Por qué los Almansa, Mara o Aldama prefieren el baloncesto americano a la ACB

La batalla por los jóvenes talentos es cada año una de las más encarnizadas del deporte mundial. Más aún en Estados Unidos, donde hasta ahora la NCAA tenía el monopolio de la formación. La NBA movió ficha en baloncesto con su propia liga de desarrollo y este año ha debutado Overtime League, la nueva competición enfocada a la generación Z que paga hasta 100.000 dólares a jóvenes talentos como los españoles, que cada vez son más los que optan por esta vía hacia la élite en lugar de permanecer en la ACB. Las posibilidades de desarrollo, los pagos y una formación más enfocada en llegar a la NBA son algunas de las claves del éxodo.

La edad mínima para entrar en la NBA son 19 años, lo que obliga a hacer, al menos, un año universitario. La otra opción era ir a jugar a una liga profesional en el extranjero, una alternativa rara vez explorada por los jugadores estadounidenses que aspiraban a estar entre los primeros puestos del Draft. De hecho, es algo que solo han explorado Brandon Jennings y Emmanuel Mudiay, ambos con una posterior carrera discreta en la NBA.

La NBA abrió una nueva puerta a través de su liga de desarrollo. Darius Blazey se convirtió en el primer jugador en aceptar un contrato en la G-League para no pasar por la NCAA, y así recibir su primer salario. El movimiento de la NBA, la inminente creación de la liga de Overtime y la presión de otros deportes obligaron a la NCAA a permitir los pagos publicitarios a los atletas.

Eso, y la presión judicial. Casi una veintena de estados se disponía a prohibir el concepto de estudiante-atleta con el que ha operado la NCAA. La Corte Suprema de Estados Unidos también falló a favor de que los jugadores pudieran recibir pagos, compensaciones, regalos o ingresos más allá de la beca universitaria. La NCAA, acorralada, capituló y creó los llamados NIL Programme para gestionar este tipo de pagos.

La NCAA ahora permite a los atletas cobrar tras las sentencias judiciales en contra

El efecto dominó no ha tardado en llegar. Cada vez más deportistas van a Estados Unidos con el objetivo de compaginar estudios y deporte de alto rendimiento, ante la dificultad de hacerlo en España u otros países. Santi Aldama no ha pasado por las categorías de formación españolas y dio el salto a la NBA desde Estados Unidos. El mismo camino apunta a recorrer uno de ellos nuevos junior de oro, Baba Miller, y el que siguió antes que ellos dos Sebas Sáiz, ganador del último Mundial, pero que no llegó a jugar en la NBA. Y Aday Mara, mejor joven de la ACB, está en plena batalla con Casademont Zaragoza para salir.

Ahora es Izan Almansa, uno de los mejores talentos del baloncesto español, quien abre una nueva vía. Ha firmado por Ignite, el combinado de la G-League para jugadores menores de 19 años. La temporada pasada ya jugó en EEUU, en la nueva liga Overtime Elite, siendo a su vez pionero en sumarse a esta competición.

La influencia del dinero estadounidense está poniendo en jaque a clubes tradicionalmente formadores. Al menos, a los que tienen un modelo formativo enfocado al alto rendimiento, que buscan canteranos para llegar al primer equipo y abaratar así sus plantillas con talento de la casa. Joventut o Estudiantes son los principales exponentes del modelo, pero también Valencia Basket, a través de L’Alqueria, se ha convertido en un referente. En los últimos años las canteras de Unicaja y Zaragoza, de donde salen Aday Mara y Lucas Langarita, han sido de las más prolíficas.

¿Qué es la nueva Overtime League?

Overtime Elite es una empresa que se fundó en 2016. David Stern, excomisionado de la NBA, fue uno de sus primeros inversores y el principal motor del proyecto. Stern, conocedor como pocos de la industria de consumo y el deporte, invirtió en una empresa cuyo core de negocio era la creación de highlights de competiciones de instituto y universidad para compartir en Internet. ¿El motivo? Eran partidos sin apenas cobertura televisiva, donde no tenían que pagar derechos por grabar contenidos y que generaban un gran impacto en redes sociales al viralizarse.

Overtime ocupó un espacio inexistente y se abrió paso entre las nuevas generaciones, ávidas de contenido corto y viral frente a lo que consideran una duración excesivamente larga en lo que se refiere a un partido completo y en directo. La competición ya tiene una comunidad de 70 millones de seguidores, la mayor parte menores de 25 años, todo un hito si se tiene en cuenta que LaLiga ha superado este año los 200 millones de followers. En siete años ya se acerca a las 1.000 millones de visualizaciones entre todos sus contenidos, lo que le ha convertido en un rival a batir a la hora de impactar entre los más jóvenes.

En los últimos tres años ha levantado 250 millones de dólares en diferentes rondas de financiación. En ellas han participado Pau Gasol, la estrella de los Suns Devin Booker, el cantante Drake, el cofundador de Reddit, los fondos de Morgan Stanley, Blackstone, Sapphire Sport y Winslow Capital, y magnates como Jeff Bezos, entre otros. En la última ronda dio entrada a Liberty Media, dueño de la Fórmula 1, lo que para su cofundador, Dan Porter, suponía “la última validación de la plataforma tan disruptiva que hemos creado, del potencial de crecimiento y cómo hemos construido audiencias hiperconectadas”.

Apenas unos meses más tarde preparó su mayor golpe. Amazon entró en su accionariado y, como parte del acuerdo, el gigante del comercio electrónico se quedó con los derechos audiovisuales de la Overtime League por tres años. La liga es para jugadores entre 16 y 20 años, y busca ocupar un espacio hasta ahora monopolizado por la NCAA. Paga a los atletas e, incluso, las consideradas principales estrellas pueden elegir cobrar parte del salario en acciones de la compañía o cobrarlo en concepto de beca deportiva. Además, se les permite enrolarse en cualquier universidad para compaginar sus estudios. Algo difícil de batir para los equipos formadores de ACB, que cada vez ven cómo es más complicado retener y sacar partido a los jóvenes talentos.

¿En qué se basa el modelo de negocio de Overtime League? Principalmente, en exprimir a su comunidad digital para monetizar los contenidos, vender patrocinios y, en última instancia, derechos audiovisuales. Para ello ha apostado por captar grandes talentos, aunque modelos de ligas como la Kings League, que se han apoyado en ideas similares para construir su producto, han demostrado que tener a los mejores jugadores no es un requisito indispensable. Basta, sobre todo, con tener capacidad de generar contenidos y personajes que conecten con la audiencia.

La diferencia entre una y otra es que Overtime sí aspira a que su liga de baloncesto (y las que lanzará en otros deportes) primen el aspecto competitivo y formativo; de hecho, llevaron a cuatro de sus atletas al último Draft de la NBA. La Kings League, sin embargo, prioriza la creación de contenidos y el entretenimiento, incluso cambiando normas del fútbol y dando el protagonismo a los presidentes y los programas que envuelven los partidos. No es el foco de la compañía estadounidense, que ya cuenta con el patrocinio de marcas como Gatorade, la automovilística GMC, StateFarm o Topps.

*Artículo publicado originalmente en 2Playbook.com.