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Premios Oscar 2019: ¿Y si el Hollywood clásico se niega a morir?
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Premios Oscar 2019: ¿Y si el Hollywood clásico se niega a morir?

La Academia ha experimentado cambios esenciales en los últimos años que denotan el choque de dos concepciones de Hollywood radicalmente diferentes

Foto: La ceremonia de los Oscar 2019 se celebra esta madrugada del domingo al lunes en Los Ángeles. (Reuters)
La ceremonia de los Oscar 2019 se celebra esta madrugada del domingo al lunes en Los Ángeles. (Reuters)

La muerte de Stanley Donen un día antes de los Oscar tiene algo de profético, en una edición, la 91, en la que una hipotética victoria de 'Roma' simbolizaría para muchos el fin de la hegemonía de los grandes estudios y, para los más agoreros, el fin del cine en sí. Donen, el último de los grandes directores del Hollywood dorado —pocos emblemas más Hollywood que 'Cantando bajo la lluvia'— desaparece casi a la vez que los Premios de su Academia debaten si coronar en su noche magna una producción distribuida, principalmente, para consumo casero de plataforma, rodada en dos idiomas distintos al inglés y con actores en las antípodas del 'star system', olimpo inalcanzable, empíreo mágico. Los Oscar se desacralizan, para bien y para mal. Y si no es hoy, será mañana, con directores como Scorsese encomendándose a Netflix y compañía para sacar adelante los proyectos rechazados por las 'majors' tradicionales.

[Lista de todos los nominados a los Oscar 2019]

La llegada de las plataformas viene a darle la puntilla a un modelo que, en los años, ha ido sufriendo cambios para acercarse a un público que tiene que repartir su atención, su —escaso— tiempo y su dinero —tampoco andamos boyantes— entre muchos más bolsillos que en la época en la que el cine era hegemónico dentro de la cultura del entretenimiento. Los melodramas monumentales que acumulaban oscars décadas atrás prácticamente han desaparecido y en la cima de la taquilla los superhéroes se han hecho infranqueables, y entre reconocer películas populares pero aparentemente pueriles y cine de autor más modesto, la Academia se ha inclinado hacia lo segundo.

placeholder Los cuatro oscars de Katharine Hepburn.
Los cuatro oscars de Katharine Hepburn.

Como ha escrito Juan Sanguino en un artículo para 'Menzig': "En los 90 [...] las ganadoras recaudaron una media de 1026 millones de dólares (ajustando a la inflación); en esta década, la media está en 158 millones. En los 90, las premiadas a mejor película promediaron un puesto 7 en el ranking de la taquilla mundial, en los 10, un puesto 54. El problema es, sin duda, que a Hollywood ya no le resulta rentable invertir en cine adulto porque al público ya no le interesa".

En los 90, las premiadas a mejor película promediaron un puesto 7 en el ranking de la taquilla mundial, en los 10, un puesto 54

Antes de que en 2016 los miembros con derecho a voto creciesen en más de 600 —hasta los 6.687— con la idea de salirse del patrón de hombre, blanco, y de más de 60 años que imperaba hasta entonces, en 2009 la Academia decidió aumentar el número de nominadas al Oscar a mejor película de cinco a diez —máximo— con la intención de dar cabida a un abanico más heterogéneo, dentro de lo posible, de producciones.

placeholder Guillermo del Toro con los oscars a mejor director y película el año pasado. (Reuters)
Guillermo del Toro con los oscars a mejor director y película el año pasado. (Reuters)

También en 2009 implantó otro cambio, si cabe aún más determinante para la elección del ganador del Oscar a mejor película: el voto preferencial. Una defensa preventiva contra la esperable polarización del gremio que favorece a aquellas películas que ni frío ni calor frente a producciones más incómodas o radicales. Este sistema, que se ha utilizado siempre en el caso de las nominaciones pero que en el Oscar a mejor película sólo se había utilizado previamente entre 1934 y 1945, consiste en puntuar las candidatas de mejor a peor, del uno al número de películas que haya.

Podría darse la paradoja de que la ganadora de premios tan determinantes como mejor dirección y mejor guión pierda el Oscar principal

Los auditores de PriceWaterhouse Coopers reparten las papeletas en distintos montones según el título que aparezca en primer lugar y, a no ser que haya una clara vencedora con más del 50% de las papeletas —en ese caso improbable se declararía ganadora—, la película con menos papeletas queda eliminada y sus papeletas redistribuidas según el siguiente título favorito en la lista. Y así sucesivamente hasta que una de las contendientes consiga la mitad más uno de las papeletas. Un título con más puestos intermedios ganaría a uno con más números uno pero con más detractores. Un sistema conservador para preservar, en la medida de lo posible, ese Hollywood más tradicional. En el resto de categorías el voto es directo —el nominado con mayor partidarios gana, así de simple—, así que podría darse la paradoja de que la película ganadora de premios tan determinantes como mejor dirección y mejor guión acabe perdiendo el Oscar de los oscars.

A pocas horas del comienzo de la gala, con los sobres cerrados guardando el nombre de los ganadores, la página Golden Derby, especializada en predicciones de los premios de Hollywood, sigue apostando por 'Roma' como ganadora. Pero —¡oh, sorpresa!— empatada con 'Ha nacido una estrella', que podría protagonizar el 'sorpasso' en el último momento. Un film que, de entre todos los nominados, es el que más apela a aquel Hollywood que añoran los académicos más tradicionalistas de ese cine en peligro de extinción: por algo es la cuarta versión de la cinta dirigida por William A. Wellman en 1937. El moribundo haciendo una peineta final.

La muerte de Stanley Donen un día antes de los Oscar tiene algo de profético, en una edición, la 91, en la que una hipotética victoria de 'Roma' simbolizaría para muchos el fin de la hegemonía de los grandes estudios y, para los más agoreros, el fin del cine en sí. Donen, el último de los grandes directores del Hollywood dorado —pocos emblemas más Hollywood que 'Cantando bajo la lluvia'— desaparece casi a la vez que los Premios de su Academia debaten si coronar en su noche magna una producción distribuida, principalmente, para consumo casero de plataforma, rodada en dos idiomas distintos al inglés y con actores en las antípodas del 'star system', olimpo inalcanzable, empíreo mágico. Los Oscar se desacralizan, para bien y para mal. Y si no es hoy, será mañana, con directores como Scorsese encomendándose a Netflix y compañía para sacar adelante los proyectos rechazados por las 'majors' tradicionales.

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