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'El conde': un divertido ajuste de cuentas con un Pinochet vampiro y corrupto
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'El conde': un divertido ajuste de cuentas con un Pinochet vampiro y corrupto

Después de ganar el Premio a mejor guion en el último Festival de Venecia, esta comedia negra dirigida por Pablo Larraín ('El club', 2015) se estrena este 15 de septiembre en Netflix

Foto: Jaime Vadell es Pinochet en este cuento satírico y gótico de Pablo Larraín. (Netflix)
Jaime Vadell es Pinochet en este cuento satírico y gótico de Pablo Larraín. (Netflix)

"Estudié en un colegio de monjas tan tradicional que cuando murió Franco se suicidaron tres monjas". Con un humor muy punzante y una fuerte carga política, el chileno Pablo Larraín se vuelve a enfrentar a la biografía con El conde, ganadora del premio a mejor guion en el pasado Festival de Venecia y que se estrena este 15 de septiembre directamente en Netflix. Un cuento satírico, gótico e incluso gore sobre los desmanes y crímenes de las dictaduras —algunas más visibles, otras más sutiles—, protagonizado por un Augusto Pinochet vampírico cansado de vivir. O de no morir, más bien.

Larraín vuelve la vista hacia la historia de su país, como ya hizo con Neruda (2016), después de haberles dedicado películas a personajes de la cultura anglosajona como Jackie Kennedy en Jackie (2017) y Lady Di en Spencer (2021), dos proyectos rodados en inglés con reparto internacional —Kristen Stewart y Natalie Portman— que buscaban el anverso de la imagen pública de dos consortes del poder consumidas por la tragedia y la opinión pública. Ahora, la tragedia se cuenta en clave de comedia, de farsa, de fantasía nocturna que juega con la sangre, la risa y la historia. La historia, con mayúsculas, no solo de Chile, sino del poder, de sus herramientas para perpetuarse, para corromperse, para chuparle la sangre al pueblo, que ya no quiere más revoluciones que la del vecino contra el vecino por un plato de migajas.

placeholder El mítico actor de teatro Jaime Vadell, censurado en su juventud por Pinochet, interpreta a Pinochet. (Netflix)
El mítico actor de teatro Jaime Vadell, censurado en su juventud por Pinochet, interpreta a Pinochet. (Netflix)

"Pinochet se propuso acabar con todas las revoluciones", cuenta la voz en off de Stella Gonet —que al final de la película desvelará su identidad—, con un perfecto acento británico. En el cuento de Larraín, su Pinochet nace dos siglos antes del Pinochet real. Lo hace en París y con el nombre de Auguste Pinoche, un huérfano que acaba en la corte de Luis XVI y al que la sangre de las guillotinas de la plaza Luis XV —qué ironía— le desvela su propia naturaleza, la de un vampiro. Larraín juega con la metáfora para contar el expolio y el sadismo del Pinochet real al pueblo chileno durante los 17 años que duró su dictadura y en los que fueron torturados y represaliados 40.000 opositores, de los que 3.065 fueron asesinados o hechos desaparecer por el régimen. "Lamentablemente, El conde también ha probado la sangre de América del Sur, la sangre de los obreros. No la recomienda. Dice que es agria y con aroma a perro", continúa la voz.

Rodada en un fantasmagórico blanco y negro, en localizaciones tan remotas como la Región de Magallanes y la Antártica Chilena, adonde se ha retirado el dictador-vampiro decadente, huyendo de la justicia —que tampoco es que se esmere demasiado con él—, los casos de corrupción y de sus hijos, que solo buscan "la plata".

El conde recurre al horror y a la belleza para describir ese limbo en el que se encuentra la figura de Pinochet. Construye imágenes de una violencia explícita que contrastan con una búsqueda de lo etéreo, del tiempo sostenido, de una historia de espíritus errantes. A Pinochet lo encarna Jaime Vadell, que en sus comienzos como actor sufrió las represalias del régimen por su postura crítica. Vadell interpreta a un Pinochet desganado, débil, que solo quiere que le dejen desaparecer en paz. Para mantenerse fuerte, debe arrancarle el corazón a sus víctimas y batirlo en un puré sangriento, para habérselo y vivir a costa de la muerte del otro.

placeholder El vampiro caza de noche. (Netflix)
El vampiro caza de noche. (Netflix)

Como mayordomo cuenta con Fyodor (Alfredo Castro, que desde el primer largometraje de Larraín, Fuga (2006), se convierte en su actor fetiche), que busca emular los pasos de su señor. Los dictadores no mueren cuando muere su cuerpo; viven en los ecos del tiempo, en todos aquellos que, periódicamente, los traen de vuelta con sus ideas, su retórica, su forma de hacer política. Ellos perpetúan esa sucesión vampírica, como un mordisco, que contagia la sangre de unos y de otros y les impele a salir de noche a cazar.

En la mansión decadente de Pinochet también aparece Carmencita (Paula Luchsinger), una monja exorcista que actúa como notaria de los crímenes de la familia Pinochet. Una familia que Larraín también pone en el foco, como cooperadores necesarios y beneficiarios frustrados de los crímenes del vampiro.

placeholder Paula Luchsinger es la monja Carmencita. (Netflix)
Paula Luchsinger es la monja Carmencita. (Netflix)

La película arranca con una fuerza desbordante, con un ritmo y una ironía y una potencia de las imágenes rodadas en gran angular que poco a poco van dejándose arrastrar por la languidez y el discurso hablado. Un cambio claramente buscado, puesto que la historia nos lleva a terrenos límbicos porque también hay sexo y hay hambre entre la vida y la muerte, pero que acaba encarándose en las trampas del didactismo. El Conde se vuelve algo estático para finalmente acelerarse y acabar en el enredo.

Pero a pesar del exceso de palabra y la falta de movimiento de su parte central, El Conde consigue encajar ese repaso histórico del legado de Pinochet con una atmósfera envolvente y cautivadora. Una crítica que enlaza con modelos políticos menos revisados y censurados por la historia. Una elegía por esas revoluciones que no serán.

"Estudié en un colegio de monjas tan tradicional que cuando murió Franco se suicidaron tres monjas". Con un humor muy punzante y una fuerte carga política, el chileno Pablo Larraín se vuelve a enfrentar a la biografía con El conde, ganadora del premio a mejor guion en el pasado Festival de Venecia y que se estrena este 15 de septiembre directamente en Netflix. Un cuento satírico, gótico e incluso gore sobre los desmanes y crímenes de las dictaduras —algunas más visibles, otras más sutiles—, protagonizado por un Augusto Pinochet vampírico cansado de vivir. O de no morir, más bien.

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