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El año en que la televisión salvó al deporte del desastre
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2021, cargado de torneos aplazados

El año en que la televisión salvó al deporte del desastre

El deporte profesional ha logrado esquivar la catástrofe económica en 2020 gracias a las 'burbujas' y los derechos televisivos. El confinamiento ha confirmado además la explosión del documental deportivo

Foto: LaLiga.
LaLiga.

Hace seis meses, cuando el fútbol volvió apresuradamente a la competición tras el confinamiento, la Liga organizó un complejísimo sistema de protocolos para evitar la catástrofe económica: si los partidos no se celebraban y los derechos televisivos quedaban sin cobrar, las pérdidas derivadas de la paralización de la competición podían llegar a los 1.000 millones de euros y poner en serios aprietos a varios clubes protagonistas de un espectáculo que da de comer (se calcula) a 200.000 personas en España.

Termina por fin el año de la pandemia y la industria deportiva contempla con emoción (como tantas otras) la vacunación masiva como único remedio para garantizar que, al menos después del verano, las aficiones regresen a los campos y vuelvan a regar los apurados balances de los clubes: un capítulo significativo en el fútbol de Primera y Segunda, el tenis o la NBA, pero que en otras modalidades (fútbol de Segunda B y Tercera o la liga ACB de baloncesto) coloca a muchas entidades en riesgo de desaparición a corto y medio medio plazo, como vienen advirtiendo sus responsables.

placeholder Celebración (más bien no celebración) del título de Liga del Real Madrid, el pasado mes de julio, en la plaza de Cibeles. (Efe)
Celebración (más bien no celebración) del título de Liga del Real Madrid, el pasado mes de julio, en la plaza de Cibeles. (Efe)

Los peores pronósticos de aquel agitado mes de agosto (con el desgraciado ‘caso Fuenlabrada’ de por medio) no se han llegado a cumplir gracias a las diferentes ‘burbujas’, pero el coronavirus ha obligado a la cancelación de unos Juegos Olímpicos, y la Eurocopa, y Wimbledon por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. Si los Juegos de Tokio logran celebrarse el próximo verano (sin público), el coste adicional para el Comité Olímpico Internacional alcanzará los 1.600 millones de euros. Si la Eurocopa se juega finalmente en junio, la UEFA habrá de desembolsar casi 200 millones más de euros. La Fórmula Uno ha perdido en 2020 más de 700 millones de ingresos. El agujero en la NBA es incluso superior, según medios estadounidenses: 1.000 millones. (Y ello a pesar de la excelente gestión de su fase final).

El caso español

En total, el sector deportivo español ha perdido este año 4.600 millones de euros, según un informe presentado recientemente por la Asociación del Deporte Español (Adesp), la Fundación España Activa y el Consejo Superior de Deportes (CSD). Las dificultades económicas y las tensiones de un calendario al límite de la resistencia física han animado a determinados grandes clubes (como el Real Madrid) a reflotar el proyecto de Superliga Europea de fútbol como rescate de la élite continental en un contexto de cambios en las audiencias y reducción progresiva de ingresos (agravado por el cierre ‘sine die’ de las taquillas y sus beneficios directos e indirectos).

Los cambios en el modelo de venta exclusiva de los derechos del fútbol son inminentes, como demuestra la crisis de Mediapro en Francia, en un ecosistema de plataformas múltiples y dispersión de la atención. Este año de la pandemia, sin embargo, ha sido salvado (en cuanto a la industria deportiva española se entiende) por la televisión: sólo en la Liga española, la conclusión del torneo en julio permitió a la patronal de los clubes recuperar 700 millones.

placeholder Demostración de apoyo al movimiento Black Lives Matter antes de un partido en la 'burbuja' de la fase final de la NBA, el pasado mes de julio. (Reuters)
Demostración de apoyo al movimiento Black Lives Matter antes de un partido en la 'burbuja' de la fase final de la NBA, el pasado mes de julio. (Reuters)

La otra televisión deportiva

Esta primacía de la pantalla en tiempos de reclusión forzosa ha coincidido con otro efecto inesperado de la pandemia (simbolizado por el estreno simultáneo de la serie sobre Michael Jordan, ‘The Last Dance’, en Netflix): la explosión del documental deportivo, un género rentable y globalizado que presenta una potentísima competencia internacional para las plataformas españolas especializadas (como Movistar) y presenta en la actualidad incluso riesgos de sobreoferta.

Si faltaba algo para confirmar la popularidad de los contenidos sobre deporte (y no sólo las competiciones), la serie de ficción ‘Gambito de Dama’ –también de Netflix- ha sido una de las sensaciones internacionales del año del virus, símbolo a su vez de otra explosión paralela y menos comentada: la del ajedrez, probablemente el deporte más beneficiado por la pandemia, que ha registrado un enorme aumento de participación, ventas y seguimiento online de partidas comentadas por especialistas. La tendencia queda oficialmente confirmada por los planes de Eurosport de incluir este juego ancestral en su parrilla por primera vez a partir de este año nuevo.

placeholder Plano de 'Gambito de dama'.
Plano de 'Gambito de dama'.

En toda crisis hay actores beneficiados, como todo el mundo sabe, y el aborrecido 2020, además del ajedrez y los documentales deportivos, ha provocado un crecimiento de deportes más o menos solitarios (y por tanto seguros) como el golf, el ‘trekking’ o el ciclismo de montaña. El deporte profesional, mientras tanto, mantiene el ritmo de crucero para no fallar a las cadenas televisivas que en gran medida lo sustentan. Los Juegos Olímpicos serán el gran banco de pruebas sobre la derrota (o no) del virus: a 1 de enero, Tokio presenta una segunda ola de contagios que ha obligado al país a cerrar nuevamente sus fronteras.

En el mundo olímpico se asumió hace ya meses ya que no habrá espectadores en Tokio y que la Villa Olímpica nipona no será esta vez la reunión fraternal y festiva de superatletas que caracteriza el evento. Los deportistas habrán de limitar su estancia a los días de competición y no habrá fiestas ni jolgorio. El único objetivo es que se celebren, como sea: hay que pagar las facturas, y ello, en 2021, seguirá dependiendo de los ingresos por televisión.

Hace seis meses, cuando el fútbol volvió apresuradamente a la competición tras el confinamiento, la Liga organizó un complejísimo sistema de protocolos para evitar la catástrofe económica: si los partidos no se celebraban y los derechos televisivos quedaban sin cobrar, las pérdidas derivadas de la paralización de la competición podían llegar a los 1.000 millones de euros y poner en serios aprietos a varios clubes protagonistas de un espectáculo que da de comer (se calcula) a 200.000 personas en España.

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