temporada 96/97, cuando se tocó el cielo de audiencia, la ACB promedió más de un millón de espectadores por encuentro (probablemente mucho menos de las cifras que se alcanzaban en los años 80, cuando no se realizaban mediciones de audiencia específicas y solo existían dos canales). Siete años después, el baloncesto regresó a Televisión Española con un promedio de 713.000 televidentes. Hoy, de nuevo cerrada para abonados, la ACB la siguen apenas 128.000 españoles, con partidos en los que alcanzan mínimos de 5.500 espectadores. ¿Cómo ha perdido la ACB casi toda su audiencia en veinte años?
Como ocurre siempre en los fracasos de gran magnitud, el desplome de la ACB no se puede explicar con un solo argumento, sino que es fruto de la combinación catastrófica de varias decisiones y acontecimientos. No obstante, todas las fuentes citan las cuatro temporadas oscuras de Canal+ como el principio del fin. "Canal+ se hizo con el baloncesto en 1999 gracias a una oferta sensacional, de 18 millones de euros por temporada durante cuatro años. Además, cuidó la realización más que nadie, con unos directos sensacionales con Sixto Miguel Serrano y Epi, pero la televisión de pago por entonces tenía muy poca penetración y el baloncesto quedó oscurecido", explica Ricardo Vaca, responsable de nuevos proyectos en Barlovento y autor de la tesis doctoral sobre el caso televisivo del baloncesto español.
En efecto, Canal+ invirtió fuerte en la ACB, trasplantando las innovaciones que estaban arrasando en el fútbol, como los planos con la grúa, la cámara súper lenta o un programa de chascarrillos tipo 'Lo que el ojo no ve'. De esos cuatro años no disponemos de datos de audiencia, tan solo que, cuando la liga volvió al abierto, se había dejado a doce de cada cien espectadores por el camino. "La ACB, en el Plus, quedó como un producto enlatado. Jamás volvería a tener las mismas audiencias, ni siquiera volviendo a la emisión en abierto. Hay un detalle que no solemos recordar, y es que durante esos años, los equipos empezaron a fichar extranjeros masivamente y se popularizaron los contratos de una semana, provocando un déficit de identidad, de referentes, en los clubes. Fue en esa época cuando empezaron a verse muchos pabellones a media entrada", afirma Eduardo Fernández-Cantelli, jefe de marketing del Real Madrid entre 2000 y 2003.
"Más allá de las audiencias, que supongo que serían muy reducidas, lo peor es que el baloncesto salió del 'top of mind' de la sociedad, pasó a un segundo plano", recuerda Vaca. Figuras como Jordi Villacampa, Fernando Martín o Wayne Brabender, históricamente en el imaginario de los españoles, se fueron mustiando sin encontrar sucesor. Ese podría haber sido Pau Gasol, el mejor jugador europeo de todos los tiempos, pero su efímero paso por la ACB fue solo para abonados: "El efecto del 'boom' Gasol, al que podría haberse agarrado el baloncesto español, quedó prácticamente en nada", afirma el experto en audiencias de Barlovento.
El punto negro de TVE
El salto a la cadena de Sogecable levantó ampollas en Televisión Española, que lo tomó como una traición personal. Lo recuerda Trecet: "En TVE sentó fatal que la ACB firmase con el Plus, porque todavía consideraban que la televisión, la de verdad, eran ellos y solo ellos. De modo que, despechados, se lanzaron a promocionar a lo bestia el fútbol-sala para tapar su hueco en la programación. Todo aquello salió mal: TVE tuvo que abandonar el fútbol-sala al poco tiempo y Canal+ lo mismo con la ACB".
En 2003 la ACB se aventuró a presentar la temporada sin tener un contrato televisivo firmado con ninguna cadena. "Aquello fue un espectáculo. Por la mañana venden la moto en público y por la tarde amenazan con un cierre patronal si Televisión Española no firma con ellos. Pero TVE les había puesto un punto negro y se negaba a negociar. La ACB incluso recurrió al Secretario de Estado para el Deporte, que decía, ‘¿pero a qué vienen ustedes, una empresa privada, a pedirme un contrato con una televisión pública?’. Después de un montón de idas y venidas, al final la ACB firmó con Televisión Española a la baja, pero el desafecto ya quedó para siempre”, sigue Trecet.
¿Cuánto televisan la ACB? ¿Sábado por la tarde? ¿Domingo por la mañana? ¿Alguien lo sabe?
El regreso a la televisión pública fue traumático: los clubes pasaron a ingresar menos dinero, lo que empobreció la calidad de las plantillas, y además parte de los derechos televisivos pasaron a las autonómicas. "La ACB salió de Canal+ con los derechos atomizados entre varias cadenas que emitían los partidos de sus equipos en los horarios que les daba la gana. Además, como unos partidos eran de TVE y otros de las autonómicas, nunca existió nunca un gran recipiente donde enterarte del desarrollo de la competición, algo básico para que un contenido gane en interés”, detalla Lalo Alzueta, voz de la ACB en Televisión Española durante esta época. “La fragmentación televisiva también ha sido clave. Cuando se dio el pico de audiencia de la ACB había catorce canales, que en la realidad eran cinco, y ahora hay en torno a 130. El público está mucho más repartido y esa audiencia, ahora, para la ACB, es desgraciadamente inviable”, apunta Ricardo Vaca.
En este periodo fue cuando los aficionados perdieron definitivamente la referencia espacio-temporal del baloncesto, algo que en realidad había comenzado a suceder antes de ir a Canal+: "Esto es clave. Llegó un momento en el que la gente no sabía cuándo se emitía la ACB. ¿Cuándo es? ¿Sábado por la tarde? ¿Domingo por la mañana? Fíjate si es grave que aún hoy no se ha recuperado de esto. La gente que quiera ver baloncesto tiene que buscarlo, no tiene un momento de la semana señalado, como sucede con la Champions o la Euroliga", dice Alzueta.
A la vista de los pobres resultados muchos aficionados, a menudo espoleados desde la propia liga, reprocharon a Televisión Española el poco mimo con el que manejaba la ACB: "Es verdad que en TVE no se ha tratado bien el producto, pero es que tampoco había margen. Con respecto a Canal+, nuestros medios estaban desfasados, había que invertir en el despliegue, en el postpartido… y cómo pides esto a la cadena, si a un editor del Telediario yo le he ofrecido una entrevista exclusiva con Nikola Mirotic y me preguntó ‘¿¿con quién??’”. Continúa el periodista: "A mí me habría encantado hacer las cosas que nos pedían… ¡nos ha jodido! Si tú me das el dinero, yo te hago un previo tipo TNT, con Shaquille O’Neal y Scottie Pippen. ¿Pero sabes qué pasaría si lo haces hoy? Que no lo ve nadie, porque ni conocen a los jugadores. Cuidar la imagen de la liga es una labor de muchos años y mucho dinero. Ahora mismo un Baskonia-Unicaja, que es un partidazo, no lo ve ni cristo. Ni cristo. Por eso en las televisiones te dicen: ‘A mí dame un Madrid o un Barcelona, no me líes’”.
La ACB es tercera división
A medida que la liga nacional iba perdiendo influencia la ganaba la Euroliga, en la que compiten los principales equipos españoles. Se desacoplaron así los intereses de los miembros más insignes de la ACB, ya que los encuentros de Euroliga llenan más los pabellones y, para colmo, gratifican económicamente la victoria. "La Euroliga se está comiendo no solo a la ACB, sino a todas las ligas europeas. Antes jugaban martes y miércoles, pero se movieron a los jueves y los viernes, que son más comerciales, y descabalaron la ACB, que se vio obligada a jugar el domingo, porque no va a jugar el Madrid en Turquía el viernes por la noche y en Málaga al día siguiente”, explica Vaca. Alzueta tiene una visión idéntica: "El formato actual de la Euroliga, con esta temporada regular tan larga, es una propuesta bastante antigua de Maccabi y los equipos rusos, que prefieren jugar contra Olympiakos y Barcelona a hacerlo contra el Macabi Haifa, que no les llena el pabellón. El problema es que los equipos fuertes de España, los que deberían defender la ACB, están mucho más contentos jugando la Euroliga. Tampoco estoy diciendo que Madrid y Barcelona estén dejando caer la liga, sino que no ponen todos los huevos en esa cesta, pero es que la ACB son principalmente ellos, son los que más audiencia mueven con muchísima diferencia".
Un entrenador de la ACB que prefiere no revelar su identidad, ahonda más en la teoría: "Madrid y Barcelona lo que no quieren es perder dinero. Sus presidentes están centrados en el fútbol, que es donde está el grueso de su negocio, y desde ahí miran al baloncesto, con distancia y paternalismo. No tienes más que fijarte en su lenguaje: para Florentino Pérez los quince millones que emplea en el 'basket' son "un gasto", mientras que para fichar a Coentrao se consideran"una inversión".
La ACB, a diferencia de la liga de fútbol, no es donde todos quieren estar
El 'sorpasso' de la Euroliga trajo otra consecuencia terrible: degradó la percepción de la ACB. Como explica Fernández Cantelli, la liga española ya no es donde todos quieren estar: "Aunque la ACB sea la liga más importante de Europa, en realidad es tercera división para un profesional. Por encima están la NBA y los equipos de Euroliga, y eso hace que sea muy difícil retener talento y construir sobre él. Muchas veces los jugadores se van incluso perdiendo dinero. Con la liga de fútbol, por ejemplo, sucede lo contrario: a lo mejor te pagan más en otras ligas, pero en la española es donde hay que estar". Trecet coincide: "A los grandes clubes la ACB les importa una mierda, y eso se transmite a los aficionados. De lunes a viernes, cuando el espectador puede dedicar algo de atención al baloncesto, están la Euroliga y la Eurocup, que son partidos al primer nivel europeo. Luego llega el sábado, pones un Obradoiro-Manresa y la gente mira extrañadísima, te dice que lo veas tú”.
Por si la sitación no era complicada, en 2008 llegó la crisis y desnudó el modelo económico de la mayoría de los equipos de la ACB: "La liga, durante muchos años, ha sido dos clubes de fútbol y 16 voluntades políticas, estaba terriblemente hormonada. Detrás de los clubes había instituciones públicas soltando dinero sin control. Yo vi el presupuesto del Unicaja que campeón en 2005 y uf… se gastaron 16 millones de euros. Luego ves los ingresos y no cubrían un millón. Y Baskonia, con la diputación, lo mismo. O el Sevilla, que cuando CaixaBank compró Caja San Fernando y les cerró el grifo, casi desaparece el club. Cuando llegó la crisis y se llevó todo esto por delante, el producto sufrió mucho”, dice Alzueta.
Marketing y Juan Roig
Con todo, los españoles han demostrado que no tienen un problema con el baloncesto, sino solo con la ACB. La tesis de Ricardo Vaca muestra que la atención de los medios ha pasado del 66% que ocupaba la ACB en la información sobre baloncesto en 1997, al 28% de ahora. Paralelamente a la agonía de la liga, la selección española de baloncesto ha vivido la mejor época de su historia, cosechando varios títulos internacionales y medallas olímpicas. La audiencia le ha acompañado en todo momento, marcando máximos de seis millones de espectadores. "Es que los hermanos Gasol, Ricky Rubio, Calderón... las estrellas del equipo nacional, no juegan aquí. Deberían estar, siendo referentes de sus clubes, pero lo que aquí ofrecemos al aficionado es una rotación de jugadores bestial y cambios de nombre por el patrocinador constantes", lamenta Fernández Cantelli.
¿Hay salvación para la ACB? De todos los consultados, Fernández Cantelli es el que lo ve más complicado: "No tengo tan claro que exista una solución a estas alturas. Sabemos que el interés por el baloncesto existe, lo vemos con la Selección y la NBA, pero no se desea el producto ACB, ya no es aspiracional, hay una desconexión evidente. Quizá una solución sería limitar el número de fichajes por temporada, para que el aficionado pudiera reconocer a sus jugadores y volver a identificarse con su equipo, pero eso es algo que obviamente no va a suceder".
Lalo Alzueta, más optimista, expone dos tratamientos de choque para el enfermo. "La ACB está descabezada, no tiene una figura ejecutiva, como en la NBA, que fije un horizonte para la competición. Se optó hace tiempo por un modelo asambleario que tiene dos problemas. El primero, que cada decisión cuesta un mundo, lo que provoca que la liga avance con pasos cortos. El segundo, y más grave, que son los grandes clubes los que deciden en la sombra, manipulando para que les apoyen con cesiones y otras prebendas. La ACB necesita alguien al frente que elabore una hoja de ruta, como sucede en la Euroliga, que puede tener errores, pero sabe donde va".
Su otra propuesta tiene nombre propio: Juan Roig. "Basta solo de pensar en obtener dinero a corto plazo. El único que se mueve distinto en la ACB es Mr. Bosque Verde (en alusión a Juan Roig, dueño del Valencia Basket y Mercadona), que se cargó la publicidad de Power Electronics y puso su “cultura del esfuerzo”, a tomar por culo, porque no le daban lo suficiente. De hecho Roig es el principal promotor de la vuelta de la liga a Televisión Española, incluso compensó a los clubes de su propio bolsillo, porque sabe que lo más importante es que la emisión llegue al máximo de gente posible. Para que te hagas una idea, en los cuatro años que el Valencia jugó la Eurocup, prefirió regalárnosla (a TVE), pagando incluso él la producción, a vender los derechos y que se viese menos. Y tenía razón: hacía más audiencia un partido del Valencia en la Eurocup en abierto que uno contra el Madrid en Movistar. Es básico que la ACB recupere una ventana al exterior, que todos puedan ver el producto”.
Por último, Trecet apuesta por potenciar la visibilidad de la liga: "Yo me voy a la cama y desde allí, en la tablet y gratis, veo las mejores jugadas de la NBA cada tres minutos, pero de la ACB no veo nada de nada. ¿Es que somos más listos que los americanos o es que los americanos saben mejor cómo vender su League Pass? No puede ser que la liga esté completamente cerrada. Y te dejo con una pregunta que el otro día nadie me supo contestar: ¿es ésta la liga de Doncic? Lo digo porque si absolutamente todos estamos de acuerdo en que ese muchacho está llamado a marcar una época en el baloncesto, no entiendo por qué la liga no aprovecha su figura. Saben que se va a ir el año que viene sí o sí y no hacen nada por arreglarlo. ¡Joder! ¡Si esta es la liga de Doncic!”.
"Se ve más que NBA y Euroliga"
Desde ACB, a través de su director de comunicación Pablo Malo de Molina, se muestran contentos del regreso a una plataforma de pago: "Con la llegada a Movistar+ se han estabilizado los horarios con los mismos horarios todas las jornadas desde hace dos años: los partidazos se juegan los sábados a las 19 y los domingos a las 18:30 y el carrusel matinal con varios partidos simultáneos a las 12:30h. Es invariable y se ha estabilizado el horario". Además, el directivo sostiene que la ACB tiene más audiencia que la Euroliga y la NBA en Movistar, y que la pasada Copa del Rey alcanzó los 400.000 espectadores, convirtiéndose en el programa más visto de #0, el canal generalista de Telefónica.
En el aspecto económico, Malo de Molina indica que los clubes nunca han estado mejor que ahora: "Hemos cerrado en la temporada 2016-17 el presupuesto con mayores ingresos centralizados de su historia, 29 millones de euros. Jamás habíamos estado económicamente mejor que en el momento actual", quien apunta también un incremento en la asistencia a pabellones: "La asistencia media de público a la ACB esta temporada es de 6.200 espectadores. En la temporada 1996-97, el dato era de 4.723 por partido".
El 20 de mayo de 1997 la liga ACB tocó techo. Sucedió en el Palacio de los Deportes, en Madrid, durante el quinto partido de la final, el que decidiría el título. Fue martes laborable, pero más de 12.000 espectadores llenaron el pabellón -con ilustres como Suker, Mijatovic y Capello en las primeras filas-, conjurados una vez más contra su bestia negra recurrente: el Barcelona de Aito García Reneses.
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