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La agitación y la fatiga hacen mella en un Real Madrid que duda por primera vez
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segundo partido de la final acb (22.00, tve)

La agitación y la fatiga hacen mella en un Real Madrid que duda por primera vez

40 minutos después, el pánico ha cambiado de acera. El Barcelona sale reforzado en medio de la fatiga. Esta noche (22.00) segundo asalto en el Palacio

Foto: Pablo Laso pensativo durante el primer envite de la final ACB.
Pablo Laso pensativo durante el primer envite de la final ACB.

Como ocurriera antes de la final de Copa del Rey, tras la derrota en el tercer partido de semifinales ante Unicaja, Pablo Laso decidió cambiar el parqué por la arena de la playa y el chiringuito. Tras el segundo descalabro consecutivo en la final de Euroliga frente a Maccabi, y antes de encarar el tramo final de curso, era momento para la desconexión y la introspección. Es palpable que la fatiga y el cansancio mental venían haciendo mella en un grupo que en dos meses ha pasado de ser inabordable a ser un equipo resquebrajado y timorato, más vulnerable que nunca.

En los últimos dos meses el Real Madrid ha perdido ocho partidos, cuando de octubre a abril sólo cedió en dos partidos (ante CSKA y Bayern Munich en el Top-16 de la Euroliga). Una tendencia que se ha visto acentuada después de sucumbir en el Palacio ante el Barcelona en el primer partido de la final ACB (93-98). Como muestra un botón: en postemporada los blancos encajan casi 15 puntos más por noche (87,14) que en temporada regular (72,94) y hasta el pasado jueves nunca había ganado la batalla por el rebote (33-31).

En poco se parece este Madrid al equipo que cautivaba a media Europa con su eléctrico y vibrante frenesí. Dominaba el rebote y corría, aturdiendo y abriendo en canal a las defensas rivales. Cada día de partido el Palacio registraba una gran entrada y la gente gritaba y agitaba con más rabia que nunca sus bufandas. Todo, aderezado con una envidiable química fuera de la cancha que la dictadura resultadista pone en cuarentena. De poco sirve la excelencia y el virtuosismo si no ganas. Ocurrió tras la sangrante prórroga del Mediolanum Forum de Milán, cuando la directiva y la propia plantilla empezaron a dudar de la valía y la autoridad de un Laso hasta aquella fecha adulado. De puertas para adentro, reconocían con resignación que con el vitoriano jamás ganarían una novena Copa de Europa que se resiste desde 1995.

Ahora sus decisiones comienzan a ser cuestionadas de forma velada. Porque en el seno madridista, con el Barcelona dominando a su antojo el juego interior, pocos entendieron que Salah Mejri (8 puntos, 3 rebotes y 3 tapones en 12 minutos) no se mantuviera en pista en los momentos decisivos. Laso no fue valiente, sentó al tunecino y optó por supeditar el mérito a los galones. En su lugar, un lastre llamado Ioannis Bourousis, tierno en la defensa y la intimidación que se le presuponen.Y el Madrid lo pagó.

Encomendado a la patente de corso de la que gozan Rudy y Llull, Sergio Rodríguez, de largo el hombre más consistente de la campaña, intentó remar en solitario con la insolencia que le define. Era demasiado tarde. En la derrota, la unidad familiar se desvanece y afloran los primeros desencuentros. El indignado “vamos hombre” de Sergio Llull tras ser cambiado durante el partido del jueves proyecta una imagen de tensión que se ha repetido con preocupante frecuencia en las últimas semanas. Sin tiempo para lamentos, esta noche (22.00 horas, TVE), llega un segundo asalto que se presume crucial para el devenir de un equipo que quiere recuperar la alegría que le llevó a pulverizar la mejor temporada regular de la historia ACB.

Uno de los puntos negros de la derrota ante el Barcelona tiene nombre y apellido: Nikola Mirotic. La actuación del ala-pívot montenegrino (4 puntos y un rebote en 15 minutos) dejó mucho que desear. El extenso repertorio de un brillante Bostjan Nachbar minó su moral hasta hacerle desaparecer. "Hoy no he podido, pero quiero ayudar. No he empezado bien, pero tengo otra oportunidad dentro de dos días de hacer las cosas mucho mejor. Estoy con ganas y trabajando bien". Un papel discreto, a años luz de los 17,8 puntos y 24,6 de valoración que había promediado en los cinco partidos disputados ante el Barcelona en la presente campaña. Notables apariciones como las cosechadas en la final de la Supercopa, la final de Copa, donde fue nombrado MVP del torneo, o la bochornosa paliza en la semifinal de Euroliga. “Estoy seguro que vamos a ganar el sábado”, vaticinaba con optimismo. No queda otra.

Por desgracia para sus intereses, los problemas del Real Madrid no se han reducido al tropiezo en casa. El pasado viernes, el día después de la derrota ante el Barça, Laso se presentó en el entrenamiento del equipo ataviado con muletas. En la rueda de prensa posterior a la sesión, el vitoriano confirmaba que sufre una lesión en el tendón de Aquiles. “Noté un giro, como si tuviera un golpe en la parte de abajo del gemelo. Al final del tercer cuarto o al principio del cuarto”, explicaba ante los periodistas.

El técnico del Real Madrid aprovechaba la comparecencia para rajar sobre los árbitros e ironizar sobre las consecuencias de su inoportuna lesión. “Teniendo en cuenta que desde el primer momento los árbitros me dijeron que me sentara y no protestara, ahora voy a tener que estar sentado toda la serie. Va a ser duro, pero intentaré estar centrado en el partido, que es mi obligación, independientemente de poder estar más o menos activo”. Lengua afilada y cuchillo entre los dientes para encarar su momento más delicado al frente del banquillo blanco. La Liga como asidero de esperanza. Porque en caso de debacle, el Real Madrid de los records se quedará con una Copa del Rey ganada in extremis y una Supercopa, faena de aliño que abre la temporada ACB desde 2004.

El agotamiento de una temporada que se alargará como nunca (el hipotético quinto partido de la serie está previsto para el sábado 28), viva aun con la NBA acabada y con la cuenta atrás para el Mundial en marcha, no pasa desapercibido para los protagonistas de ambos bandos, principales víctimas de esta situación. "Esta temporada va a acabar muy tarde, después de muchos partidos y muy poco descanso. Por eso hago un llamamiento para ver si esto se puede solucionar, porque el cuerpo de los jugadores pide descanso y 15 días es muy poco". Sin ir más lejos, el 19 de junio de hace un año, el Real Madrid se apuntaba el quinto y definitivo partido de la serie ante el Barcelona. Con 76 partidos en las piernas de los madridistas y 75 por el flanco barcelonista, el pasado jueves fue 19 de junio y la batalla por el título no hacía más que empezar.

Contra todo pronóstico, el jueves fue el Barça quien se elevó cuando el tono físico y el psicológico empiezan a dar síntomas debilidad. Camuflando con oficio sus defectos, salió indemne y cuajó un papel meritorio. Además de caer en la última final de la Liga Endesa y estrellarse ante los blancos en las dos últimas semifinales de Euroliga, el Barcelona aterrizaba en la capital tras sucumbir en cuatro de los cinco precedentes de este curso contra los blancos, incluida la sufrida en la final de la Copa del Rey gracias a una épica suspensión de Sergio Llull. Con el agua al cuello y sumergido en un mar de dudas, el Barcelona ha sido capaz de ganar todos los partidos que ha disputado fuera de casa en estos playoffs. Más vivo que nunca, su empaque a la hora de encajar golpes y la extraordinaria capacidad para metabolizar las diferencias que separan a Xavi Pascual con algunos jugadores de la plantilla, el equipo culé tiene ante sí la oportunidad de asestar un golpe que dé vida a un grupo que hasta hace nada vivía acomplejado por la exuberancia de su principal enemigo. 40 minutos después, el pánico ha cambiado de acera.

Una estadística incontestable

Los últimos dos años, con Barcelona y Real Madrid como finalistas, las series empezaron con 1-0. En 2012, Marcelinho evitó el naufragio en el primer asalto en el Palau con un triple agónico desde casi el medio del campo (81-80). La pasada campaña, como ésta, el Real Madrid gozaba del factor cancha a favor y se impuso en el primer choque (76-72). En el arranque de la tercera final consecutiva entre ambos la tendencia se ha invertido. Los azulgrana han golpeado primero y tratarán de hacer valer la histórica estadística que dice que ganar el primer partido del playoff es casi decisivo para terminar aupando el título.

Así ha ocurrido en 28 de los 30 precedentes desde el nacimiento de la liga ACB (1983/84). Con 0-1, el balance es de 8-1, con el único precedente en la temporada 1994-95 cuando el FC Barcelona perdió contra el Unicaja en el debut en la Ciudad Condal, y luego acabó dándole la vuelta a la serie para llevarse el título. Sin embargo, el Real Madrid sabe lo que es remontar un 0-1 adverso de inicio. Lo ha hecho en dos ocasiones en semifinales, en ambos casos contra el Baskonia y con 11 años de diferencia. En la primera, durante las semifnales de la temporada 2000/01 (3-2); la segunda, también en la penúltima ronda en la campaña 2011/12 (3-2).

Como ocurriera antes de la final de Copa del Rey, tras la derrota en el tercer partido de semifinales ante Unicaja, Pablo Laso decidió cambiar el parqué por la arena de la playa y el chiringuito. Tras el segundo descalabro consecutivo en la final de Euroliga frente a Maccabi, y antes de encarar el tramo final de curso, era momento para la desconexión y la introspección. Es palpable que la fatiga y el cansancio mental venían haciendo mella en un grupo que en dos meses ha pasado de ser inabordable a ser un equipo resquebrajado y timorato, más vulnerable que nunca.

Pablo Laso Nikola Mirotic
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