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Calidad y cantidad: razones del dominio de las selecciones femeninas de baloncesto
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Calidad y cantidad: razones del dominio de las selecciones femeninas de baloncesto

La selección sub-16 ganó el pasado sábado el bronce europeo. Es la tercera del verano, una cosecha que se repite casi cada año y a la que se suman las medallas de la absoluta

Foto: En la imagen, el equipo que ganó este verano el oro en el Campeonato de Europa sub-20. (FEB)
En la imagen, el equipo que ganó este verano el oro en el Campeonato de Europa sub-20. (FEB)

Sopron (Hungría), Udine (Italia) y Kaunas (Lituania) tienen en común una cosa: este año organizaron campeonatos de Europa femeninos de baloncesto en categorías de formación. Y en cada uno de ellos hubo medalla española: un oro sub-20, una plata sub-18 y un bronce sub-16. Lo que para cualquier otro país sería un verano excepcional, para España es casi lo normal. Solo en esas tres categorías ha ganado 26 medallas entre 2009-2018, nueve más que en campeonatos masculinos. Si se añaden los Mundiales sub-19 y sub-17, la cosecha aumenta a 30. Con las competiciones de 3x3 son 37. Y con las medallas de la absoluta la cifra total es de 44.

De aquí a un mes pueden ser 45 si España sube al podio en la Copa del Mundo que se celebra en Tenerife a finales de septiembre. La selección defiende la plata conseguida hace cuatro años en Turquía. Casi todas las covocadas han ganado medallas con la absoluta en los últimos años, pero antes también triunfaron en categorías de formación, donde las selecciones españolas arrasan a nivel europeo.

Un oro sub-20, una plata sub-18 y un bronce sub-16. Lo que para cualquier otro país sería un verano excepcional, para España es casi lo normal

"Somos el único país que está entre los cuatro o cinco primeros en cada categoría. Eso, durante más de diez años, es algo que parece difícil de explicar. Francia, que es una gran potencia, este año no ha entrado en semifinales ni en sub-20, ni en sub-18 ni en sub-16", apunta José Ignacio Hernández, entrenador y director técnico femenino de la Federación Española de Baloncesto (FEB).

España tiene una gran cantidad de jugadoras, mayor que otros países con más población. El baloncesto es el deporte con más mujeres federadas. Según los datos de 2017, los últimos publicados por el Consejo Superior de Deportes (CSD), hay 118.260 licencias. El siguiente deporte en la lista, montaña y escalada, roza las 80.000. El fútbol apenas supera las 60.000. "Quitando fútbol y baloncesto masculino y algún deporte individual, practicamente ninguno tiene más licencias. Esa es una de las claves. Hay mucha cantera, mucho volumen", apunta Hernández. "Eso por supuesto es una ventaja con respecto a otros países", señala la exinternacional Isa Sánchez, ahora integrante del gabinete técnico de la FEB y ayudante de Lucas Mondelo en la absoluta.

Detección temprana

Pero esa materia prima hay que moldearla, y en el caso español ese trabajo empieza muy pronto. Las selecciones no debutan en competiciones internacionales oficiales hasta los 16 años, pero el seguimiento de la FEB comienza cuando las jugadoras tienen 11 o 12 años, en los campeonatos nacionales de clubes y selecciones autonómicas. Es muy difícil que una jugadora de esa edad destaque y la federación no la conozca.

"Cuando vamos a jugar un cammpeonato sub-16, nuestras jugadoras llegan ya con cinco torneos importantes a sus espaldas", dice Hernández. "Esos son partidos de tensión que les están dando un aprendizaje que les ayuda a liberarse de la tensión y la responsabilidad que conlleva un partido internacional. Las preparamos desde muy pequeñas para jugar a un alto nivel", dice Isa Sánchez.

La FEB hace concentraciones con niñas de esas edades. "Empezamos con la selección de minibasket, la sub-12. Hemos tenido concentradas a 63 niñas entre sub-12 y sub-13", cuenta Hernández. Entre una cosa y otra, los campeonatos nacionales y las concentraciones que organiza la federación, lo que se encuentran cuando debutan con la selección no es una novedad. "Visten esa camiseta desde los 12 años, y eso les quita presión cuando tienen el primer campeonato internacional con 16", dice Isa Sánchez.

Aprender a competir

Los dos destacan el trabajo de los clubes y las federaciones autonómicas. Los primeros son los que más tiempo dedican a la formación de las jugadoras. Las segundas hacen la primera criba. "Una de las claves es la buena coordinación con las autonómicas", señala José Ignacio Hernández. "Es importante el seguimiento por parte de los técnicos de la FEB, pero sin la colaboración y el apoyo de los directores técnicos autonómicos, con los que hay una continua comunicación, la verdad es que no sería posible".

"No va reñida la competición con el divertimento", responde Hernández, que cree que hay que relativizar la importancia del resultado en edades tempranas. "Creo que el Campeonato de España de minibasket es lo más bonito que tenemos en nuestro baloncesto. Invito a todo el mundo a vivirlo. Hay competición, pero lo prioritario es la diversión y la convivencia entre todos los niños y niñas". "No son excluyentes, ni muchísimo menos", dice Sánchez. "Hay que formar, ese es el deber. Es el objetivo primordial. Pero puedes desarrollar las dos facetas sin problema".

El gen competitivo

Los dos coinciden en destacar la competitividad de la jugadora española como una de las claves de tanto éxito. "Tenemos mucha materia prima, pero en un deporte como el nuestro es peor que en otros países. Tenemos poca gente grande. Venimos del Europeo sub-18 y parece mentira que a veces compitamos al nivel que lo hacemos contra equipos fisiamente tan superiores. Tenemos calidad, talento, pero nos faltan centímetros, y eso se compensa con ese buen trabajo de los técnicos y de las propias jugadoras", explica José Ignacio Hernández.

"La jugadora española tiene garra y fe", dice Isa Sánchez, dos veces medallista con la absoluta. "Eso es lo que nos diferencia. Tenemos ese gen, que también se entrena, de no dar nada por perdido. En mi época éramos las más bajitas, las rusas nos sacaban tres cabezas. Y competíamos y sacábamos medalla. Tenemos los ovarios bien puestos y vamos a por todas. Si eso lo unes a la calidad que hay ahora y el buen hacer de los jugadoras y entrenadores, es un arma muy peligrosa".

Lo que falla: los fundamentos

"Ese gen competitivo que se les inculca, unido a la formación técnico-táctica y de valores, hace que que lleguemos un punto por la mayoría de los demás países", resume Hernández, que detecta algunos aspectos que fallan en el proceso formativo.

"Desde muy jóvenes empezamos a trabajar mucho más lo táctico que lo técnico, y ahora mismo empezamos a tener ciertas carencias en los fundamentos. Somos de los peores equipos en el tiro en todas las competiciones, aunque ganemos o consigamos medalla. Es un momento para hacer una reflexión. No tenemos que olvidarnos de que los fundamentos son clave para la formación de las jugadoras, pero estamos dándole más importancia al trabajo táctico. Hay que buscar un equilibrio", explica.

Sopron (Hungría), Udine (Italia) y Kaunas (Lituania) tienen en común una cosa: este año organizaron campeonatos de Europa femeninos de baloncesto en categorías de formación. Y en cada uno de ellos hubo medalla española: un oro sub-20, una plata sub-18 y un bronce sub-16. Lo que para cualquier otro país sería un verano excepcional, para España es casi lo normal. Solo en esas tres categorías ha ganado 26 medallas entre 2009-2018, nueve más que en campeonatos masculinos. Si se añaden los Mundiales sub-19 y sub-17, la cosecha aumenta a 30. Con las competiciones de 3x3 son 37. Y con las medallas de la absoluta la cifra total es de 44.

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