Mumbrú: "Es básico que los veteranos se sientan jóvenes y los jóvenes, veteranos"

Las conexiones especiales entre un equipo y su afición existen. No son un mito, ni siquiera una exageración. A veces sucede que un grupo de jugadores conecta con la grada de una manera profunda, íntima, y eso refuerza a las dos partes. A los primeros, porque saben que, por muy mal que vayan las cosas, su esfuerzo les garantizará el apoyo unánime de los suyos. A los segundos, porque su generosidad animando tendrá recompensa.

Una de esas conexiones se produjo ya hace unos años en la Liga ACB, concretamente en Bilbao. Un grupo de jugadores conectó con 10.000 espectadores de una manera tan fuerte que el lazo entre unos y otros ha conseguido sobrevivir al peor momento del club, el pasado verano, cuando la Liga lo expulsó de la competición por sus deudas. Al final el Tribunal de Arbitraje del Deporte (TDA) falló a favor del club bilbaíno, pero si entre jugadores y afición no hubiera habido tal comunión, probablemente ahora no estaríamos hablando del Bilbao Basket en la previa de su enfrentamiento de cuartos de final de la Copa del Rey contra el Unicaja (21:30 horas).

"Es una afición y un pabellón muy caliente y muy especial. La gente anima y siempre está muy enganchada, te hace vibrar. Hay una comunión muy grande entre los jugadores y el aficionado", explica Álex Mumbrú, capitán de un equipo en el que cumple su sexta temporada y con el que se ha convertido en un referente más allá del baloncesto. "Los que llevamos aquí más años todavía tenemos una comunión y una conexión mayor con el público que te hace sentir muy bien en la ciudad. Todo el mundo aquí juega encantado", asegura en una charla con El Confidencial. Este miércoles, los aficionados de Bilbao eran de los pocos que daban algo de color a la llegada de los equipos a sus hoteles.

Los malosmomentos quedaron atrás -"tuvimos un verano movidito"- y el equipo está realizando una temporada mucho mejor de lo que nadie esperaba, al punto de que ahora mismo, en el parón de la Copa del Rey, es quinto con 15 victorias en 21 jornadas. Pero durante la primera vuelta llegó a estar entre los cuatro primeros. "No salíamos en ninguna quiniela en ningún sitio", comenta Mumbrú, que no tiene dudas a la hora de señalar la clave del buen momento de los hombres de negro: trabajo y más trabajo.

"En cualquier situación tienes que estar trabajando: en defensa, en ataque, en todos los aspectos del juego", dice. El responsable de implantar ese estilo es Sito Alonso, que armó el equipo muy rápido. "Nos demostró enseguida la filosofía que tenía, el equipo supo cogerla y hasta hoy".

El secreto está en la mezcla... de edades

Camino de los 35 años, Mumbrú se molesta cuando se le sugiere que está en la parte final de su carrera. Y viendo su rendimiento esta temporada, es fácil entender por qué. Sus 14,2 puntos de media lo sitúan como el segundo mejor anotador de la Liga Endesa. En las seis últimas jornadas esa cifra sube hasta 21. "Me encuentro bien, pero todo lo que es individual... Está claro que un equipo es una suma de individualidades, pero creo que lo más importantes es cómo está el equipo. Que yo esté bien no siginifica nada más que eso, algo circunstancial. Aquí todo el mundo puede anotar", afirma.

"Yo trabajo cada día para intentar ser mejor en todo, da igual la edad que tengas o lo que hagas. Intentas ser cada día mejor jugador, intentas sobre todo ayudar a tu equipo con lo que puedas aportar", continúa el que probablemente sea el mejor alero alto del baloncesto español.

Él forma, junto a Axel Hervelle y Raúl López, el núcleo de jugadores veteranos que han vivido la mejor época del club (otro ilustre, Roger Grimau, recibió hace unos días un homenaje de Miribilla en su vuelta tras dejar el club en verano). Ellos son los que siguen en una plantilla que se renovó con 7 fichajes, muchos de ellos muy jóvenes. "Es importante que los veteranos se sientan jóvenes y que los jóvenes se sientan veteranos. Todo el mundo se siente importante en el equipo porque todo el mundo es fundamental, sin ser nadie imprescindible. Eso es fundamental porque todo el mundo aporta lo que tiene que aportar. Eso es importante para que algo vaya bien", analiza.

Esa mezcla de veteranía y juventud se pondrá a prueba en los cuartos de final contra Unicaja, líder de la ACB y "rival que nadie quería". Pero pase lo que pase, el Bilbao Basket ya ha superado, por mucho, las expectativas que había en verano. Y pase lo que pase, la conexión con su afición seguirá estando ahí.