De las Cuatro Torres a los gimnasios de la ACB: las otras palancas del deporte español

Las palancas del FC Barcelona se hicieron virales el pasado verano. Tras el cierre del Camp Nou por el covid-19 y con una masa salarial totalmente excedida, el club azulgrana se dejó 582 millones en pérdidas en solo dos temporadas. Un golpe mastodóntico que necesitaba medidas urgentes. La junta de Joan Laporta apostó por vender activos sobre algunos de sus negocios para obtener financiación, para cuadrar cuentas sin renunciar a invertir en jugadores, aunque suponga renunciar a ingresos futuros, unos más ciertos, como los de la televisión, y otros hipotéticos, como todo lo relacionado con lo digital. Todo ello ha traído grandes análisis y comentarios por la suma de sus operaciones, unos 715 millones, pero las palancas del Barça no han sido ni las primeras ni, probablemente, serán las últimas. Así es como el deporte español ha logrado activar ventas extraordinarias en el pasado para cuadrar sus cuentas.

Hace veinte años, su gran rival, el Real Madrid, vivía tiempos convulsos y realizó, quizá, la palanca más beneficiosa de la historia del fútbol con la venta de su antigua ciudad deportiva. También han intentado, con mayor o menor éxito, realizar operaciones extraordinarias de este tipo la Penya, el Estudiantes, el Club Natació Barcelona, el Comité Olímpico Español (COE) o la ACB, que en el pasado entró en el sector del fitness en alianza con Áccura para buscar nuevas fuentes de ingresos. También se puede calificar de palanca el macroproyecto estratégico de LaLiga con CVC. ¿Similitudes o diferencias? En muchos casos han sido simples operaciones de financiación o colocación de activos no estratégicos, sin presencia de un socio industrial que aportara conocimiento para acelerar un negocio, como sí está siendo este último caso.

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Ni Barça ni Madrid se sumaron al Plan Impulso. Florentino Pérez se ha erigido en el gran opositor a esta alianza que inyectará casi 2.000 millones en los clubes de LaLiga. A Pérez no le atrae este acuerdo, pero no es reacio a las palancas. De hecho, fue pionero. Fue el protagonista de la operación urbanística más famosa en el deporte rey. En el año 2001, el club blanco arrastraba una deuda de 162 millones de euros de aquella época, con unas pérdidas de 23 millones en la temporada 2000-2001, la primera campaña con Pérez en la presidencia.

En 2001, Florentino Pérez liquidó una deuda de 162 M del Real Madrid con la recalificación y venta de los suelos de su ciudad deportiva

La entidad necesitaba urgentemente una inyección de recursos para darle vuelta a la situación económica, y Pérez –empresario de la construcción– tuvo un plan: en resumen, proponer la recalificación de 149.000 metros cuadrados en Chamartín, cambiando de uso los terrenos de su ciudad deportiva para que se convierta en suelo comercial y generando lo que se convertiría en las Cuatro Torres, el nuevo gran distrito financiero de Madrid. Con ello, el equipo blanco ingresó 501,89 millones de euros por la venta de las parcelas que ya no iba a necesitar, saneó de golpe sus finanzas y le quedó dinero para renovar el Santiago Bernabéu, construir una nueva ciudad deportiva en Valdebebas y guardarse una parte para reconstruir el primer equipo. En una operación, y tras avalar 147 millones de su patrimonio personal, Florentino Pérez liquidó la deuda y consiguió el impulso para arrancar con la era de Los Galácticos.

El propio club blanco tiene dos palancas más vigentes, pero con una diferencia sustancial: estas operaciones tienen a sus socios involucrados en los proyectos. Providence ha inyectado 250 millones en el área de patrocinios e influyó en la remodelación del departamento, a cambio de quedarse un porcentaje de los nuevos ingresos en este ámbito -al menos ha recuperado ya 87 millones-, mientras que Sixth Street y Legends participarán en el negocio del nuevo Bernabéu. Han puesto 360 millones con los que el Real Madrid salvó las cuentas de 2021-2022, a cambio de un 30% de las ganancias futuras, que se estiman en 150 millones extra anuales con la reforma del estadio.

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Sixth Street también tiene acuerdo con el Barça, al que le compró un 25% de los ingresos audiovisuales procedentes de LaLiga durante los próximos 25 años por 519 millones. Es una operación que en la estructura financiera es un calco del Plan LaLiga Impulso, con diferencias en los porcentajes de ingresos y el tiempo de cesión de los derechos. Pero cuyo gran matiz estriba en el papel del socio. Mientras que el club blaugrana no recibirá ningún tipo de apoyo del fondo para crecer, el plan de LaLiga y CVC sí lleva aparejada una hoja de ruta muy clara con planes y partners estratégicos para cada ámbito, desde digital a matchday, pasando por internacionalización.

Esa macrooperación para el fútbol español suponía un salto al frente respecto a cómo históricamente ya se habían financiado muchos clubes de LaLiga antes de la pandemia: liquidez a corto plazo con la garantía de los derechos audiovisuales del ciclo en vigor, de modo que obtenían calendarios de vencimientos incluso a cinco años cuando la banca tradicional se negaba. Aquí el negocio se lo han ido repartiendo bancos especializados como Rights & Media, Macquarie Bank o 23 Capital. Destacan los 51 millones que captó el Valencia CF, los 30 millones del Getafe CF o los 12 millones de CA Osasuna con el primero de ellos.

'La Penya' tiró al 'real estate' y la ACB al fitness

Fuera del fútbol, el deporte español también ha hecho uso de palancas o, al menos, lo ha intentado. En el baloncesto, el Joventut de Badalona apostó por el inmobiliario. El pasado enero, el club de la ACB vendió los terrenos de Mas Ram por una cifra próxima a los 1,6 millones, entre la venta y la inversión en la mejora de las instalaciones. Tras años de negociaciones, la Penya pudo traspasar estos suelos a un grupo inversor liderado por el director del club de tenis que hacía uso de los mismos, saliéndose definitivamente del real estate.

El proyecto original, creado antes de la burbuja inmobiliaria y durante la presidencia de Jordi Villacampa, tenía como objetivo el alquiler de bienes inmobiliarios, cuyos ingresos recurrentes servirían para elevar el presupuesto del equipo de baloncesto. Una jugada arriesgada que los llevó a presentar concurso de acreedores, al mismo tiempo que Sacresa, tras un intento por poder obtener ingresos extra que le permitieran competir con las secciones de Barça y Madrid, así como los equipos canarios.

En Madrid, el Estudiantes trabajaba durante la pandemia en un proyecto para levantar una ciudad del deporte en la capital española. Su por entonces presidente, Fernando Galindo, anunció en una entrevista con este medio que tenía un acuerdo con el Ayuntamiento de Madrid y un fondo inversor para desarrollar el proyecto. ¿El objetivo? Generar nuevas líneas de ingresos y rebajar la deuda que mantiene con la Agencia Tributaria.

Por último, también cabe destacar otros dos proyectos innovadores. El Club Natació Barcelona tiene en marcha un proyecto de reforma de sus instalaciones, situadas en primera línea de la playa de Sant Sebastià, en el que se ha apoyado en el fondo Green Track para invertir 12 millones. La mitad del presupuesto se destinará a la mejora de las instalaciones, unos fondos que recibirá a cambio de ceder terrenos en el exterior a Green Track para explotar espacios de restauración y ocio, donde destacará un beach club en una de las zonas de playa más transitadas de la ciudad.

Y del ocio a la formación. Antes de la pandemia, el Comité Olímpico Español (COE) tenía entre manos un plan para construir la Universidad del Deporte en Alcorcón, en alianza con su gran socio formativo, UCAM, que desde hace años beca a los olímpicos y paralímpicos españoles.

*Artículo publicado originalmente en 2playbook.com.