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Xavi Pascual confía en su vieja guardia para evitar terminar su etapa en el Barcelona
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el jueves (21.30) arranca la final acb

Xavi Pascual confía en su vieja guardia para evitar terminar su etapa en el Barcelona

A un día de que arranque la final ACB entre Real Madrid y Barcelona, el técnico azulgrana sabe que una derrota le dejaría en una posición comprometida

Foto: Xavi Pascual, con mirada gacha, durante el cuarto partido de semifinales ante el Valencia Basket. (Efe)
Xavi Pascual, con mirada gacha, durante el cuarto partido de semifinales ante el Valencia Basket. (Efe)

Valencia, Pabellón Fuente de San Luis, domingo 15 de junio. Quinto partido de las semifinales ACB entre Valencia Basket y Barcelona. A siete segundos del final y con el partido empatado a 75, Marcelinho Huertas recibía un pase de Juan Carlos Navarro, encargado de poner el balón en juego desde la banda. El base del Barcelona se fue al lado derecho de la cancha, encaró a Sergei Lishchuk, aturdido en el‘miss match’ junto al triple frontaltras cambiar en el bloqueo con el Sam Vam Rossom. Tras superarle sin complicaciones, se elevó a cuatro metros del aro para sacarse de las entrañas un tiro salvaje, libre, alejado de cualquier estereotipo. Después de dar en el cristal del tablero, el balón cayó dentro de la red. Victoria y billete a una final, la octava consecutiva para el cuadro azulgrana, donde desde el jueves (21.30 horas, Teledeporte) aguarda un Real Madrid hambriento por ahogar sus penas del varapalo sufrido en la final de la Euroliga ante el Maccabi.

"Al final se ha decidido por una acción. Hemos tenido la pelota y hemos podido anotar. Estamos contentos de pode disputar una final. Si no lo hubiéramos logrado, sería la primera vez desde que estamos aquí que no lo conseguimos y hay que tenerlo en cuenta. Muchas veces se pierde la perspectiva”. Con el pecho inflado y el mentón apuntando al cielo de Valencia, Pascual se vanagloriaba en rueda de prensa de su exitoso bagaje al frente del banquillo azulgrana. Además de la inyección de moral en lo deportivo, la apoteósica canasta de Marcelinho supuso un cambio de discurso radical.

El de Gavà es el primero que sabe que una derrota ante el cuadro de Perasovic hubiera precipitado unos acontecimientos que aguardarán, al menos, hasta el final de la serie ante al Real Madrid. Pese a sus discrepancias baloncestísticas, Marcelinho jugó los 40 minutos y respondió a la fe ciega depositada por un hombre que ama el basket control por encima de todas las cosas. Con el espíritu libre que le caracteriza y que tan poco gusta a Pascual, el brasileño estuvo a la altura y reivindicó una vez más su capacidad para ser el timonel del Barcelona en el parqué. Un tiro que brinda una nueva oportunidad, quién sabe si la última, para mantenerse a los mandos de la nave azulgranaEn los últimos días algunas informaciones apuntan que sólo un triunfo en la final, o una derrota digna, véase en cinco partidos como en las anteriores dos finales, podría evitar su marcha. Por aquello de ir preparando el terreno, Joan Plaza ya figura en las quinielas de futuribles para ocupar su puesto.

Con la soga apremiando la toma de decisiones, Pascual, además de probar diferentes variantes defensivas se valió de sus más fieles guerreros para remontar el vuelo. El domingo, Marcelinho (22 puntos, 5 rebotes y 9 asistencias), Navarro (11 puntos, 4 rebotes y 7 asistencias) y Tomic (20 puntos y 8 rebotes) formaron una guardia pretoriana a la que Pascual se aferró para evitar escribir el que podría ser su último capítulo al frente del banquillo azulgrana. Y es que, pese a la mala gestión y peor respuesta de algunas estrellas del equipo en determinados momentos, el talento innato de los azulgrana les dota de una competitividad que les salva de la quema cuando más feas se ponen las cosas.

Como reza el refrán, más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer. En los últimos tres años, desde la eliminación por parte del Panathinaikos en la Euroliga de 2011, el Barcelona ha cambiado hasta 17 jugadores. En las últimas dos, hasta seis caras nuevas por curso han entrado en el Palau. El visto bueno por parte de la directiva de jugar con un roster de 13 jugadores en 2013 y 14 en este curso tampoco han terminado de catapultar al equipo al lugar para el que fue concebido. Y claro, la paciencia tiene un límite.

Los 25 millones de eurosde presupuesto previstos para esta campaña, dos menos que su rival en la final, han permitido confeccionar una plantilla de ensueño. Las incorporaciones deJoeyDorsey, Kostas Papanikolaou, Bostjan Nachbar Maciej LampeyJacob Pullen suponían sobre el papel un salto cualitativo de cara a luchar por todas las competiciones. La realidad, en forma de actuaciones y resultados desconcertantes, no ha terminado de justificar la inversión.De nada sirve alardear de haber alcanzado las últimas 16 finales en competiciones ACB (Liga, Copa y Supercopa) si a la hora de la verdad, en una competición desvirtuada a pasos agigantados, no puedes derribar al otro gigante en pie.

"En momentos importantes de la temporada este equipo no ha sabido competir". Antes de afrontar el crucial quinto partido de semifinales ante el Valencia Basket, con el agua al cuello y su cabeza a punto de ser colgada al alba en cualquier plaza de la Ciudad Condal, aXavi Pascualno le queda otra que rendirse ante la evidencia. De pronto, en la cabeza del técnico de Gavá aparecieron tres golpes psicológicos que han marcado el devenir de un curso extraño, alejado de las expectativas. Por encima de todo, el descalabro en la semifinal de la Final Fourante el Real Madrid (62-100) y la legendaria suspensión deLlull en elCarpenaen la final de Copa del Rey(77-76). Si añadimos la Supercopa, donde el principal rival dentro de nuestras fronteras también les privó del triunfo, nos encontramos con un año definido por la rabia y la impotencia, a la sombra del blanco casi impoluto del Real Madrid.

El año pasado ocurría algo similar. El inicio de temporada enLiga Endesa, al margen del dubitativo estado de forma deun Juan Carlos Navarro intermitente y en evidente cuesta abajo, dejó mucho que desear. Tanto que el billete para la Copa del Rey llegó sobre la bocina. La séptima plaza y un pobre balance de 9-8 al término de la primera vuelta ponían el grito en el cielo. El caprichoso sorteo emparejó a los de Xavi Pascual con el Real Madrid.108-111en un duelo de cuartos de final épico que requirió de dos prórrogas para aupar a un Barcelona que lograba disipar sus dudas y recibía un aliento vital. Motivación de sobra para ahuyentar los malos espíritus e invertir la tendencia hasta erigirse en campeones de la Copa. No duraría mucho la alegría en el seno de un Barcelona acomplejado cuando se trataba de abordar al enemigo número uno. El Madrid se cobró su particular venganza en las semifinales de la Euroliga y en una gran final ACB que se decidía en el quinto partido.

Valencia, Pabellón Fuente de San Luis, domingo 15 de junio. Quinto partido de las semifinales ACB entre Valencia Basket y Barcelona. A siete segundos del final y con el partido empatado a 75, Marcelinho Huertas recibía un pase de Juan Carlos Navarro, encargado de poner el balón en juego desde la banda. El base del Barcelona se fue al lado derecho de la cancha, encaró a Sergei Lishchuk, aturdido en el‘miss match’ junto al triple frontaltras cambiar en el bloqueo con el Sam Vam Rossom. Tras superarle sin complicaciones, se elevó a cuatro metros del aro para sacarse de las entrañas un tiro salvaje, libre, alejado de cualquier estereotipo. Después de dar en el cristal del tablero, el balón cayó dentro de la red. Victoria y billete a una final, la octava consecutiva para el cuadro azulgrana, donde desde el jueves (21.30 horas, Teledeporte) aguarda un Real Madrid hambriento por ahogar sus penas del varapalo sufrido en la final de la Euroliga ante el Maccabi.

Juan Carlos Navarro
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