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El Atlético no marca en Barcelona y el Madrid depende de sí mismo para ganar la Liga (0-0)
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Messi y Carrasco, los mejores

El Atlético no marca en Barcelona y el Madrid depende de sí mismo para ganar la Liga (0-0)

El Atlético volvió a ir de más a menos en el Camp Nou y deja abierta la Liga tras una magnífica primera mitad en la que no pudo concretar sus oportunidades. Joâo Félix volvió a ser suplente y Messi soportó todo el juego ofensivo de su equipo

Foto: Suárez y Mingueza, durante el partido. (EFE)
Suárez y Mingueza, durante el partido. (EFE)

Ningún equipo salió mas beneficiado del Camp Nou este sábado que el Real Madrid de Zidane. El empate sin goles entre el líder y el segundo clasificado deja una Liga loca marcada por el cansancio a merced de la resistencia de los blancos, que serán campeones de Liga si ganan los cuatro próximos partidos (el primero y teóricamente más difícil, este domingo a las 21:00 horas ante el Sevilla).

Comenzó el Atlético igual que en Elche hace una semana: con presión altísima. Con el campo en sol y sombra, el líder demostró desde el primer minuto la valentía habitual de los primeros 45 minutos y Suárez, en particular, que la amistad con sus excompañeros excluye el terreno de juego, por tiernos que fueran algunos saludos iniciales.

Foto: Leo Messi limpió las telarañas de Mestalla. (Reuters)


Con permiso del magnífico estado de forma de Carrasco, Lemar fue el rojiblanco más entonado en los compases iniciales del duelo; hasta su lesión, lamentablemente, en el minuto 11 (sería reemplazado por Saúl). En el Barcelona, Griezmann era el único que ofrecía intermitentes señales de clarividencia.


Los devotos de Joao Félix (definitivamente un jugador suplente en este Atlético) encontrarían pocos argumentos en la primera parte para cargar contra el técnico argentino, pese a que la primera ocasión clara (de Correa) llegase en el minuto 18, tras una gran jugada colectiva y la incorporación de Mario Hermoso, otro destacado. Salvó Lenglet el posible 0-1. La única oportunidad en casi 20 minutos llegaba por la subida imprevista de un central: un partido muy controlado, igualado. (Casi feo).

El Atlético aprieta

A la media hora, coincidiendo con la salida de Busquets (entró Ilaix) por un duro choque de cabezas con Savic, el Atleti robó un par de balones en la salida culé para poner en aprietos a Ter Stegen. Suárez tuvo dos ocasiones en cinco minutos, confirmando además con algún alarde histriónico que la profunda amistad con algunos excompañeros no le resta un gramo de voracidad. Era significativamente mejor el Atlético en la primera mitad, desactivados Messi y Griezmann por su coherencia defensiva, valiente en la presión el líder para desconectar efectivamente al once de Koeman.

placeholder Los jugadores atienden a Busquets tras su cabezazo. (EFE)
Los jugadores atienden a Busquets tras su cabezazo. (EFE)



En el minuto 40 Messi se inventó una jugada maravillosa desde la derecha, superando a cinco futbolistas rojiblancos, que no terminó en gol por mérito de Oblak. Un recordatorio del poder culé, insuficiente para que en el descanso los comentaristas no pudieran calificar el 0-0 provisional de injusto. El Atleti desbordaba y regateaba mucho más que los locales. Dos minutos después del jugadón de Messi, Carrasco pudo anotar otro gol sensacional, e instantes después Felipe marró un remate solo en el punto de penalti. En la grada, Koeman se levantaba para ir al vestuario con gesto desagradable, pero probablemente aliviado por el empate parcial. El Atlético había salido claramente a ganar el partido (y a terminar con meses de estrés).

Un Barça menos timorato

Al primer minuto, el Atleti cometió un grave fallo defensivo a la salida de una falta y Araújo (de notable actuación) le quitó un gol cantado a su compañero Lenglet. 30 segundos después Suárez probó a Oblak desde lejos. 45 minutos para decidir tres cuartos de esta Liga sin espectadores. El Barça salía al campo con otro semblante y voluntad de posesión. Las bandas estaban ya llenas de suplentes haciendo ejercicio. De Jong dirigía a su equipo y Koke al suyo; el partido se había vuelto a equilibrar tras el descanso; como al principio, pero con más espacios.

Poco a poco, con las líneas adelantadas, el Atlético fue apropiándose de la pelota, más agresivo en los rechaces (sólo el descomunal talento de Pedri le permitía ganar algún balón sin dueño en esa fase). Tuvo que salir Messi de su letargo para que el Barça creara algo de peligro y sacase a relucir su orgullo (remates de Ilaix, primero, y Piqué después; amarilla a Koke con falta envenenada para terminar). Inmediatamente después, en el 66, saltó al campo Joâo Félix (por Saúl, un cambio ofensivo). Quedaban 25 minutos para decidir el campeonato.

El partido empezó a acusar el cansancio de esta era, con cierto caos en la medular, y Simeone metió a Kondogbia (por Correa) para soltar a Llorente ofensivamente en la estelar compañía de Suárez y Joâo: un signo de ambición que no sería recompensada por el destino con un gol. La capacidad atacante del Barça dependió casi exclusivamente de Messi durante todo el partido. (Dembelé entró en el 75 y malograría un cabezazo evidente en el 84 tras un pase soberbio de Jordi Alba).

placeholder Messi y Joao Felix luchan por un balón. (EFE)
Messi y Joao Felix luchan por un balón. (EFE)



Llorente incordió, por supuesto, como interior derecho, mientras en el extremo opuesto un Dembelé fresco ponía a prueba a Carrasco después de que el belga, exhausto, se hubiese matado 80 minutos por su banda. En el Atlético, que seguía siendo mejor a los puntos, su número 7 (igualmente fresco) empezaba a dar signos de una inteligencia superior. El Barça sólo hinchaba el pecho y acariciaba la Liga cada vez que Messi cogía la pelota.

En el minuto 88, el ‘10’ se inventó una falta en un lugar inmejorable y congeló la sangre a millones de atléticos. El disparo se le fue por 30 centímetros. El empate otorgaba al Real Madrid la libertad de depender de sí mismo. Cuando Mateu Lahoz pitó el final, en el 93, Simeone debió de sentir que se le había escapado medio título. A Koeman, tres cuartos, aunque Piqué pareció sincero cuando repitió frente a las cámaras que resulta improbable que el Madrid obtenga los 12 puntos y ellos todavía tienen oportunidades de llevarse esta Liga sin público.

Ningún equipo salió mas beneficiado del Camp Nou este sábado que el Real Madrid de Zidane. El empate sin goles entre el líder y el segundo clasificado deja una Liga loca marcada por el cansancio a merced de la resistencia de los blancos, que serán campeones de Liga si ganan los cuatro próximos partidos (el primero y teóricamente más difícil, este domingo a las 21:00 horas ante el Sevilla).

Diego Simeone
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